Simétrico en los resultados, inestable en su baloncesto

Dos no han salido todavía de Vitoria. Sander Raieste, al que no se espera hasta noviembre, y Alec Peters, cada semana con una moratoria en su recuperación. El estadounidense es una pieza clave del engranaje de la plantilla y el vestuario. El más certero de los artilleros triplistas y el que comanda la arenga del equipo antes de salir a la pista. Su baja, indefinida y que en los próximos días debería precisarse, condiciona este arranque de temporada intermitente.

El Baskonia divide su decena de encuentros disputados hasta la fecha en cinco victorias y otras tantas derrotas. Con luces y sombras, claros y oscuros, pero sobre todo un tono grisáceo como el color del parquet del Buesa Arena. Por poner un poco en situación puramente estadística mirando los resultados del año pasado, los azulgranas ganaron 43 de los 76 partidos, lo que supone un 56,58% de triunfos. Superior al equilibrio actual pese a quedar fuera del top-8 en Euroliga (18 victorias y 16 derrotas) y en los cuartos de final de la ACB (24 victorias y 15 derrotas). Queda evidenciado que a nivel de marcadores, los vitorianos necesitan subir el ritmo para cumplir con sus objetivos.

La intensidad, estilo de juego y sensaciones han ido mejorando con el paso de las jornadas. Los de Ivanovic recibieron cuatro varapalos de forma consecutiva, transitando por una primera zona de baches en la que mostraron la vulnerabilidad de una escuadra que todavía no está preparada para salir indemne del continuo caminar sobre el alambre pero que va dando pasos al frente. Es una figura imperfecta, más propia de Miguel Ángel, instigador de los cuerpos inconclusos, que de los minuciosos retratos del mismo Rembrandt. Con datos que sorprenden en la actualidad azulgrana.

El Baskonia es el segundo equipo que mejor rebotea de la Euroliga solo por detrás del Real Madrid. El mejor en capturas en ataque, esa faceta en la que tanto le está costando producir. Su media de puntos es de 72,6. Una precaria anotación que para ganar partidos te obliga a ser un consumado especialista defensivo, algo que todavía no se ha producido pero que no parece tan lejano. Los inquilinos más ilustres de Zurbano solo han recibido más de 80 puntos contra el Fuenlabrada (95-86), con victoria local. 74,8 es el promedio en contra, una cifra loable pese a que los cambios automáticos y los dos contra unos todavía generan desajustes, especialmente en Enoch (tercero más valorado del equipo) o Baldwin.

Junto a Marinkovic, el base estadounidense, sorprendente tercer máximo recuperador de la ACB (1,6, por 3,8 pérdidas), es el que transmite las sensaciones más desambientadas. Melancólico e incómodo por un estilo personal todavía inadaptado al juego que le quiere extraer el técnico montenegrino, paciente con el que está llamado a ser su timonel titular. Cuando el de Nueva Jersey bota se produce la secuencia más repetida. Jugadores abiertos, escaso movimiento de fichas y bloqueos directos que no se traducen en ventajas. Constreñido por las defensas rivales, le queda encomendarse a unas acciones individuales de las que solo Giedraitis está acostumbrando a salir ganador.

El alero lituano es el único jugador que ha alcanzado el 99% de su rendimiento. 33 minutos de media, 20 créditos de valoración en ACB (solo por detrás de Mirotic) y tercer máximo reboteador del equipo, tras Nnoko y Sedekerskis, además de ser la fuente principal de anotación. Ahí donde impera el acierto triplista (el Baskonia es el peor equipo de la Euroliga en este aspecto) y empieza a carburar junto a Fontecchio, pero que no se verá sustentado hasta que el conjunto alavés mitigue sus pérdidas de balón (10 el día que menos; 14,5 de media) y mejore su circulación. En definitiva, tener más alternativas que la de contradecir a Antonio Machado y hacer el camino al correr.