Shields, por su propio camino

La actualidad azulgrana o la inminencia del duelo ante el Maccabi quedan aparcados para explorar el lado más personal de Shields. El jugador azulgrana reconoce que, desde muy joven, «siempre me sentí atraído por el baloncesto». El hecho de que la figura paterna fuera un referente en la élite del fútbol americano no condicionó la decisión a la hora de decantarse por una u otra actividad deportiva, aunque sí que sirvió para establece una serie de pautas de conducta. «Mi padre siempre ha sido un modelo a seguir, alguien que me ha inspirado por el éxito que logró en su deporte y su reconocimiento social», explica un Shields que se sentiría colmado «si yo alcanzara la mitad de lo que consiguió mi padre».

En la guía vital en la que se apoya Shavon Shields, la figura de su madre Senia adquiere también un peso fundamental. Danesa de nacimiento, conoció a Will Shields en la universidad de Nebraska para más tarde forjar una familia en la que imperó la vocación por unir lo mejor de dos mundos; el estadounidense y el europeo. «En verano, veníamos a Europa de vacaciones para después visitar a la familia de mi madre en Dinamarca», rememora el alero baskonista. Aquellos viajes de la niñez le sirvieron para, más tarde, encontrar mejores resortes para la adaptación cuando le tocó abrirse paso como profesional; primero en Alemania, más tarde en Italia y ahora en el Baskonia.