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En una nueva ventana FIBA, Shengelia volverá a hacer un sacrificio desmesurado por acompañar a su país sin dejar de lado a su equipo. Este miércoles ha entrenado a las órdenes de Scariolo, y ha puesto rumbo a Holanda, dónde mañana (19:30 horas) se ... vestirá la camiseta de Georgia. Tras el partido, volverá a Bolonia para el viernes enfrentar al Baskonia en un choque importante para ambos equipos en la lucha por el play off. Y el domingo tendrá que estar en Tbilisi, donde ayudará a su país en el duelo que le enfrenta a Islandia (17.00).
De esta forma, disputará tres partidos con una diferencia de 72 horas y en tres localidades diferentes. Una muestra más de su compromiso con Georgia, que es tercera en la fase de clasificación para el Mundial y deberá ganar los dos partidos para lograr el pase. Un patriotismo que ya ha exhibido en otras ventanas FIBA y que le lleva a hacer unos esfuerzos físicos excesivos para poder cumplir con todas las partes.
Después de seis años en el Baskonia, que siempre ha apostado por no ceder a sus jugadores mientras haya partidos de Euroliga próximos a las ventanas, incluyó en su estratosférico contrato con el CSKA una cláusula que le permitía jugar con Georgia. De esta forma, trató de acallar las críticas que se vertieron en su país por su fichaje con el antiguo equipo del ejército ruso, con el que el país caucásico tuvo un conflicto armado en 2008.
La presidenta del país, Salomé Zurabishvili, reprochó su marcha a un club y a un país enemigo, del que fue el primero en salir con el inicio de la guerra de Ucrania. Estuvo unos meses sin jugar y recaló en la Virtus, dónde todavía no ha encontrado el nivel exhibido bajo la cúpula del Buesa Arena.
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