La semana en la que Ibaka pudo fichar por el Baskonia
En el radar ·
El pívot nacionalizado español entrenó una semana en Vitoria en 2007 pero no hubo acuerdo. A los dos años se fue a la NBA, triunfó y ahora regresa a Europa para reforzar al Bayern de Pablo Laso
En el deporte, como en la vida, se tiende a invocar aquello que pudo ser y no fue. Serge Ibaka forma parte de esta condición en la historia del Baskonia. Un jugador que estuvo en el radar azulgrana, que vino en 2007 a Vitoria a ... demostrar sus condiciones, que convenció a los técnicos y que finalmente no alcanzó un acuerdo para su fichaje. Luego se convertiría en tres veces máximo taponador de la NBA, ganó un anillo y, ahora, está a punto de ser el refuerzo estrella del Bayern Múnich de Pablo Laso. Es la dimensión del pívot congoleño naturalizado español la que lleva a lamentar que aquella posibilidad de haberle visto vestido de azulgrana no se hiciera realidad. Al menos, todavía.
Para el baloncesto, África destila físico, fuerza y músculo. Su superior genética, siempre ideales para el desarrollo de un deporte cada vez más atlético, les abre la puerta de Europa… y la NBA. Hace ya 16 años, el club de Zurbano acordó con la prestigiosa agencia de representación YouFirts una semana de entrenamientos con un joven interior de 17 años y 2,06 metros de altura que acababa de desembarcar en el viejo continente. Una práctica habitual que pudo haberse convertido en una de sus mejores operaciones de su historia del Baskonia.
La propinó Serge Ibaka durante la semana comprendida entre el 18 y el 22 de junio de 2007. El congoleño convenció desde la primera sesión s los técnicos del Baskonia en el Polideportivo de Aranalde. «Era fichable al 100%. Se le veía un físico extraordinario, bestial, y una buena mano», señalan a este periódico fuentes conocedoras del jugador. El Correo estuvo en uno de aquellos entrenamientos. «Tengo cuatro años de contrato con el Hospitalet, pero el TAU es un gran equipo y si en un futuro me propusiera fichar sería un placer», señaló con una enorme sonrisa. Se dejaba querer un adolescente que sabía lo que era dormir en la calle y mendigar por un trozo de pan. Es importante conocer la crudeza de su infancia para entender que finalmente rechazara la oferta.
Nacido en 1989 en Brazzaville (República del Congo), su madre, Amadou Djonga, falleció ocho años después. Cuando tenía nueve, empezó la segunda guerra civil de su país. Emigró a un poblado del norte, sin agua ni electricidad.Volvió a casa casi cuatro años después y su padre, Desiree, fue encarcelado al ser considerado cercano a los dirigentes oficialistas. Su abuela se hizo cargo de él y de sus 17 hermanos. Ibaka trabajó de barrendero y esperaba a la puerta de un restaurante para recoger las sobras de cada día. «Allí, los únicos equipos conocidos son el Real Madrid y el Barcelona», dijo a este periódico en 2007.
Un año después su padre fue liberado y pudo cenar con su familia en la Nochebuena del 2006. Al día siguiente, su hijo Serge partía hacia Europa, después de que Anicet Lavodrama, leyenda de la ACB, avisara a YouFirts de la existencia de «un chico muy bueno». «Llevaroslo», aconsejó. Su caso no era el de un joven africano alto que no había tocado nunca un balón, como era Walter Tavares. Se trataba de un juvenil que había heredado la pasión por el baloncesto de sus progenitores, ambos internacionales con su selección. Su padre todavía le hizo un último favor: le ocultó que su novia se había quedado embarazada para no torpedear su futuro y se encargó de esa primera hija de Ibaka. No se lo dijo hasta que estuvo asentado en la NBA.
Primero pasó por el Prisse Macon francés, pero problemas burocráticos impidieron su inscripción. Entonces recaló en el Hospitalet y vino a probar con el Baskonia. Advirtió que el conjunto barcelonés lo había blindado con una cláusula «alta», pero el dinero no iba a ser un problema. El club vitoriano ofrecía un contrato de larga duración al pívot de 17 años que sus agentes no vieron adecuado. Su idea era propulsarle a la NBA en dos años, y el acuerdo azulgrana le hubiera atado a una alta cláusula de salida. Se quedó en el Hospitalet, en LEB Oro, y al verano siguiente fue escogido en el puesto 24 del Draft de 2008 por los Seattle Supersonics, que traspasaron la franquicia a los Oklahoma. Siguió un año en el Manresa, en su única campaña en la ACB y en 2009 dio el salto a la NBA.
Vista su progresión, el Gobierno aprobó otorgarle la carta de naturaleza para nacionalizarle español. Todavía era un semidesconocido para muchos. El portavoz gubernamental por aquel entonces, José Blanco, confundió su nombre y le llamó 'Ikea'. Un lapsus que pudo ser provocado al ver el nombre completo de la criatura: Serge ballu LaMu Sayonga Loom Walahas Jonas Hugo Ibaka Ngobila.
Debutó con España con el oro en el Eurobasket de 2011, se colgó la plata en Londres 2012 y sufrió el chasco del Mundial de 2014. Desde entonces no ha vuelto a vestir 'La Roja' para centrarse en la NBA. Fue pilar de los potentes Thunder de Durant, Westrbrook y Harden, que acabó como el rosario de la aurora, y las lesiones comenzaron a mermar su físico cuando se proclamó campeón de la NBA con los Raptors de Marc Gasol y Scariolo. Sin hueco en la Liga Norteamericana desde el pasado mes de febrero, busca continuidad de la mano de Pablo Laso, que le dirigió en el Real Madrid durante los meses del 'lockout'. Su debut en la Euroliga le permitirá regresar a Vitoria, donde siempre quedará la duda, ahora utopía, de saber qué hubiera pasado si hubiera aceptado la propuesta del Baskonia.
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