Sekou Doumbouya | Jugador del MoraBanc Andorra
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Sekou Doumbouya | Jugador del MoraBanc Andorra
«Necesité más de un año sin baloncesto para limpiar mi vida»El día que Sekou Doumbouya (Conakry, Guinea; 2000) salió elegido en el Draft llevaba una bandera bordada en cada manga. A la izquierda la de Guinea, lugar de nacimiento, a la derecha la de Francia, país al que se mudó con nueve años junto a ... su madre y sus tres hermanos. «Me siento de los dos. Las fronteras son solo burocracia, pero todos somos humanos», sostiene al otro lado del teléfono. Ahí cambió del ahora jugador del MoraBanc Andorra, la vida del espiritual, políglota, musulmán y amante de la historia. Hoy amaneza al Baskonia con el motor más potente posible: las ganas de reivindicarse. «Mi vida es como una película».
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– Cuéntemela.
– Vengo de África. Nací en Guinea, crecí allí hasta los 9 años y me fui a Francia. Siento que tengo las dos culturas, así que no puedo decidir. Son sólo fronteras y burocracia. Pero al fin y al cabo, todos somos humanos. Guinea es mi país. Cada vez que puedo vuelvo y hago lo que sea por mi comunidad. Campamentos, construcciones, campus… Luego jugué en la NBA, logré muchas cosas. Conocí gente buena a mi alrededor, gente mala. Aprendí la vida por las malas, pero aún tengo 23 años. Todo lo que me ha pasado a esa edad es duro, pero al mismo tiempo es una bendición porque me hace más fuerte.
– ¿Cómo fue su infancia?
– Maravillosa. Cuando creces en África de joven, no ves realmente la lucha y lo que hay detrás. Una vez que creces y vuelves más tarde, te das cuenta realmente de que es difícil. Los padres han trabajado duro por sus hijos. Hacen de todo para mantenerlos. Jugaba al fútbol y era bastante bueno. Marqué muchos goles. Todavía soy bueno de hecho. Soy un verdadero 'nueve' (risas).
– ¿Le gustaba más el fútbol que el baloncesto?
– En mi infancia ni siquiera sabía lo que era el baloncesto. Cuando creces en Guinea, sólo juegas al fútbol. Descubrí el baloncesto cuando estaba en Francia, a los 12 años. Antes de eso, nunca toqué el balón.
– Dicen que lo bordaba en historia y la geografía en el colegio.
– Sí, me gusta todo lo que conlleva conocimiento. Todo lo que pueda hacerme mejor persona. Específicamente, en lo religioso, he aprendido sobre muchas religiones. El judaísmo, el cristianismo, el islam, porque soy musulmán. He estado buscando conocimientos. He hablado con la gente. He mantenido debates. Puede que no lo parezca porque soy jugador de baloncesto, pero me gusta mucho el conocimiento.
– ¿Qué momento de la historia le gusta más?
– Voy a decir el siglo XVIII. En Guinea no se conoce la historia de esa manera. Cuando vienes a Francia, en la escuela te enseñan la historia francesa. El rey Luis XIII, Luis XIV y todo eso me atrapó. Me interesaba mucho.
– ¿Cuántos idiomas sabe?
– Inglés, francés, susu... Sé seis idiomas, pero ahora estoy aprendiendo español. Serían siete.
– ¿Lo conseguirá en un año?
– Nunca se sabe. Tal vez sea más de un año (risas). Estoy aprendiendo lentamente, pero seguro. Me gusta el español y no es muy difícil desde Francia.
– Vamos con el baloncesto. En sus inicios llegaron a decir que se parecía a LeBron James. ¿Demasiada presión?
– Por aquel entonces no me tomaba el baloncesto en serio. Para ser sincero, no me tomé el baloncesto en serio hasta hace dos años. Para mí, tiene que ser un juego. Un lugar al que vas para divertirte. Cada vez que jugaba al baloncesto, no había presión. Para mí, el baloncesto es como una terapia. Cada vez que juego al baloncesto, me olvido de todo. Pase lo que pase, no pienso en el exterior. Sólo soy yo, mis compañeros y el baloncesto. Eso es realmente como una terapia para mí. Me ayudó mucho por todo lo que pasé.
– ¿Cómo fue llegar a la NBA con 18 años?
– Para mí no fue nada. Oía a la gente decir, tienes un gran potencial pero no me daba cuenta. Para mí el baloncesto era algo natural, divertido e instintivo. Algo que Dios me dio. He estado casi dos años sin jugar al baloncesto. Volví a la primera liga de Francia y fui el mejor anotador. Tuve un gran regreso. Ahora estoy en España. Me va bien. Es sólo cuestión de dedicación. Hay gente con talento y creo que yo formo parte de ellos. Ahora me doy cuenta de que hay que trabajar más. Nunca me di cuenta de que era tan bueno hasta hace dos años. Pero en el momento de ir a la NBA no vi todo el bombo montado y todas las cosas que vienen consigo. Ahí hay el baloncesto también son negocios y gente que te rodea intentando aprovecharse de ti. Intentan ponerte en una situación en la que no deberías estar. Todo ese tipo de cosas no lo vi venir porque confiaba en todos los que me rodeaban en ese momento. Creo que eso es lo que más me dolió. Tengo 23 años. Ahora voy por el buen camino y ahora tengo buena gente a mi alrededor.
– ¿Qué le pasó para estar casi dos años sin jugar?
– Me rompí el metatarsiano del pie derecho y prácticamente dejé el baloncesto porque al mismo tiempo se me amontonaron un montón de problemas a mi alrededor y estaba cansado de toda esta mierda. La gente trataba de aprovecharse de mí. Así que me dije, bueno, no puedo ocuparme de todo al mismo tiempo. Tengo que ir uno por uno. Y como estaba lesionado, decidí ocuparme de limpiar mi entorno, mi vida. Necesité más de un año. Fue un proceso difícil, tuve que adelgazar pero ¿adivinen qué? Aquí estoy.
– ¿Cuánto engordó?
– Más de 20 kilos porque estaba haciendo nada. En algún momento, ni siquiera podía caminar porque me dolía demasiado. Así que tuve que esperar a que se me pasara. Y luego, ya sabes, como he dicho, limpiar. Encontrar a la persona adecuada con la que pueda trabajar. Y volver a ello.
– ¿En qué pensaba cuando está tanto tiempo sin poder disfrutar del baloncesto?
– Puedo decir que nunca dudé de mí. Tengo fe en Dios y sé que no le hice mal a nadie. Sólo era cuestión de tiempo que la gente viera qué clase de jugador soy. Creo que la gente tiene ideas equivocadas sobre mí. Y no me importa, porque cuando la gente me conoce, como ahora en Andorra o donde sea, cuando me conoces y hablas conmigo o pasas tiempo conmigo, te das cuenta de que no soy una mala persona. Soy una persona super 'cool', en realidad. La gente va y opina sobre las noticias de redes sociales. Realmente no me conocen. ¿Por qué tendría que prestarte atención? No me conoces, así que no me importa.
– ¿Cómo recuerda la noche del Draft?
– La noche del draft fue especial porque tenía a mi familia. Mi familia estaba allí. Sé que fue una gran parte de mi carrera. También cambió mi vida. Fue especial. No pensé que tuviera suficiente tiempo para apreciarlo en ese momento. Porque te mueves mucho. Tienes que hacer entrevistas en todas partes. Tienes que hacer esto, tienes que hacer aquello. Fue más como un año o un par de meses después de eso, realmente me di cuenta, 'maldita sea, esto sucedió'. Me reclutaron y todo eso. Fue bastante rápido, pero una experiencia divertida.
Sekou Doumbouya is 19 years old...
— Bleacher Report (@BleacherReport) January 8, 2020
That was nasty. pic.twitter.com/mKd9VLsAr2
– ¿Qué se siente al ser jugador de los Lakers?
– Fue muy, muy especial. Sobre todo jugar con LeBron James, Carmelo Anthony, Westbrook, Rajon Rondo... tienes a todos los jugadores a los que solía admirar cuando empecé en el baloncesto. Era una locura.
– ¿Por qué no se quedó en Palencia el año pasado?
– Supongo que fue cosa del entrenador. Puede que no fuera el adecuado para ellos. No lo sé. Como he dicho, la gente elige basándose en lo que ha oído o lo que sea. No se sientan a hablar con la persona. No conocen realmente a la persona. Y yo no le conocí mucho. Ese es el problema. Yo estaba allí. Entreno, hago de todo. Creo que simplemente pensaron que no era lo que necesitaban.
– ¿Cómo fue su fichaje por el Andorra?
– Tuve un par de ofertas. No podía quedarme en Francia y tuve cosas de Euroliga, Eurocup y Turquía. Pero quería ir paso a paso. No quiero sólo jugar 10 o 15 minutos por partido porque estás jugando la Euroliga. Quiero jugar. Quiero tener responsabilidad. Todavía soy joven y no quiero ir demasiado rápido. La Euroliga está ahí. Me estoy tomando mi tiempo. Estoy haciendo lo correcto. Hace casi dos años que no juego. Mi primer partido fue en febrero de este año. Voy paso a paso. Estuvimos hablando con algunos equipos. Algunos decían 'oímos esto sobre ti'. Eso no quiero. O confías en mí o no confías en mí. Si realmente me quieres, nos sentamos, hablamos y me conoces.
– ¿Vuelve a ser feliz?
– Estoy súper feliz, tío. Sólo estar en la cancha jugando, compitiendo por algo... Lo que más me alegra es estar en una situación en la que me siento cómodo. Estoy con gente que confía en mí y me quiere de verdad. No me quieren porque sea un buen jugador. Me quieren porque soy un buen jugador y también como ser humano. No tengo ningún problema con el entrenador. Ningún problema con los compañeros de equipo. Con el fisio. Con nadie. Ese es el tipo de energía que quiero. Sólo estar ahí fuera jugando al baloncesto.
– ¿Hacia dónde quiere dirigir ahora tu carrera? ¿NBA o Euroliga?
– Creo que todo jugador de baloncesto quiere jugar en la NBA. Para mí, si sucede, sucede. Voy a hacer todo lo posible para ser el mejor jugador que pueda ser. Si no ocurre, no ocurre. Seguiré jugando al baloncesto y tener la mejor carrera posible. Quiero jugar al más alto nivel.
– Su caso recuerda al de Musa en el Breogán.
– Es mi chico. Lo amo. Es un gran hombre. La gente a veces, no sé. Supongo que por ser un negocio. Pero yo sólo soy un chico que quiere jugar al baloncesto. Divertirme. No soy una mala persona. No soy un gángster. No hablo mal, respeto a la gente. La gente tiene ideas equivocadas sobre mí. No hablan conmigo. No voy a decir discriminación.... Tienes que vivir con ello.
– ¿Cuándo fue la primera vez en su vida que supo algo sobre el Baskonia?
La primera vez que supe del Baskonia fue por Youssoupha Fall. Le conocí en 2015. Jugamos juntos en la segunda división en Francia. Éramos compañeros de equipo.
– El Baskonia tiene un jugador francés, Luwawu-Cabarrot. ¿Qué le parece?
– Muy bueno. Y jugué con Dante Hall en Detroit. Con los Pistons. Jugadores de mucho nivel.
– ¿Hay alguna cláusula en su contrato que autorice su marcha si le pretende algún grande de Europa?
– Oh… (carcajadas) Tío, no sé si puedo hablar de ello. Tenéis que hablarlo con mi agente.
– La última. ¿Cómo titularía la película de su vida?
– Déjame pensar (silencio). «Se titularía 'El peso de las sombras' o 'Contra viento y marea'».
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