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Ahora que la temporada acelera hacia su conclusión, comienzan a sonar las alertas para los jugadores más rezagados en el seno de la plantilla baskonista. ... Dentro de una línea general de baja consistencia, Pablo Laso cuenta con algunos baloncestistas a los que no puede reprochar nada, otros de los que, para bien o para mal, ya sabe lo que pueden aportar y aquellos a los que sigue esperando. En este último grupo se podría incluir a Khalifa Diop, que comienza a dar apuntes de mejoría, pero también a Luka Samanic. El croata se sitúa ahora en esa tierra de nadie donde confluyen las expectativas por cumplir y el caché del jugador. Es un talento por rescatar antes de que sea tarde.
El jugador nacido en Zagreb es el único refuerzo acometido por la entidad azulgrana con la temporada en curso. Llegó en época navideña como un regalo tardío para Laso después de un tanteo sin consecuencias durante los meses de verano. Que la plantilla precisaba de un 'cuatro' que aportara competencia a Chima Moneke era algo que se intuía desde pretemporada y que fue convirtiéndose en una certeza a medida que las costuras del canterano Ousmane Ndiaye quedaban delatadas y se agudizaba la dependencia respecto a Moneke. La contratación de Samanic era la argamasa para corregir una vía de agua que pareció sellarse durante los primeros pasos del balcánico en Vitoria.
Samanic debutó el 2 de enero ante el Estrella Roja, alzó el vuelo con dos choques notables ante el Virtus Bolonia, Olympiacos, Leyma Coruña y Real Madrid para instalarse rápidamente dentro del centro de confianza de Laso. Sin embargo, el ala-pívot croata ha visto declinar su estrella según avanzaba el curso hasta bajar su producción y presencia en cancha de manera sustancial.
El jugador capaz de sacar partido de una técnica depurada, buscar tiros abiertos y romper defensas en transición es ahora un jugador temeroso del fallo y escaso de confianza. La semana pasada, firmó en Milán los mejores números de un Baskonia pasota en un choque en el que nada había en juego (17 puntos, 7 rebotes y 21 de valoración). En un partido de urgencia máxima en Murcia, 2 puntos y 4 rebotes en apenas 8 minutos. Intrascendente. Se resiente su peso en la rotación de un Pablo Laso que, en su búsqueda de fórmulas para hacer funcionar el equipo, ha asignado a Samanic el papel como 'cinco' secundario con resultados inciertos. Es un cometido poco o nada habitual para el interior de Zagreb.
6,8 Promedios
Es la valoración media de Samanic, que suma 7,3 puntos y 2,6 rebotes por partido.
A sus 24 años, Samanic se juega en Vitoria la posibilidad de encauzar una carrera con demasiados saltos precoces, con marchas tempranas al Barcelona y a la NBA. Firmó con la entidad azulgrana un contrato hasta final de temporada con opción de prórroga por un curso más, una invitación a rendir para ganarse la continuidad. A finales de verano, había roto con un Fenerbahce con el que se había comprometido para volver a empezar en Europa. Estambul y el reto de militar en la escuadra turca parecieron desbordarle y se refugió en el Cibona hasta acudir a una nueva llamada del Baskonia a primeros de diciembre.
Atrás quedaban años de estancias más o menos breves en franquicias de la NBA y en sus equipos vinculados a la Liga de Desarrollo. Samanic sigue en la pelea por experimentar una consistencia de juego que apenas ha logrado acuñar en toda su carrera profesional. Y lo hace en una de las temporadas más tormentosas de la historia reciente del Baskonia. Una ecuación de enésimo grado.
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