El Baskonia, en su apuesta invariable por la innovación, ha puesto en marcha esta temporada una cámara que busca parecidos razonables en la grada del Buesa Arena. Anoche presentó a supuestos clones del actor Luis Tosar y del señor Burns (el de los Simpson), pero ... ninguna imagen hubiera sido más acertada que la de mostrar a los dos jugadores más importantes de la segunda mitad, Rokas Giedraitis y Nikos Rogkavopoulos. 'Rogkas', como le apodan al griego, efectuó ayer su primera velada como sustituto del capitán lituano hasta efectos insospechados.
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Hasta en anotar triples inverosímiles como como varios del jugador de Salónica, forzado y sobre la bocina en dos ocasiones para acabar con un 4 de 6, o desequilibrado y muy alejado de la canasta como en el caso del exazulgrana nacido en Taurage. «Rogka ha sido nuestro jugador más importante del segundo tiempo. Cuando estábamos atascados, salió muy bien en ataque pero también con intensidad defensiva. Todo el mundo ha dado el máximo, pero como él conmigo no había jugado mucho, esto tiene mucho valor», le reconoció un satisfecho Dusko Ivanovic al jugador de 22 años fichado este verano por tres temporadas con el propósito de que realice muchas actuaciones así.
Aunque en verdad, ayer en el Buesa, a los jugadores de ambos equipos solo les diferenciaba la camiseta. Porque si uno tiraba un triple, el otro replicaba. Hasta 72 lanzamientos desde la larga distancia se registraron. Algunos no llegaron ni a tocar el aro y otros sí, aunque lo computaran de otra forma. El mal arbitraje pasó a segundo plano con la victoria. Pero es que el Baskonia podría haber vencido con mayor facilidad de no haber mediado varias decisiones arbitrales extrañas, especialmente en el segundo cuarto.
Lo que era una técnica para Marinkovic, cuyo padre fue árbitro y pocas veces pierde la calma en las protestas, con Nedovic se quedaba en aviso por lanzar el balón con violencia contra el suelo con el juego parado. A Branko Lazic se le permitía empujar a Howard en pleno tiro o practicar algo parecido a lucha grecorromana con Khalifa Diop. El pívot senegalés no tiene suerte ni en eso en este inicio de su periplo en Vitoria.
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Luego llegó cuando Milos Teodosic advirtió a su entrenador que pidiera una revisión en una falta adicional en una entrada a canasta de Sedekerskis. Resulta que el base serbio, verdugo de muchas batallas con la camiseta del CSKA, estaba fuera del semicírculo, con lo que los árbitros rectificaron sin importarles que el timonel se estaba en movimiento. Porque eso no se puede rearbitrar. Se pasó del posible 52-39 al 49-41.
El colofón del segundo cuarto fue un extraño final de posesión azulgrana. Un triple forzado de McIntyre tocó el aro y dejó el balón sin dueño, cuando los árbitros hicieron sonar el silbato para darle el balón al Estrella Roja. Lo que era una primera parte para que el Baskonia encarrilara el duelo con más de 15 puntos de ventaja, se quedaron en 9 que Giedraitis, con tres triples en los dos minutos finales, se encargó de reducir. El silbato sí sonó a falta de seis segundos para darle a Sedekerskis los tiros libres decisivos.
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