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El Baskonia cumplió a rajatabla con los tres cursos de un río. Incontenible en su nacimiento, desbocado, imparable para un Girona con limitaciones manifiestas. Con el paso de los minutos, algo más manso, con tramos rápidos pero menos erosivo antes de acabar desembocando con mucha ... menos energía pero esplendoroso por todo su caudal. Ofensivo, como acostumbra cada vez que actúa bajo la cúpula del Buesa Arena. Si contra el Maccabi batió casi todas sus marcas en la Euroliga, ayer tarde igualó su récord de 19 triples en la Liga ACB conseguido en 2018 en Fuenlabrada (60-110).
Pero igual o más noticiable fue el desempeño defensivo de todo el plantel. No era tarea fácil de nuevo sin Sedekerskis y ante todo un coloso como Marc Gasol. Pero el plantel azulgrana lo bordó. Salió concienciado esta vez y siguió el plan de partido establecido por Peñarroya, que no era otro que desactivar el juego de espaldas del legendario pívot de Sant Boi. El Baskonia le impidió recibir en lo alto de la bombilla o en el poste bajo durante toda la primera mitad con una fórmula nada sencilla de ejecutar. Primero, siendo muy agresivos en la presión al poseedor del balón en el momento del bloqueo del pívot y posteriormente, en la anticipación. Kotsar jugó constantemente por delante del propietario gerundense y Giedraitis y Hommes actuaban de traidores para protegerle la espalda. El resultado al descanso, 53-23, refleja el soberbio rigor defensivo con el que los vitorianos encarrilaron el choque.
Tampoco hubo dique para el torrente ofensivo mostrado desde el salto inicial. Los primeros tres minutos fueron todo un recital de los registros ofensivos de los inquilinos del recinto de Zurbano. Triple de Kurucs tras una sobresaliente circulación de balón con siempre un pase extra, otro de Hommes pocos segundos después de cruzar la el centro del campo, un contragolpe finalizado con sutileza por el ala- pívot estadounidense y juego entre postes para dos canastas de Kotsar. Así, abrió la primera fuga serie (12-3).A partir de ahí, ofensiva total a la defensa catalana con un bombardeo constante de triples liberados. Hasta Giedraitis anotó uno de cinco intentos en pleno bache de juego.
Ocho de los diez azulgranas que participaron en el choque aportaron su granito de arena al récord de triples. Solo Kotsar y Enoch se quedaron fuera. Y por que no lo intentaron. Tampoco quisieron recrearse ante un Girona sin reacción.La buscó en el vestuario, del que salió solo un minuto antes del inicio de la segunda parte y sin tiempo para ejecutar la rueda de tiro rutinaria. Aíto ordenó una defensa a toda pista y obtuvo resultado. 7 pérdidas de balón en ocho minutos, una más que las que el Baskonia había registrado en los actos anteriores.
Entonces, en medio del duelo Enoch-Marc Gasol, los dos con escaso ritmo pero talento a raudales, se pudo ver la importancia de Darius Thompson. El base estadounidense es el Google Maps hecho jugador; siempre te lleva por el buen camino. Peñarroya recurrió a su prolongación sobre la pista tras dos pérdidas seguidas de Henry y el bajón de intensidad del quinteto en pleno parcial de 0-14. Su respuesta fue un robo, una asistencia y un triple. Para el último cuarto faltaba el protagonismo a su pareja de baile.
Como si se tratara de un verso de la Biblia, al séptimo triple, anotó. Así fue la tarde de domingo de Markus Howard, aciaga en el tiro. El público le ovacionó cuando falló el sexto y se vino arriba. El octavo le lanzó desde Abetxuko. Y aún tuvo tiempo para anotar dos más. Otra tarde de récord colectivo. Como los 68 puntos recibidos, la cifra más baja que reciben los vitorianos en lo que va de curso por debajo de los 70 del Bilbao Basket en Miribilla.
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