El año de reválida del gigante Fall

Han pasado ya más de dos meses desde aquel encuentro y poco o nada ha cambiado. Fall ha comenzado la pretemporada entrenando en solitario, tratando de recuperarse de una lesión incómoda y dolorosa. Su recuperación es lenta y se agrava en un jugador de 2,21 metros de altura y más de 120 kilos de peso. Por el momento, deberá esperar y no participará en los dos primeros amistosos del Baskonia.

El francosenegalés, que afronta su segunda campaña en Vitoria, regresa a la casilla de salida en la que se encontraba el año pasado, cuando el director deportivo del Baskonia, Félix Fernández, pedía paciencia con el pívot. «Tenemos que introducirle en nuestro juego. Necesitamos muchas horas de entrenamiento para acoplarle». 12 meses más tarde, esas mismas palabras podrían servir de receta para cuando se reincorpore con el equipo.

Su año de adaptación estuvo condicionado por multitud de factores que no le beneficiaron. Llegaba de promediar 19.3 de valoración en su año de cesión en el Strasbourg francés y, tras las malas prestaciones de Micheal Eric, se hizo con el puesto de titular, donde Poirier había dominado el año anterior.

Las derrotas comenzaron a llegar y el capitán habló claro. «Hay que ajustar cosas con «Youss» (como se refería a Fall). Si queremos que nos ayude, tenemos que ayudarle primero nosotros a él». Solo un día más tarde de esas declaraciones, llegó uno de sus mejores partidos con la elástica del Baskonia. 8 puntos, 16 rebotes, 2 tapones y 21 de valoración frente a Milutinov, uno de los grandes de la Euroliga.

Pero el partido frente al Olympiacos se quedó en un mero espejismo. El francosenegalés fue perdiendo protagonismo con Perasovic y alternó buenos encuentros con otros en los que apenas tenía minutos. La situación tras la llegada de Ivanovic, lejos de mejorar, fue a peor. Su buen final de enero, con dos partidazos ante CSKA (19 puntos, 10 rebotes y 30 de valoración) y el Real Madrid (16 puntos y 3 tapones, con +20 con él en cancha) no le sirvieron para ganarse la confianza de un técnico que le pedía más en defensa.

Llegó al parón relegado al banquillo, con Eric y Diop por delante, y sin apenas oportunidades del montenegrino, que se desesperó en varios partidos ante la indolencia del pívot. Las horas de entrenamiento en grupo que necesitaba para acoplarse, según Félix Fernández, desaparecieron con el confinamiento y al poco de regresar, los problemas físicos lastraron el final de Liga.

No fue en ACB, sino en Euroliga, donde el pívot mostró su mejor nivel, donde el ritmo tan elevado debería haberle perjudicado más. Eso es lo más positivo que se extrae de esa primera temporada de adaptación en la que se ha mostrado incapaz de defender con intensidad sin cometer falta. Algo parecido a lo que le pasaba a Diop en sus primeros años y que espera ir corrigiendo como hiciera el próximo capitán del Baskonia.

Con contrato hasta 2022, Fall afronta la temporada donde debe demostrar si es capaz de soportar la exigencia competitiva de la entidad de Zurbano y ser un pívot que domine e intimide. Es su año de reválida, donde espera dar un paso de verdadero gigante.