El reto de recuperar el rumbo

En el partido de Valencia, en los momentos en que se jugaba todo, Diop erró dos tiros libres seguidos, Dusko sonrió de frustración. A los pocos segundos, el bueno de Ili cometió una de esas faltas evitables que con frecuencia le llegan. Se fue al banco y su entrenador le echó una mirada como preguntándose ¿Qué puedo hacer yo con este chico?

Conocí a Ilimane en Tenerife, a los dos o tres días de llegar de Senegal. Desde hace muchos años un industrial amigo trae a España jugadores de aquel país. Sabiendo que estaba allí, me pidió si le podía entrenar una tarde y así fue. Sus piernas no mantenían su cuerpo, sus brazos colgaban de anchos hombros de forma interminable. Lo que más recuerdo es su cara, sonriente. Más o menos como es ahora, un jugador entrañable.

El jugador llega al Baskonia en el 2013 con 18 años. Su ficha técnica dice que su envergadura (la distancia de sus brazos puestos en cruz) es de 2.41 m. y su estatura 2.10. Solo para tener una referencia: Fall con 2.21 de estatura tiene una envergadura de 2.34. Además, no tiene ninguna deficiencia ni física ni técnica, puede correr, saltar y tirar. ¿Y entonces?

Diop es el ejemplo de una carrera pésimamente dirigida por parte de sus tutores baloncestísticos. Sean quienes sean, no se han preocupado de su crecimiento personal ni deportivo. Solo los aspectos económicos han marcado sus gestiones. Por otra parte, el club tampoco ha estado fino, ni ha obrado con él como antes lo hizo con las promesas que captó. Scola, Splitter o Nocioni se forjaron cedidos a equipos menores. Diop no ha jugado en los largos años los minutos que juega un titular a lo largo de una temporada.

Los jugadores africanos no pertenecen a la cultura de Occidente. No entienden nuestras normas de vida ni la escala de valores que tiene esta parte del mundo. Un estonio o un argentino saben cuáles son las normas y las costumbres de las sociedades occidentales, que no son tan diferentes las unas de las otras. Un africano no, solo aquellos que han pertenecido a la limitada elite de los países africanos se adaptan fácilmente a nuestra sociedad. Lavodrama y Savané son ejemplos oportunos. ¿Cómo van a comprender de la misma manera el eslogan de 'Cultura del Esfuerzo' que pregona Juan Roig un jugador argentino de un senegalés? El primero, si es listo, lo invierte en mejorar su vida y el segundo en buscar un sitio en una patera.

Deseo que Illiame Diop un día encuentre el camino derecho de su vida, se haga cargo de ella y se convierta en el jugador que Dusko Ivanocic sabe que puede ser y que en estos momentos no es.