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Trent Forrest dijo una cosa cierta y otra no tanto el día de su presentación como baskonista. «No tendré problemas para adaptarme», aseguró, quizás demasiado ... atrevido. «Lleva dos meses en Vitoria, por primera vez lejísimos de su casa. Es normal que le cueste», le defendió Pablo Laso al inicio de curso, cuando estuvo inmerso en un mar de dudas. Ni siquiera en los tiros libres parecía un jugador fiable. El lanzamiento era uno de los defectos que se le atisbaban al base fichado para llevar el ritmo del Baskonia. «He trabajado mucho este verano en eso. Lo importante es demostrar confianza», afirmó en su primer día. La faena ha comenzado a dar sus frutos.
El estadounidense que abandonó la NBA (155 partidos) con un 18% en triples es, a falta de ocho jornadas para el final de la fase regular, el segundo jugador de la ACB con mejor porcentaje de tiro desde la larga distancia. Solo Killian Tillie (Unicaja), con un 27 de 47 (57%), supera el 50% de acierto del timonel azulgrana. Ha lanzado 48 y ha anotado la mitad (24). Ayer ante el Girona calcó el porcentaje y dio buena muestra de sus progresos.
En el segundo cuarto anotó su triple más habitual. Recibe con espacio. Pies clavados en el suelo. Arma una mecánica lenta pero segura. Y ejecuta sin levantar apenas los pies del suelo. En esa situación se muestra como un valor seguro y empieza a provocar que los contrarios ya no le floten como al principio de curso. Especialmente en la Euroliga, le incitaban a lanzar. En la competición continental registra un 32%. Pero en las 10 últimas jornadas, el porcentaje aumenta hasta el 38,4%.
Según afirmó el propio jugador a finales de enero, Laso habló con él. Trató de que el miedo a fallar no calara en su interior. Y le pidió seguir trabajando en el tiro. El base cumplió por su cuenta y comienza a complacer también las demandas de su entrenador. Su progresión en el lanzamiento exterior es paralela a la del timón del equipo. Forrest, con otro año más de contrato, volvió a repartir diez asistencias ante el Girona y a mostrar su versión tanto en ataque como en defensa más voraz. El tercer doble-doble del curso, todos ellos este mes, sirvió para que el Buesa Arena le ovacionara con empeño al ser sustituido en el tercer cuarto. Alguno incluso se puso en pie. Fue poco después de anotar su segundo triple de la tarde, esta vez tras bote y sobre la bocina. Acabó con 31 de valoración, su mejor marca como baskonista.
Las estadísticas avalan su primer año en Europa (casi 12 créditos de eficiencia en la Euroliga y 15,6 en ACB) y le sitúan a la par de otros grandes fichajes de timoneles norteamericanos. Y el público, más allá de suspicacias y sensaciones contradictorias en su predisposición defensiva y altruismo, parece empezar a reconocérselo. También Laso lo hizo ayer mismo. «Quizás el (norteamericano) más espectacular en la actualidad sea TJ Shorts, y no os acordáis del primer año de TJ Shorts. Trent ha ido entendiendo cosas que por mucho que te las expliquen tienes que vivirlas», subrayó el técnico.
El gran hito estadístico del encuentro fue el de tapones. Los 12 gorros baten la mejor marca del club en la ACB, los 11 registrados en 1985, en la cancha del Licor 43 de Santa Coloma de Gramanet (92-97). Hall se puso las botas con hasta cinco 'txapelas', dos de ellas a Juan Fernández, el verdugo de la dolorosa derrota de la primera vuelta. El estadounidense contó con la ayuda de Diop (tres gorros al inicio del tercer cuarto) y se quedó a solo un tiro bloqueado de igualar los 6 de Splitter en 2009 ante el Menorca, la mejor marca individual de un jugador baskonista. El récord del club en la Euroliga son diez, logrados el 5 de marzo de 2015 en el Buesa ante el CSKA (74-81).
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