Miller-McIntyre, durante el calentamiento del partido del viernes ante el Palencia Aitor Bouzo

Jugador del Baskonia

Miller-McIntyre, el base que se considera «un lobo» y usa incienso y medita antes de jugar

El nuevo jugador del Baskonia sufrió episodios de ansiedad en la adolescencia, es un «enamorado del budismo» y debuta en la Euroliga tras descender los dos últimos años

Lunes, 11 de septiembre 2023

Codi Miller-McIntyre nació en 1994 en High Point (Carolina del Norte), en el estado en el que se han formado una gran nómina de campeones de la NBA en las últimas décadas. Creció en una escuela militar y vio coronarse a Duncan, Curry e ... Irving. Como cualquier adolescente, les siguió en las redes sociales y empezaron los problemas. «Estaban viviendo la vida de sus sueños y yo me despertaba a las 5 de la mañana», cuenta en una vídeo-entrevista publicada por el Baskonia. El nuevo base azulgrana se obsesionó con ser como ellos a los 16 años, lo que le generó unos episodios de ansiedad que logró dejar atrás con el libro 'The Power of Now' (El poder del ahora). « No puedo controlar cuando eso va a suceder, pero cada año, en cada entrenamiento, tengo que intentar hacer algo para acercarme a ello», se concienció.

Publicidad

La obra del alemán Eckhart Tolle le cambió la perspectiva. Desde entonces, Codi Miller-McIntyre, nombre molón donde los haya para jugar al baloncesto, limitó su seudónimo en redes sociales a las siglas acompañadas de un concepto: 'CMMpatience' (paciencia). Un slogan o«estilo de vida» con el que impulsó una línea de camisetas y sudaderas y que ha seguido al pie de la letra para llegar a la Euroliga. Recién cumplidos los 29 años, ha pasado por ocho equipos europeos, uno por temporada, hasta lograr una oportunidad en la máxima competición continental.

Noticia Relacionada

Por el camino, ha ido labrando una espiritual y meticulosa forma de comportarse como profesional, por sus inquietudes. No tiene ningún reparo en reconocer que sobre la pista cambia su forma de ser. «Me considero un lobo», dice. No se trata de ningún hechizo ni de ninguna voluntad preocupante de convertirse en un animal. Simplemente, un personaje ficticio que se crea para beneficiarse psicológicamente. «Hace unos años decidí que este sería mi alter ego. Estos últimos ocho años en Europa he aprendido a navegar solo y eso también es un atributo de un lobo solitario. Hay algo en ese animal que habla claramente de mí», valora.

De esta forma, muestra un semblante voraz, con una mirada de depredador, un físico portentoso y un estilo de juego agresivo con el balón e intenso sin él. Pero fuera de la pista, su cara es otra. «Soy alguien callado, tranquilo y risueño», se define. ¿Y cómo logra esa transformación en 'lobo' de la que él mismo se enorgullece con humor en sus redes sociales? A través de una rutina de partido especialmente meticulosa e inusual. «Tomo avena o un yogurt y voy a la sesión de tiro. Ahí apenas digo una palabra. Soy bastante silencioso», arranca su relato en una entrevista concedida a la web de la Eurocup en 2022, cuando militaba en el Andorra. «Después almuerzo y duermo mínimo dos horas».

Publicidad

Es al despertar de la siesta cuando arranca con la inusual preparación. «Enciendo incienso en la casa para oler. Hago lo mismo cuando quiero leer. Es un tipo de aromaterapia que me ayuda para concentrar mi mente en el partido», contó. La cosa no acaba ahí. Miller-McIntyre sigue un «proceso de meditación de 30 o 40 minutos» de Wim Hof, un atleta neerlandés un atleta extremo holandés poseedor de 21 Récords Guinness y conocido por su capacidad para controlar su cuerpo incluso a temperaturas muy bajas. «Una vez lo hago, ya estoy completamente concentrado».

Ya en el vestuario, continúa con su concienzudo ritual. «Llegó dos horas antes del inicio en los partidos de casa y los primeros cinco minutos estoy sentado sin zapatillas, solo calcetines. Es como recordarme a mí mismo que debo concentrarme, pero también me recuerda a cuando era niño y a veces jugaba en la calle sin zapatos». Originario de una familia humilde y cristiana, los obstáculos del pasado le empujan en su evolución. «Luego me estiro durante 30 minutos y hago el calentamiento y la rueda de tiro habitual», narra.

Publicidad

Antes de la presentación de los equipos, aún queda la obra final. «Cinco minutos antes, cojo una toalla, me siento en un rincón vacío y me pongo en una de mis pequeñas posiciones de meditación para despejar mi mente y conseguir esa personalidad de 'lobo'», concluye en los medios del club. Todo ello, mientras Howard y Costello leen la Biblia, dejan patente la personalidad y particularidad del vestuario azulgrana.

El Baskonia ha adquirido este verano un jugador inquieto y reflexivo al que le gusta empaparse de todas las culturas. «Nací en un hogar cristiano, pero a medida que crecí empecé a enamorarme de la idea del budismo y el cuidar la mente y el cuerpo». Por ello, ahora se plantea retomar las clases de español que empezó en Andorra y redimirse de los dos descensos que acumula en sus últimas temporadas en el Principado y en el Gaziantep turco. Todo ello sin agobios. «Si nunca llego a la NBA, al final de mi carrera seré feliz porque hice todo lo que pude y simplemente no estaba destinado a ello», reflexionaba ya en 2018 en un medio local estadounidense.

Publicidad

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad