Marcelinho Huertas marca el rumbo del Tenerife desde 2019 con un rendimiento extraordinario. Emilio Cobos
Marcelinho Huertas | Base del Lenovo Tenerife

«Quería ser como Elmer Bennett de grande y al final hemos hecho carreras parecidas»

El exbaskonista, camino de superar a Pablo Laso como el mejor pasador de la historia de la ACB, sigue al máximo nivel cuatro años después de su salida

Domingo, 10 de diciembre 2023, 00:22

Con 40 años, tres hijos y muchos títulos a sus espaldas -solo le falta la Euroliga-, a Marcelinho Huertas (Sao Paulo, 1983) le parece «natural» atravesar Europa de punta a punta (Tenerife-Riga) para jugar un encuentro de la Champions. «Durante los vuelos pierdes la ... ilusión, pero llegas al destino y te sale la mentalidad de jugador», sostiene sonriente. No parece que la de hoy vaya a ser su última visita al Buesa Arena, donde su brújula tantas veces marcó el norte. Todavía a un nivel magistral, desde 2019 orienta al conjunto canario y vive con normalidad la posibilidad de convertirse en el máximo asistente de la historia de la ACB.

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- ¿Lleva la cuenta de todos los récords que tiene?

- Voy viendo las cosas que ponéis porque yo no soy muy consciente. Ahora, cuanto más pase el tiempo, pues lógicamente más cosas habrá. Pero no es algo que esté en mi cabeza. Es consecuencia de todo el trabajo que he hecho en mi carrera.

- Está a 90 asistencias de superar a Pablo Laso como mejor pasador de la historia de la ACB (2.896). Sin lesiones, batiría la marca en primavera. ¿Le gustaría que se parara el partido al estilo americano?

- (Risas) No lo sé, aquí en Europa se lleva de forma diferente y no creo que sería lo correcto. No quiero que lo hagan. Que sea como tenga que ser, pero un récord no puede cambiar el rumbo de un partido en el que seguramente algún equipo se jugará algo. Cualquier parón puede condicionar. Tanto para bien como para mal y no creo que sea lo correcto hacerlo.

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- ¿Alguna vez Laso le ha hecho mención del récord?

- Sí. El último año que estuvo en el Madrid, al final de un partido me vino y me dijo: 'Me ha dicho mi hijo que te defendiera muy bien y que te dejara meter puntos, pero no dar asistencias porque si no, te va a robar el puesto de máximo asistente' (risas). Me hizo bastante gracia la verdad. Laso, de cierta forma, también estará contento en cierta forma de que le supere. Él ha formado parte de mi desarrollo como jugador. Nunca le tuve como entrenador pero sí como adversario en esos duelos Barça-Madrid. Tenemos una historia cruzada, nos hemos enfrentado cantidad de veces e imagino que algo de ilusión sí le hará.

- Elmer Bennett, compañero suyo en el Joventut, se retiró a los 39 años. ¿Fue un poco su primer espejo real de la carrera que quería hacer?

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- Buaaaa. Si me dijeran en aquel momento de tener una carrera como la de Elmer, la firmaba con los ojos cerrados. Era un referente, ver cómo se cuidaba, cómo jugaba con 37 años, la historia que había construido, el tipo de persona que era dentro y fuera de la pista, el cariño que le brindaba la gente… En aquel momento sí pensaba, joe, quiero ser como Elmer de grande. Y fíjate, creo que hemos hecho carreras más o menos parecidas. Cada uno con su estilo y forma de jugar. Siempre hemos tenido una relación muy buena. Me escribió unas cuantas veces en momentos importantes y habla mucho del tipo que es.

- Usted ahora también mima los cuidados hasta convertirse en vegano en 2017. ¿Qué propició ese cambio?

- Lo primero fue pensando en el rendimiento. Pero también en la vida, en la salud personal y en otras circunstancias que creo que son importantes en mi forma de ver el mundo. En fin. Creo que ha sido un buen cambio por lo que estoy mostrando sobre la pista, de poder alargar mi carrera deportiva y por otros temas de principios también.

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Última etapa en el Baskonia

«Hicimos final de la ACB y dos play off de Euroliga. Creo que fueron buenos años»

En activo con 40 años

«Mientras tenga la cabeza y el físico bien, aprovecharé el momento»

El mensaje de Dusko

- ¿Cómo recuerda su primera etapa en el Baskonia?

- Un inicio duro, con muchas lesiones, un equipo casi nuevo… pero fuimos cogiendo confianza y carrerilla y a partir de la Copa hicimos una segunda vuelta impresionante. Llegamos volando a los play off de la Euroliga y de la ACB. Sabíamos que iba a ser muy difícil con el Real Madrid y Barcelona. Fue el primer año que los dos hicieron súper plantillas que ahora conocemos. El Barcelona había ganado la Euroliga con muchísima facilidad. Era fascinante cómo jugaban. Perdieron dos partidos en la ACB y les ganamos tres veces seguidas. Era impensable.

- Dusko Ivanovic no creo que dijera que era «impensable».

- No, no. Todo lo contrario. Cuando eliminamos al Madrid, nos dijo: 'Si hay un equipo que le puede ganar al Barcelona, ese somos nosotros'. Y nosotros nos miramos como… ¿qué dice? Pero enseguida pensabas, igual tiene razón. Porque lo decía con mucha convicción. Le seguimos el rollo y fuimos a Barcelona como que fuéramos los favoritos. Dusko tuvo un papel fundamental más allá de la táctica. El lado anímico nos dio muchísimo para llegar en condiciones de hacer lo que hicimos y seguro que sigue así.

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El récord de Laso

«No quiero que paren el partido si lo supero. El parón puede condicionar»

Veganismo

«Lo hice primero por el rendimiento, pero por mi forma de ver el mundo también»

– En aquella época ya decía que la NBA era su sueño, pero firmó una cláusula de salida de 7 millones en su contrato en el Barcelona.

– Es que el Barça ya tuvo que pagar mucho dinero para sacarme del Baskonia (2 millones). Me hicieron un contrato largo de cuatro temporadas y para que yo no me fuera en uno o dos años y les saliera muy cara la operación pues pusieron esa cláusula. Yo quería ir a la NBA, pero en Barcelona también estaba muy a gusto, en Brasil siempre había deseado jugar en el Barcelona cuando me fuera a Europa, así que lo ví como la oportunidad de mi vida, acepté firmar y cuando acabó, aunque fuera un poco tarde, pude ir también a la NBA. Y encima, a los Lakers de Kobe Bryant.

– ¿Cómo llevó esa falta de presión y competitividad de un vestuario NBA?

– Aquella mentalidad es lo opuesto a lo que existe en el Baskonia y en el Barcelona. A mí me molestaba bastante. Esa es su cultura y por mucho que decía, me enfadaba o intentaba hablar con alguien, era muy difícil que cambiaran su forma de ser. Por mucho que era un sueño, en cierta forma te decepciona la forma de actuar de algunos jugadores. Llegar al vestuario y ver que les daba igual el resultado. Pero es cultural y poco se pude hacer. Y ahora no puedo hablar con propiedad porque estoy lejos de allí.

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Un futuro por descubrir

- En el momento que regresó al Baskonia, estuvo a punto de fichar por el Unicaja.

- Sí. Hablé con los dos equipos. El Unicaja me ofrecía dos años y Baskonia uno. Pero Pablo (Prigioni) forzó mucho para que fichara por dos temporadas y fue lo que me hizo cambiar de idea. Sabía dónde me estaba metiendo y tenía muchas ganas de volver a competir de verdad.

- ¿Cómo califica ese bienio de su segunda etapa?

- Intenso, con muchos cambios de entrenador y jugadores. Muchos altibajos, pero llegamos a la final de la ACB y estuvimos en los play off de Euroliga los dos años. No ganamos títulos pero, visto con perspectiva, fueron buenas temporadas porque estuvimos peleando.

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- ¿El que pierda esta tarde se quedará fuera de la Copa?

- No creo. Llevamos solo doce jornadas y hay muchos equipos en la pelea. Nosotros sabemos de lo que somos capaces y cómo tenemos que jugarle al Baskonia. Si somos fieles a nuestro estilo y estamos bien físicamente, podremos estar donde llegamos las últimas temporadas.

- ¿Qué le mueve cada verano a seguir en activo?

- La ilusión de jugar. Para mí es un disfrute y es como se hace fácil rendir. Mientras la cabeza esté buena y esté bien físicamente para competir a este nivel, aprovecharé el momento porque luego lo echaré de menos.

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- Todos le señalan como futuro gran entrenador. ¿Cómo lleva esa responsabilidad?

- Los jugadores vivimos con una presión constante. Si algún día decido ser entrenador, ya sé la responsabilidad que lleva. Ahí estás siempre en el foco, más que en otras profesiones, pero no creo que sea un problema para mí.

Los dos millones de su traspaso y las lágrimas en su última despedida

El legado de Marcelinho en el Baskonia va más allá de la inolvidable liga de 2010. El siguiente verano acabó con su traspaso al Barça por dos millones, más de lo que dejaron algunos otros que partieron a la NBA. Ese era también el deseo del paulista, tardío debido a la exagerada cláusula de salida del cuadro culé: 7 millones. Regresó a Vitoria en 2017 para competir y emocionarse en su salida. A lágrima viva, le entregó una bufanda a Shengelia para que pudiera lucirla en la Virgen Blanca, algo que el covid le arrebató al georgiano.

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