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Los reduccionismos, o la tentación de escoger una parte para explicar el todo, convocan a la injusticia. El Baskonia ha perdido los tres últimos compromisos oficiales sin remisión -ACB, Euroliga y torneo doméstico de nuevo- por merecimientos ajenos, descrédito propio y unas desconexiones generales que ... abarcan mucho más que señalamientos de culpa concretos. Pero tomando el bisturí cirujano quizá venga a cuento reparar en la importancia de algunas secciones corporales específicas.
Sin afán alguno por condenar a ciertos sectores del equipo como si encarnasen los males colectivos, tampoco parece lógico eludir la parte alícuota que en una semana aciaga (Badalona, El Pireo y Manresa) corresponde a la batería interior del cuadro azulgrana. Con escasa chispa, menos oposición y bastante superada en la sala judicial de vistas. La verdad sea escrita, por mucho que duela leerla.
Los compromisos contra Joventut y Baxi reclaman el megáfono que amplifica las voces discordantes. Al menos las que se refieren a la manifiesta inferioridad de los hombres altos del cuadro que adiestra Dusko Ivanovic con respecto a las de sus homólogos con camiseta verdinegra o roja de fuerte pasión. Para que el claudicante asunto no se reduzca a las impresiones particulares de hinchas o analistas procede recurrir a ciertos datos aclaratorios y concluyentes.
Cierto que las tablas de Excel no terminan nunca de explicar los procesos beatíficos o lo contrario, pero sí contribuyen a despejar un panorama vencido ahora por la inestabilidad atmosférica y la calima difusa. La que, precisamente, envuelve bajo su manto al Baskonia, superado sin argumentos rebatibles durante la última semana larga. Ocho días de hojalata que han deparado una terna de sopapos consecutivos.
Cierto que Baldwin, ausente en Grecia y Cataluña, ha dejado 'viudo' a Granger al frente de la orquesta. Verdad que los tiradores convocados a acompañar a Giedraitis apenas asoman el bracito por encima de la puerta. Pero la afición alavesa interpretaba que el drástico relevo interior (Jekiri, Fall y Diop) por los nuevos Nnoko, Enoch y Costello significarían un salto cualitativo aún por demostrar, reconociendo la baja sensible de Peters y su rodilla preocupante. Pero resulta muy complicado silenciar los números a estas alturas todavía tiernas del calendario en cuanto a la debilidad interior. Y ahí van.
Los pívots del Joventut (especialmente la terna Willis-Brodzianksy-Tomic) derrotaron por 'k.o', a sus pares baskonistas por una mera -ahí es nada- cuestión de talento. Sobre todo, en el caso del 'cinco' croata, quien podría permanecer en activo hasta los cuarenta y seis años si la deriva física del juego no le exigiese de más. Y los dinámicos 'postes' -menuda contradicción- del Manresa sobrepasaron con alegría el listón que debía de imponer el cuadro azulgrana. ¿Datos? Ahí van y que cada cual encuentre un sitio a cubierto. Si la medida interior de un conjunto invoca cifras relacionadas con las anotaciones, los rebotes y la valoración, pues…
Ocurre que Brodziansky, Willis, Birgander y Tomic (Penya) sumaron 49 puntos, 21 rebotes y 52 créditos frente a los 23-14-31 de las almenas baskonistas que forman Sedekerskis (a falta de Peters), Nnoko, Enoch y Costello. O que la fórmula manresana de 42-18-46 tiró faltas por encima de la barrera compuesta por el cuarteto vitoriano (19-13-29).
En términos pugilísticos, todo un arrojo de toalla desde la esquina del cuadrilátero. ¿Responsabilidades sólo de la batería interior? No, por supuesto, que atrapar los escupitajos del aro propio invoca a una responsabilidad gremial. Pero el ocultamiento de la realidad tampoco contribuye a mejorar los temas y resolver los errores.
El grupo añora a Peters, un 'cuatro' moderno que aúna eficacia y estética además de entender la idiosincrasia azulgrana tras un año de (re)poso. Pero ha de vivir con lo que tiene. En este caso, un Sedekerskis empeñado hasta extremos conmovedores en el rebote, la irregularidad de un Costello que muestra clarividencia a la hora de entender el juego, un Enoch que apunta esbozos de esperanza mientras Dusko lo somete a dieta y un Nnoko esforzado que aún ha de mejorar las prestaciones pretéritas de Jekiri. Y, ojo, conste que los problemas 'introspectivos' no explican todos los males.
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