Prigioni, triunfal en los Timberwolves, seguido en el Buesa

Mientras, en el banquillo de los Timberwolves ocupa su lugar Pablo Prigioni, asistente de Chris Finch y una figura respetada dentro de una franquicia en la que ingresó en junio de 2019. El exbaskonista forma parte del laboratorio donde se gesta las estrategias del nuevo equipo de moda en la NBA.

Desde su creación en 1989, los Timberwolves eran conocidos por haber sido la cuna deportiva de Kevin Garnett como profesional, el mismo que más adelante se vería obligado a emigrar a Boston para intentar acercarse a los títulos con los Celtics. Desde su llegada, Prigioni ha vivido esa época de anominato hasta la eclosión presente. Dentro de un cuerpo técnico superpoblado, norma habitual en la NBA, el argentino se ocupa la ahondar en el juego de ataque. Ahora, se trata de un ayudante respetado en una competición a la que llegó ya treintañero como jugador, pero en la que tuvo tiempo suficiente para dejar su impronta como veterano dominador del juego. Lo que de sobras se sabía en Vitoria respecto al argentino, su obsesión por entender el baloncesto con la mente de un director de orquesta, se descubrió más tarde en Estados Unidos. Ahora, se abre camino en una NBA en la que la promoción de asistente a primer entrenador suele ejecutarse con muchos menos prejuicios que en el baloncesto europeo.

Atrás queda aquella mala experiencia como técnico del Baskonia, que arrancó en el verano de 2018 para terminar a finales de octubre de aquel año con su renuncia al puesto. Fue una etapa fallida, pero que no borró su nombre en la lista de preferencias de Josean Querejeta para posibles reposiciones en el banquillo azulgrana. Aunque su estancia como jefe del banquillo del Baskonia fue breve, sus ideas respecto a entrenamientos y rutinas de trabajo eran un soplo de modernidad que el presidente azulgrana 'compró' en su día y que tampoco es descartable que retome en el futuro. Otra cuestión es que el preparador argentino, de 46 años, decida volver a probar en los banquillos europeos.

También seleccionador de Argentina, Prigioni vive ahora inmerso en una eliminatoria en la que los Timberwolves están en camino de dar el gran golpe del año en la NBA tras batir a los Nuggets en Denver por 99-106 y 80-106. Es una de las mentes pensantes que idearon la tela de araña en la que se enredó Nikola Jokic en el segundo encuentro de la serie sin importar la ausencia de Rudy Gobert, baja por tras estrenar paternidad y recién nombrado Defensor del Año por cuarta vez en su carrera. Engrosa el cuerpo técnico que incluso ha superado la lesión de rodilla que sufrió su entrenador jefe Finch a raíz de un choque fortuito con Mike Conley en el cruce con los Suns. En los esquemas de ataque que idea, Prigioni cuenta con un jugador letal al que, quizás de forma descabellada, comparan con Michael Jordan. A 22 años, el escolta Anthony Edwards, 33 puntos de media en lo que va de play off es la gran amenaza del poder establecido que encarnan los Nuggets.