Baskonia-Estrella Roja | 20.30 horas

El Baskonia y su noche para pisar el acelerador

Como los hechos pesan más que las palabras, ese propósito de enmienda tuvo su muestra inicial en el primer encuentro de la segunda vuelta, todavía en 2024. Un encuentro que, aun así, mostró la doble cara de un equipo en ocasiones indescifrable. El Baskonia arrollado en su casa por el París en unos pésimos veinte minutos iniciales dio paso al bloque de las gestas y de las noches mágicas. Entonces fue autor tras el descanso de una brillante remontada contra el equipo de moda de la competición que le daba alas para creer en que lo mejor aún está por llegar. Sobre todo, en que es capaz de jugar un baloncesto de quilates. Ahora le queda seguir demostrándolo.

El calendario le ha deparado que pueda seguir haciéndolo como local, su refugio. Con ese factor a su favor tiene la oportunidad de lograr algo inédito que ilustra la extrema irregularidad que jalona su camino a través de la Euroliga y la ACB. Si derrota al Estrella Roja habrá logrado por primera vez en la temporada tres triunfos consecutivos entre ambas competiciones. Ya lo tuvo en su mano por última vez hace escasas semanas tras batir al Granada y el Maccabi, pero el Panathinaikos volvió a dar un baño de realidad a un bloque que ha sufrido sobremanera a la hora de encontrar la regularidad que cualquier aspirante a la planta noble precisa mostrar.

Para intentar bajarse de una vez por todas de esa particular montaña rusa ha vuelto a un mercado que le ha ofrecido la posibilidad de sumar a una pieza valiosa. El juego interior azulgrana precisaba una baza que pudiera contribuir en la anotación cuando Moneke no estuviera pero que también fuera capaz de sumar físico en las noches complicadas de Hall y Diop. Luka Samanic aspira a ser el nexo que una ambas facetas y contribuya al crecimiento colectivo del equipo a corto y medio plazo.

Aunque también necesita consolidar sus prestaciones defensivas, imponerse en la batalla por el rebote y encontrar la versión más letal de sus estiletes anotadores en los momentos clave. Un trabajo complejo y coral, pero imprescindible para no llegar a las últimas semanas de competición con nada más que el honor en juego.

Su rival, el Estrella Roja, llega a Vitoria como parte de ese nutrido bloque de aspirantes a alguna de las plazas de privilegio en el que también quiere figurar el propio Baskonia. Un plantel a la sombra de los gigantes, pero dueño de ese implacable espíritu competitivo balcánico que le convierte a la fuerza en un adversario rocoso. Su balance, con dos triunfos más de los que atesora el Baskonia, también le sitúa en un escenario de mayor tranquilidad. De la misma forma, el hecho de que aterrice en Vitoria tras sumar cuatro victorias en los últimos cinco encuentros ha generado confianza en la parte rojiblanca de Belgrado. En dos de esos encuentros ha batido a notables aspirantes como el Olympiacos o el Barcelona. En este último caso lo hizo, además, como visitante.

Lo hace en base a la fórmula liderada por Miller-McIntyre, Joel Bolomboy y Filip Petrusev. Basta con observar las estadísticas del equipo serbio en la Euroliga para constatar la importancia de los tres en su juego. El añorado exbase azulgrana, si bien no ha dado continuidad al excelso nivel de finura de su curso vitoriano, se mantiene como un más que fiable director de juego. El interior serbio, también exbaskonista, lidera en su año de consagración continental la faceta anotadora del equipo. Bolomboy, recién recuperado de lesión, aporta el pegamento para que todo funcione. La reciente incorporación de un especialista defensivo como John Brown III eleva la amenaza de la primera prueba del Baskonia en 2025.