Un pívot que intimide para empezar los deberes del verano

Así que, al margen de que Joan Peñarroya mantenga su sitio en el banquillo de Zurbano o venga otro técnico a ocuparlo, al club se le acumulan las tareas pendientes. Y los deberes para el verano habrán de empezar por el fichaje de un pívot con auténtica capacidad de intimidación. Exactamente lo que no ha procurado Enoch, poste de físico imponente, talento ofensivo y severas carencias defensivas que ha malvivido todo el curso un par de marchas por debajo del resto.

Por supuesto que los ogros interiores cuestan mucho dinero y sólo el radar de los equipos más grandes los detecta para sus intereses. Pero el Baskonia necesita alguien que infunda temor en las zonas y contribuya a candar el rebote defensivo, una fuga de agua por la que se ha escapado una buena parte de las opciones vitorianas. Más si la muy notable campaña de Costello, quien posee el tiempo de salto perfecto para taponar tiros rivales, le conduce a alguna entidad fuerte de la Euroliga.

A la entidad de Betoño le aguardan tareas de reposición. Como las que habrá de acometer para sustituir a la pareja de bases, un asunto peliagudo por la calidad irrebatible de Thompson. El estadounidense, debutante en el máximo torneo continental, ha integrado el segundo quinteto de la Euroliga y el primero dentro de la ACB. Le queda un año de contrato, pero el Milán de Ettore Messina lo quiere -y más con su pasaporte italiano- para edificar desde él la rehabilitación de un edificio ajado esta temporada.

Complicado asunto el de relevar con otro timonel de garantías a un director de juego que siempre se recordará en la capital alavesa pese a la nómina histórica de guías de altísimo nivel que han vestido la camiseta azulgrana. Y habrá que completar el ticket de 'unos' con alguien de más enjundia que Heidegger, anotador fácil ante adversarios modestos al que la Europa de la primera velocidad le viene grande.

El Baskonia sabe que puede perder a Thompson recaudando un buen cheque para su tesorería y, en tal caso, no quiere asistir a la despedida de Howard, el formidable tirador -también en el cinco ideal de la ACB- que condiciona para bien y mal el baloncesto colectivo. Una pieza de altísimo rendimiento en ataque, casi a punto por minuto, que otorgaría estabilidad a un perímetro incierto.

Arrancando por Giedraitis, el capitán que acaba su vínculo de tres campañas. Se ha reinventado este ejercicio multiplicando sus aportaciones al grupo, especialmente en el rebote, tras un curso anterior complicado por la presencia de Fontecchio. A la directiva le agradaría su continuidad, pero la alta ficha enreda su permanencia en Zurbano y, en tal caso, la dirección deportiva habrá de pensar en una pieza de cierta ascendencia para cubrir su hueco.

Quedan las dudas en torno a Kurucs, que termina su vínculo, y de Raieste, con una temporada más aún. Y se confía en el seguimiento del convincente Kotsar, aunque un club vendedor como el Baskonia jamás garantiza nada. Lástima el tortuoso paso de Hommes, gran calidad la suya, debido a sus viejos problemas de rodilla. Un 'cuatro' elegante que ha ocupado con más físico el espacio de Peters y que dejará previsiblemente su taquilla al griego Rogkavopoulos.