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Hace unos días leí la noticia de que Santi Aldama, el último jugador español en debutar en la NBA, había anotado 27 puntos y capturado once rebotes. Vi jugar muchos años a su padre en Zaragoza; era un buen pívot. El hijo ha heredado su ... cuerpo. Muy joven se fue a estudiar a Estados Unidos y lo perdimos para siempre.
Es curiosa la convivencia de nuestros jugadores con la gran liga mundial. Fernando Martín fue el debutante en 1986. Sus números no resultaron espectaculares pero su aportación al baloncesto español debe considerarse como determinante. ¡Ya teníamos presencia en la elite de básquet mundial!
Tuvieron que pasar quince años hasta el segundo. Pau Gasol (2001) abrió las puertas, diluyó cualquier duda de los estadounidenses sobre la calidad de nuestros jugadores. Quizás fue quien consolidó allí la certeza de que el baloncesto europeo era fiable. Después aterrizaron Raúl López, que no se afianzó por las lesiones. En cambio, José Manuel Calderón firmó la carrera más dilatada y apreciada por los norteamericanos hacia un jugador que, sin ser una estrella, dio el máximo año tras año. En 2006 llegó Sergio Rodríguez. Le faltaba el físico que exige la NBA. Era muy joven. Si su desembarco hubiera sido dos o tres años después, no habría vuelto, algo teníamos que ganar. En 2008 se produjo el turno de Rudy y Marc Gasol. Nuestro deporte estaba en lo más alto. A los mejores no les costaba trabajo encontrar espacios, sus recitales con la selección les abrían puertas. Me salto a Ibaka, digamos que más conveniencia que producto natural. Aquí empieza a diluirse la producción de talento nacional. Tienen que pasar tres años desde Marc para ver a Ricky Rubio, último capaz de ser determinante en aquella competición. Claver pasó sin pena ni gloria Toda su carrera es intermitente: momentos de jugador estrella y largos oscurecimientos. Mirotic es un caso como el de Ibaka.
Llegado a este momento cambia el camino que encuentran los jugadores para ir a la deseada liga. En 2016 se apuntan al carro de los dólares tres: Abrines y los hermanos Hernangómez. Ninguno de ellos ha sido determinante en el concierto europeo. La NBA tiene confianza plena en el baloncesto de nuestro continente. Valora mucho el talento en el juego colectivo y el estable carácter de los nuestros. ¡Cuánto tiene que ver en esto la familia Gasol! Aquí se acaba la historia sobre la aportación española al mejor baloncesto del mundo.
Este año se ha ido Usman Garuba, un 'alevín' con media docena de destacadas actuaciones en un equipo tan mediático como el Real Madrid. Allí está intentando que le den una camiseta de vez en cuando, ejerciendo de aprendiz. Para mí, las últimas cuatro incorporaciones son solo la consecuencia de las diferencias salariales. Claro que entiendo a los jugadores. La vida les cambia el placer de competir por la seguridad futura. El proceso termina con el caso de Aldama. Crece la costumbre de mandar a los jóvenes más dotados a estudiar a Estados Unidos. El baloncesto español no ofrece alternativas. Aldama es el primer jugador plenamente americano nacido en España.
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