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La máscara de Pierriá Henry puede servir de alegoría fácil para describir las constantes penalidades por las que atraviesa el Baskonia a lo largo de la presente temporada. El director de juego azulgrana rememora los primeros días de pretemporada, «cuando pensaba que podíamos construir ... un equipo campéon después de ver todo el talento que acumulaba este grupo». Parecen recuerdos lejanos, después de una ración ingente de vaivenes extremos; con una lista extensa de bajas por problemas físicos graves, derrotas más que agrias y el correspondiente cambio en el puesto de entrenador. «Por las razones que sean, Dios quiso que llegaran las lesiones, que pelearon contra nuestro deseo de construir una química de equipo y de mantener nuestro espíritu alto», subraya solemne.
Cayeron primero Jayson Granger y Patricio Garino. Velimir Perasovic cedería su puesto a Dusko Ivanovic y los percances físicos seguirían sucediéndose con el propio Pierriá Henry o Luca Vildoza como protagonistas. Mientras, Nik Stauskas firmaba la renuncia como paso previo a su operación de rodilla, su pesadilla física durante su corta etapa como azulgrana. «Hoy es el día que todavía estamos incompletos. Han llegado dos jugadores (Dragic y Christon), yo acabo de volver y todavía estamos esperando a Luca».
Henry puede enumerar contingencias y adversidades, pero se niega a liquidar antes de tiempo una campaña marcada hasta el momento por los sinsabores. «No hemos perdido la esperanza. Todavía estamos vivos en dos competiciones. Todo lo que hemos vivido demuestra lo duro de la mentalidad de este equipo, que va a seguir luchando sin importar las adversidades que se nos presenten».
Todo anhelo de mejora debe confirmarse con resultados. Urge recuperar la cadencia ganadora en la Euroliga después del varapalo que supuso la derrota en casa ante el Zalgiris. «Creo que perdimos el paso en aquel partido por estar tan preocupados por la clasificación y por el número de victorias que necesitábamos para llegar a los play off», razona Henry, que también arroja luz sobre lo mucho que pesa el recuento de 9 victorias y 16 derrotas en el torneo continental. Es justo ese balance el que el jugador estadounidense recomienda dejar mirar. «Necesitamos centrarnos en el momento».
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