Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
El culebrón de la destitución de Peñarroya, consecuencia de un bache de resultados, culminó ayer con la confirmación de la llegada de Dusko Ivanovic, una posibilidad aireada desde hace días y que circulaba en las calles. Siguiendo su tradicional discreción, el club no ha dicho ... nada hasta cerrar el acuerdo. Al final, tanto el técnico como la institución azulgrana abordan un reencuentro complejo. Ambas partes son conscientes de lo ocurrido en el pasado. La relación llega un poco mustia y solo la pasión del montenegrino y la imposibilidad de encontrar otro profesional de garantías han deparado una cuarta etapa.
Me pregunto qué pensarán los miembros de la plantilla azulgrana. Supongo que el Baskonia no habrá caído en la tentación de consultar a los miembros mas prestigiosos del grupo sobre qué hacer con el técnico, una manía institucionalizada en otros grandes clubes. Los jugadores, mucho más profesionales en los últimos años y con contratos elevados, dejan pasar el tiempo viendo cómo el dueño del banquillo sufre. Miran para otro lado. Unos, generalmente a los que les va bien, le dicen alguna frasecita, que el 'enfermo' agradece de por vida. El resto, mera indiferencia.
La situación me lleva pensar sobre lo difícil que es la relación de los entrenadores con los clubes. Ni los más prestigiosos y reconocidos están libres de los celos, las envidias y las incomprensiones de alguien del club. Lo curioso es que, muchas veces, tales incomprensiones no vienen de los presidentes, sino de esos mandos intermedios que viven el día a día. El mejor ejemplo de esta situación fue la salida de Pablo del Madrid.
A los entrenadores también les acechan los jugadores como grupo de presión. El caso más reciente es la marcha de Jasikevicius del Barcelona. Otro factor determinante es la relación de los deportista, utilleros, fisios y directivos y todo tipo de acólitos al club con la prensa autorizada. Vitoria es una excepción, o por lo menos yo tengo esa sensación. Ocurre que la ciudad es pequeña baloncestísticamente hablando y solo existe el discreto Baskonia. Puedo contar como anécdota que en mis tiempos, entrenando fuera de Vitoria, dejaba caer un nombre ficticio de un americano a fichar y en ocho horas salía la noticia, lo que me servía para avisar al presidente de sus compañeros de viaje. El entrenador tiene que saber que todos los que le rodean son potenciales enemigos o por el deseo de suplantarle o por navegar a favor de la puntual corriente.
La incertidumbre se despeja con el cambio de timón. Peñarroya se va de Vitoria con su prestigio intacto. Se sentirá liberado de un peso que, a buen seguro, le estará afectando en su vida privada. En unos meses se le pasará el cabreo y seguirá su camino en una profesión bien pagada. Una vez que se calmen las aguas, el Baskonia reflexionará sobre la idoneidad de su plantilla, recuperará efectivos de la enfermería y remontará en una temporada que todavía tiene muchísimo recorrido.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.