Llegados a estos momentos de la temporada, y aún sin haberse disputado ningún título, los más adelantados elucubran sobre lo que serán los equipos de Euroliga en su próxima edición. No existen muchos motivos para esperar grandes acontecimientos. El baloncesto europeo está muy tocado. Los ... jugadores importantes, en su mayoría, están en declive. Nada comparado con la NBA, donde las nuevas incorporaciones ilusionan al público para la siguiente temporada mucho antes de acabar la actual. En nuestro continente, no se avecinan debutantes que puedan sorprender, solo alguno que venga de otra parte del mundo.
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Si reflexionamos sobre la temporada que está por terminar, quizás sea Sedekerskis el que más ha crecido. Curioso es que solo dos jugadores de la Euroliga hayan nacido en este siglo, Bolmaro del Bayern y Jokubaitis, del Barcelona. Las causas de esta situación son diversas: clubes temerosos de sus públicos, agentes más pendientes del inmediato rendimiento económico que de una visión de futuro y padres que, descentrados por el talento de sus hijos, toman decisiones precipitadas. Los chicos, que por inmadurez suelen opinar poco, tienen demasiada gente a su alrededor.
En la trayectoria de los jugadores con talento solo existe un parámetro que les ayude a consolidar su maduración deportiva. Los minutos de juego acumulados son la única fórmula segura con la que se puede formar un jugador. Algunos ejemplos: Juan Carlos Navarro debutó con el Barcelona a los 20 años y en esa temporada ya disputo 333 minutos. Llull, en su etapa madridista de los 21 a los 23, acumuló 1384. Sedekerskis ha necesitado 6 temporadas para sumar 2070, una media de 345. Este y no otro es el motivo de su tardío crecimiento.
Tal circunstancia retrasa la explosión de los jugadores y alimenta el envejecimiento del plantel general. La falta de jugadores con experiencia lleva a los clubes y a los entrenadores a desconfiar de los jóvenes. Se ponen en manos de veteranos que, en la mayoría de casos, ya han dado lo mejor de sí mismos. Comprometen el presente y el futuro de sus equipos. Tenemos algunos casos extremos: Calathes, el veterano base que en tantos equipos ha jugado, acumula entre sus 26 y 34 años 7754 minutos.
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En Euroliga se alinean una veintena de jugadores del 89 o antes. Son demasiados. Por contra, solo media docena están por debajo de los 25 años. La situación tiene difícil arreglo, la NBA amplía el número de fichas por equipo a 17 y crea una liga paralela de jóvenes, ya con sustanciales sueldos legales y en la que creo que están inscritos una decena de nuestras mejores promesas. Una solución podría ser que los clubes arriesgaran con contratos más largos e incorporaran en los cuerpos técnicos entrenadores dedicados a la enseñanza para hacer crecer a los jóvenes. El asunto es más de vocación que de tesorería. ¿Como puede entenderse que Juan Ñúñez abandonara al Madrid por jugar muchos minutos en el equipo alemán que ganó la liga pasada?
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