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El viernes tuve una magnífica velada baloncestística. Primero vi la victoria del Baskonia y a renglón seguido la del Partizan frente al Madrid. Los dos encuentros tuvieron similitudes: los ganadores no dejaron ninguna duda, mostraron con nitidez sus estilos de juego. Los azulgranas, un baloncesto ... abierto, de guerrillas, deseoso de que los contrarios sucumban a la música del correcalles. Los serbios, todo lo contrario. Para ganar se pintan la cara y se van a la ciega brega de destruir al contrario.

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Fenerbahce y, sobre todo, Itoudis hicieron una mala lectura del partido. A los alaveses hay que castigarlos con ataques largos, pacientes, provocadores de faltas, consecuencia de lo cual su ataque pierde efectividad. Hace unos días, Ivanovic insistía a los suyos a grito pelado jugar con paciencia. Lo hicieron y los números baskonistas desde el triple fueron singularmente pobres. Quizás a los turcos les falten jugadores netamente defensivos. Al gran Calathes le pesan un poco los 34 años y quizás su talento ofensivo no sea ya suficiente.

En la victoria baskonista destaca sobremanera el minutaje de sus jugadores. Mucho tiempo en el campo para los jugadores de referencia, pero ¿quién se atreve a quitar a gente tan inspirada? El partido de Marinkovic, con sus 35 puntos, y el 28 de 28 en tiros libres son la anécdota y el motivo de tan brillante victoria.

Después de pasarlo tan bien, vi con detenimiento el Partizan-Real Madrid. Los blancos son todo confusión. Jugadores muy buenos que no tienen claro el color de la camiseta que lucen. Juegan su partido, meten auténticos canastones, pero ni el momento del choque, el del marcador o las circunstancias del juego entran en sus cálculos. Hezonja o Musa hacen en su equipo lo que el año pasado hacía Wade Baldwin en el Baskonia: mostrar un talento individual que resulta poco rentable para el colectivo. Enfrente, los destruyó quien me atrevería a decir que es el mejor entrenador europeo de todos los tiempos. Observando la actitud de sus jugadores, tanto en el campo como en el banquillo Obradovic se maneja como un tipo singular, más atemperado en la dirección que en tiempos pasados.

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La meta de los play off está cerca para el Baskonia. Sería doloroso quedar fuera en los últimos compases. La forma de comportarse del grupo de Peñarroya permite soñar en cualquier cruce que les pueda tocar.

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