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El Baskonia se plantea seriamente finalizar su deteriorada relación con Joan Peñarroya. La derrota de ayer ante el Zalgiris (82-99) ha sido la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de la cúpula del club, decidida a sumergirse en la siempre delicada ... labor de encontrar un entrenador de garantías con la temporada en marcha. La confianza de la entidad que preside Josean Querejeta en el técnico catalán comenzó a dañarse tras el batacazo del curso pasado en la Copa del Rey, se rompió por completo tras la temprana eliminación liguera y el mal inicio de curso no invita a reconducir la situación.
Según las fuentes consultadas, la entidad considera necesario acometer un cambio de timón. Entiende que los males del equipo no se solucionan con el mero fichaje del base prometido, que sigue sin llegar y al que todavía habría que otorgarle un periodo de aclimatación. La palpable dinámica menguante del equipo y la sensación de un público desconectado son los principales síntomas de preocupación más allá de los resultados. Porque hasta la fecha, los de Peñarroya suman más victorias (5) que derrotas (4), aunque los traspiés en la Euroliga han sido de gran envergadura.
En el club reparan en que el inicio del calendario continental era favorable para asentarse en la zona alta. Un Real Madrid diezmado sin Tavares y Deck, un Alba Berlín endeble y una doble jornada en casa ante el Zalgiris y el Bayern era una oportunidad para empezar con buen pie. «Han sido mejores», reconoció Peñarroya tras las derrotas de esta semana ante dos conjuntos que no figuran entre la nómina de clubes que triplican el presupuesto azulgrana. La fase regular de Euroliga, la competición predilecta de las altas instancias vitorianas, es implacable y desconectarse de los puestos de play off desde el inicio es el temor insoportable para los dirigentes, acostumbrados a realizar un cambio en el banquillo en el mes de noviembre.
Aunque para entender los motivos por los que el futuro del entrenador en Vitoria está en la cuerda floja hay que retrotraerse hasta el final de la temporada pasada. Peñarroya no alcanzó los objetivos estipulados en su contrato para lograr su extensión hasta junio de 2024. Una vez eliminado por el Joventut, ambas partes eran libres para negociar. Y en la primera conversación, el club dio mus. Mantuvo al técnico veintitrés días en la recámara. Buscó un nuevo entrenador y realizó varias ofertas, entre ellas la ya reconocida por Luca Banchi, ahora en la Virtus. Sin embargo, todos rechazaron.
Entonces, el club se focalizó en todo lo bueno que había logrado el preparador de Terrassa. Un público entregado, un juego entretenido y una plantilla satisfecha con el trabajo del técnico, ídolo en Andorra, Burgos y apreciado en Manresa y Valencia, que le ofreció renovar antes de que el técnico se comprometiera con el Baskonia en junio de 2022. El Buesa Arena lució el mejor aspecto en muchas temporadas el año pasado. El club le ofreció continuar un año y el técnico, pese a conocer todo lo que había detrás, aceptó lo que bien podría ser la crónica de una muerte anunciada.
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La posición del técnico quedaba debilitada y con el agua al cuello desde antes de iniciar la competición. En el seno del club no gustaron sus declaraciones en su primera intervención ante la prensa y le apremiaron a cambiar un discurso en el que no parecía conforme con la confección de la plantilla, incompleta, sin base principal e inexperta. Con la llegada de los partidos han ido apareciendo numerosas vías de agua en su barco. El bajo nivel individual de pesos pesados como Costello, Marinkovic, Howard o Kotsar no le han permitido salir a flote y el flotador de la confianza del público también parece pinchado. Después de la algarabía de los conciertos ante el Bilbao Basket y el Real Madrid, la noche que mejor ha competido el equipo, la afición murmuró, pitó y lució apática en los choques ante el Bayern y el Zalgiris.
Peñarroya es el primer baskonista que percibe que el equipo sigue anclado a la casilla de salida. Aunque, al menos públicamente, no realiza un diagnóstico certero. «Debemos mejorar nuestro estado anímico, no sé por qué estamos tan tristes o negativos», valoró ayer antes de hacer una llamada a la calma. «En el deporte la paciencia no existe, pero los que estamos dentro debemos crecer desde ahí». En las oficinas no parecen compartir su visión. El Baskonia solo ha logrado una victoria convincente en lo que va de curso, ante el Bilbao Basket, en la también influyó el demérito ajeno. «Hemos bajado los brazos muy pronto», reconoció aquel día Ponsarnau. Aunque más allá del titubeante inicio, son los males del pasado los que apuntan a que Peñarroya sea destituido por primera vez en sus 17 temporadas en los banquillos.
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