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Las tortillas están sobre servidas. ¿Recuerdan la ruleta rusa a la que se enfrenta Karlos Arguiñano en la primera escena de 'Airbag' (Juanma Bajo Ulloa, 1997)? Pues la situación es parecida para el Baskonia. Con la salvedad de que todos los hongos de ... la cesta del CSKA son letales, en lo que al talento baloncestístico se refiere.
Deberá tirar la mesa y cambiar el menú el equipo alavés. Porque siguiendo el guión tal y como está escrito, no hay por donde hincarle el diente a un ejército ruso armado hasta los ídem. El todopoderoso Real Madrid de Laso no tuvo opción de vencerles hace una semana. Hackett, De Colo, Hines, Higgins, Clyburn, Peters, Hunter... Ahora regresa Sergio Rodríguez tras haber parado unos días por precaución ante una posible lesión en la ingle. «Es un equipo con mucho talento individual y capacidad atlética. En especial sus exteriores. Sus grandes no son tan grandes -rozan los dos metros-, pero sí son muy atléticos. Esa potencia física y ese talento ofensivo les lleva a anotar muchos puntos. Es complicado jugar con ellos; porque pueden tener malos momentos, pero luego vienen rachas en las que en poco espacio de tiempo meten muchos puntos. Entonces esas crisis en su juego ya no importan. Muchas veces es imposible porque tiene tantos jugadores de capacidad individual que es muy difícil hacerles frente. Tenemos que defender con mucha dureza y espíritu de equipo para hacerles frente», señaló Velimir Perasovic.
Así que para evitar lo que podría presuponerse -aunque en el deporte no hay tal cosa-, el Baskonia deberá defender más, y mejor, y atacar mejor, pero quizá menos. Lo explica el técnico croata: «El CSKA es el equipo con más posesiones por encuentro junto a nosotros. Jugamos a un ritmo muy alto y eso lleva los partidos a marcadores elevados. No siempre hay que correr. Aunque nuestro juego sea ese. Contra Efes nos faltó algún ataque más pausado».
Porque correr por correr, con la bala siempre presionando para abandonar la recámara, es tan peligroso como jugar a la ruleta rusa. O más. «Es básico defender con consistencia y sobre todo no recibir canastas por despistes. El otro día, en Estambul, nos hicieron 15 puntos en contraataques de uno contra cero. Fueron por perder balones. Por precipitarnos y correr demasiado en ataque. Y eso no es un problema defensivo, lo es del ataque. Recibir muchas canastas no siempre es sinónimo de una mala defensa. Lo que tenemos que ser es consistentes. Defendemos muy bien a ratos y luego perdemos la concentración. Tener consistencia es lo importante. En especial contra conjuntos que anotan mucho por 'tricks'; es decir por destellos de calidad, por castigar despistes».
A limar esos detalles en los que los azulgranas no han estado finos esta temporada es a lo que se ha dedicado el técnico durante el parón de selecciones del pasado fin de semana. «Cuando teníamos ese ritmo frenético de partido cada dos días no había tiempo para trabajar y meter cosas nuevas. Esta semana sí hemos podido introducir algunas ideas y trabajar un poco más. Eso siempre es bueno para el equipo. A ver cómo nos sale ahora en el campo».
«Ha sido muy importante reconocer a los jugadores y saber sus virtudes y debilidades para tratar de sacar a la luz las primeras y ver cómo esconder las segundas. El equipo tiene mucho margen de mejora defensivamente. Mañana -por esta tarde- meteremos algunas novedades en ataque y algo nuevo en defensa. Espero que sea para mejor», señaló el preparador de Split, que pide paciencia -«quedan 20 partidos todavía»- y confianza en que los objetivos todavía son alcanzables. «No hay nervios en la plantilla. Es más la presión externa, esa que lleva a que parezca que se acaba la temporada por perder un partido. Necesitamos una racha buena para meternos cerca de los ocho primeros. Tampoco estamos tan lejos como para estar nerviosos a ese extremo. Lo importante es que el equipo mejore y los resultados llegarán», sentenció el croata.
Así, que esta tarde (20.30 horas) habrá que pedirle la barra de pan y la botella de vino a Itoudis. Como hace Arguiñano en su ruleta rusa de revueltos de Amanita phalloides. Cuestión de carácter. «¿Abandonar yo? Tú estás loco. Yo he venido a jugar. Tengo palabra y no abandono», respondía el cocinero guipuzcoano mientras tragaba el supuesto veneno y todos le intentaban hacer creer que era imposible salir con vida de su arriesgada apuesta. Con el Buesa lleno puede pasar cualquier cosa.
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