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No descubrimos la pólvora al señalar que el Shavon Shields de las últimas jornadas se parece poco al de principio de temporada. Será la ... adaptación. Será que el codazo de Toupane en la segunda jornada de Euroliga, además de noquearlo ese día, frenó en seco su progresión y necesitó un tiempo para que se todo volviera a su sitio. Quizá es la necesidad. La falta del referente de Shengelia en la pista, que ha llevado a casi todos -especialmente a Voigtmann- a tener que asumir más responsabilidad.
Sea lo que sea, Shavon Shields está firmando una segunda vuelta de Euroliga de un altísimo nivel. En los seis encuentros disputados desde que se lesionó el capitán, el danés juega una media de casi 30 minutos. Tampoco está Garino. Ni Sedekerskis. Así que no le queda otra. Y como ha pasado en el perímetro, en el que Huertas está brillando con la baja de Granger, el jugador ha sabido jugar a la perfección sus cartas para convertirse en uno de las preferencias de Perasovic.
Los números avalan al de Kansas, pero es sobre todo su actitud en el campo. Esa sensación que transmite de que 'voy a pasar por ahí y lo sabes'. El jueves, contra el Maccabi, dio todo un recital. Pura energía. Potencia ofensiva y músculo que le permite rebotear en ambas zonas y esfuerzo solidario para no dejar de defender en ningún momento y repartir hasta tres asistencias.
No atrajo los focos como Voigtmann -el puntal azulgrana hasta que se vacíe la enfermería-, Hilliard -cuyos fogonazos son cada vez más intensos y constantes- o un Vildoza más anotador que el curso pasado, pero fue el que más estuvo en cancha para sumar 13 puntos y 6 rebotes que le llevaron a 20 créditos de valoración. Perasovic ha encontrado la versión de dos metros de Janning. Escolta y alero parecen cortados por el mismo patrón. Estarán más o menos acertados de cara al aro, pero la entrega y el sacrificio son innegociables. Primero el grupo, luego la persona.
En la presente Euroliga, en la que solo se ha causado baja en una ocasión, Shields promedia 7,9 de valoración con 8,2 puntos y 2,9 rebotes de media. Sin embargo, en la segunda vuelta, en los seis último encuentros, que coinciden con la ausencia de Shengelia, sus números se han disparado. La valoración ha crecido un 48% hasta los 11,6 créditos por noche. La anotación se va a los 11 puntos, atrapa hasta cuatro rechaces y asiste el doble que antes.
Es obvio que disfruta de muchos más minutos que cuando se cambió el entrenador. Los primeros días con Perasovic calentó banqueta de lo lindo. En la jornada 8, la primera de la tercera etapa del croata en el Baskonia, Shields jugó 7 minutos y 35 segundos. Once semanas más tarde, cuando se volvieron a medir a los italianos, su reloj marcaba 35 minutos y 27 segundos al término del encuentro.
Puede que no sea elegido MVP de ninguna jornada. No hay estridencias en su rendimiento. Mejor. Él es una piedra de molino. Constante.
Tiene buen ejemplo que seguir. Su padre, 'offensive guard' de los Kansas Chiefs, es una leyenda del football. Jugaba en esa posición tan necesaria como inadvertida. Era uno de los que recibe más golpes que en una película de chinos para darle tiempo al quaterback a armar el brazo y dar ese pase largo que le convierte en el héroe que se lleva a la chica en los filmes americanos.
Lo hizo durante 224 partidos. Nunca faltó a uno en toda su carrera. En 223 fue titular. El día de su debut tuvo que salir del banquillo. No pasó más. Claro que lo que nos ocupa es el presente y el Baskonia.
Así que puestos a mirar atrás, mejor hacerlo en el corto plazo. Solo hace unos meses, cuando el puesto de alero titular de los alaveses era propiedad de Janis Timma. Las comparaciones son odiosas, injustas y complicadas. Para eso se inventarían las matemáticas, que cumplen esas mismas tres características.
El letón disputó 65 partidos con la camiseta azulgrana, sumando todas las competiciones. Su promedio fue de 22,8 minutos; 7,7 puntos; 2,8 rebotes. Lanzaba 5,8 veces a canasta (acertando el 45,5% de las veces), de las que 4,2 era desde más allá del arco.
Shields lleva 36 apariciones. Lanza más, 6,4 (40.9%), de las que 3,9 son de tres (38,2). Su promedio, hasta el momento, es de 8,2 puntos y 2,5 rebotes. La influencia de uno y otro en el conjunto difiere mucho más que los números y la tendencia es completamente opuesta.
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