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¿Qué le pasa al Real Madrid?
ANÁLISIS ·
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ANÁLISIS ·
Sólo necesita trabajar con celeridad y rascarse el bolsillo, que lleva tiempo sin hacerloDe repente, en las últimas jornadas, el Real Madrid muestra una debilidad inusual. Aún tengo en la retina los 38 puntos que el Alba Berlín les endosó en los últimos diez minutos de un partido trascendental para la clasificación de la Euroliga. Frente al Barcelona ... perdió en la prórroga. No parece casualidad que llegados al fin de temporada los blancos hayan caído en tres o cuatro prórrogas cuando en la primera vuelta las ganaban todas.
Al ser el mejor representante del baloncesto español en la última década, me resulta atractivo indagar en el incierto futuro que le espera al Madrid. Su juego es arriesgado. Conociendo el grupo humano que lo conforman, podrían ser capaces de alargar la agonía, aunque el paso del tiempo es inexorable.
Los blancos no han conseguido en los últimos tres años incorporar ningún jugador capaz de tomar el relevo de los que se han ido ni de los que están agotando sus fuerzas. La marcha de Felipe Reyes, sin ser un baloncestista determinante, sí era una buena muestra de las tripas de la plantilla. De ese formidable grupo solo quedan Llull y Rudy. Es duro decirlo pero ya no están para grandes batallas. Rudy ha entendido que sus brillantes aportaciones vienen del sacrificio, y lo hace bien. Sale al campo a no especular y casi siempre suma, sobre todo defensivamente.A Llull le cuesta más. Quiere mantener ese juego heroico que tanto ha dado al baloncesto español, mal asunto. Puede llegar a emborronar los últimos años de su carrera. Con razón, el menorquín me podría decir: '¿Y si no me tiro yo a la piscina, quién lo hace?'
Conociendo al Real Madrid y su forma de ser tanto en el fútbol como en el baloncesto, es el presidente, y en nuestro deporte Juan Carlos Sánchez, el responsable de la secretaría técnica, y de su mano, Alberto Herreros. Ni Alberto Alocén, hasta su inoportuna lesión; ni Alberto Abalde han sido capaces de entender la idiosincrasia de la casa merengue. Ya lo he comentado en alguna ocasión: las nuevas generaciones no están por la labor de hacerse famosos, prefieren una vida cómoda.
El Real Madrid ha sido lento en la visión de futuro. Quizás los éxitos le hayan adormilado. La pérdida de Campazzo tendría que haberles encendido la luz roja y no fue así. El fichaje del norteamericano Williams es una muestra de exceso de confianza o desconocimiento. El Real Madrid de hoy tiene un juego exterior muy veterano con Llull, Rudy y Causeur, y sin ellos, muy pobre. Todo hubiera ido mejor si Heurtel no fuera el conflictivo jugador que ha sido siempre. ¡Qué manía tenemos de soñar que podemos arreglar lo que otros no lo han conseguido! En el caso del francés, el asunto viene de lejos. El baloncesto de hoy, por lo exigente, necesita buenas personas, comprometidas. Imagino cómo estarán los jugadores que han formado ese club tan compacto en una situación como la actual.
Los blancos tienen para el futuro una buena caballería, capaz de pelear con los mejores. Yabusele y Deck son poderosos para los puestos interiores y Tavares y Poirier cubren el juego interior de un aspirante a la Euroliga. El juego exterior, el creativo, el que se ha impuesto en todo el baloncesto europeo, no existe en el Real Madrid. De no ser así, cómo el entrenador hubiera dejado en el campo a un enloquecido Llull tirar y tirar erráticamente.
Algo parecida es la situación del Baskonia. No hay inventiva, el equipo es romo y predecible. La ventaja del Barcelona con relación al Madrid está en dos posiciones, las de los bases. Laprovittola y Calathes crean y reparten y anotan. Por otra parte, el Barça, por las urgencias que transmitía la constante superioridad blanca, pagó un dineral por Mirotic.
El Real Madrid necesita dos jugones exteriores para mantener la solidez que ha mostrado a través de los años, un par de tipos que desahoguen a los veteranos de muchos minutos, para que cuando salten al campo, decidan como han hecho a lo largo de años. Recomponer el equipo no les va a resultar difícil. Cuando los grandes conjuntos se rompen, suelen adoptar la solución fácil, sustituir al entrenador. No parece este el caso. Son muchos años de mostrar talento. El Madrid solo necesita trabajar con celeridad y rascarse el bolsillo, que lleva tiempo sin hacerlo.
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