Baskonia

El partido del año se juega en el Buesa

Esta noche no hay tal etiqueta. A lo sumo, la tropa de Ivanovic por ese factor cancha que tanta energía le brinda. En sus 16 comparecencias al calor de su público, diez han sido favorables y seis se tornaron en derrota. El fortín está justificado: si bien el conjunto azulgrana no vence a domicilio desde el 18 de enero, cuando superó al Estrella Roja en el bullicioso Stark Arena, tampoco cede terreno en su hogar desde el 26 de enero, en un mal partido ante el Valencia Basket. Después, Maccabi, Asvel Villeurbanne, Alba Berlín y Armani Milán han salido cabizbajos ante la supremacía del inquilino del Buesa Arena.

Este equipo que prefiere «no mirar hacia atrás y sí hacia adelante», como subraya su entrenador, tiene en su mano la posibilidad de estar en el Top 10 del baloncesto europeo. O, lo que es lo mismo, de entrar en un novedoso play in que acariciara si gana al conjunto turco. Y la empresa de vencer a un millonario venido a menos es factible. Sobre todo cuando Markus Howard se apunta al duelo.

El menudo escolta norteamericano ha superado el proceso vírico que le apartó del derbi vasco de Miribilla. La dependencia de sus puntos y su magia es un hecho consumado. Sus casi 19 por cita –segundo máximo anotador de la Euroliga por detrás de Mike James– son oro molido para un equipo que, eso sí, está obligado a demostrar su mejor versión en ambos lados de la pista después de encajar 94 puntos en Kaunas y 87 en Belgrado.

El equipo otomano está mostrando esta temporada excesiva vulnerabilidad para lo que significa una plantilla de muchos quilates y estrellas: los Larkin, Beaubois, Thompson o Pleiss, el cuarteto de exbaskonistas; o los americanos Clyburn o Derek Willis. Bien por lesiones o por el cambio de inquilino en el banquillo –en febrero Tomislav Mijatovic ocupó el lugar del turco Erdem Can–, al bicampeón de Europa en las campañas 20-21 y 21-22 se le está atragantando una competición en la que marcha decimotercero (14 victorias y 17 derrotas) con escaso margen para aspirar a esa décima posición que ambicionan también Armani Milán, Partizan y Valencia Basket con el mismo número de triunfos.

El Efes hace aguas en defensa, siendo el más permisivo de la competición con 87.1 puntos en contra por encuentro. Cada cita fuera del Sinan Erdem se ha convertido en un calvario, con solo dos victorias, la última el 7 de diciembre en Berlín. La anterior fue en Mónaco el 14 de noviembre. El aval de tener al jugador mejor valorado de la Euroliga, Shane Larkin, no es garantía de éxito. Sus 23 puntos en la visita del Baskonia allá por diciembre no sirvieron como antídoto a los 28 de Howard (80-87, importante también para el average en caso de derrota vitoriana).

Sin embargo, en un plantilla infinita, jugadores como Clyburn (12,4), Thompson (11,8) o una dupla interior de garantías como Willis y Pleiss pueden aguar la fiesta en cualquier momento. Un equipo con muchos puntos en sus manos. Un león herido pero no muerto.