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Cierta sorpresa, mucha emoción e ilusión a raudales. Esas son las sensaciones generalizadas entre las voces autorizadas del baloncesto y el baskonismo que analizan para EL CORREO el fichaje de Pablo Laso por el equipo vitoriano. Y una coincidencia: dará al conjunto azulgrana el salto ... cualitativo que necesita para volver a reverdecer sus históricos laureles.
Joe Arlauckas Exjugador
Conformaron una sociedad mortífera en el entonces Taugrés. Joe Arlauckas fue el mejor socio de Pablo Laso en su fértil etapa como jugador azulgrana. El americano empieza el análisis con esa socarronería que le caracteriza. «Me he enterado por un mensaje que me ha llegado esta noche. Estoy en Grecia y a partir de la diez de la noche no cuenten conmigo», vacila entre risas. Ya en serio, el que fuera voraz ala-pívot baskonista aplaude la sorprendente incorporación. «Me parece muy bonito y lógico que el Baskonia haya apostado por él». A continuación lanza un ruego a Josean Querejeta. «Primero, que le arme un buen equipo porque sabemos todos que por muy buen entrenador que seas necesitas jugadores». Dicho de otro modo, que «creen un gran proyecto con el que crezcan juntos».
«Pablo ha hecho una cosa que hay muchos exjugadores que no son capaces de hacer. Él aprendió de todo el mundo mientras fue jugador. Te diría que no tiene su propio estilo. Digamos que es una mezcla de Herb Brown, Iñaki Iriarte, Zeljko Obradovic... Hay algunos que no se quitan la mentalidad de jugador. Él la tiene todavía pero sabe cómo y cuándo guardarla. Ese es un poco el secreto de su éxito. Ha cogido lo bueno y ha aprendido de lo malo de todos los entrenadores de antes», valora Arlauckas. Y pide un deseo: «Yo lo que quiero es que esté diez años como técnico en Vitoria. Por él, por el club y por el público. Esta ciudad merece otra Final Four y más títulos». Ojalá acierte.
Xabier Añúa Entrenador
«Es que le quiero demasiado», avisa Xabier Añúa, como disculpándose de antemano por todas las cosas buenas que tiene que decir de Pablo Laso. Como que «estamos hablando de uno de los mejores entrenadores de Europa, si no el mejor». Él fue quien le hizo debutar con la camiseta baskonista en 1984, cuando el de San Viator no había cumplido aún los 17. «Le conozco desde que nació», cuenta Añúa. Ilusionado, pero, sobre todo, «muy emocionado». Porque «podría estar donde quisiera y ha decidido volver a su casa, es una cosa preciosa». El fichaje es «un bombazo», insiste.
Emocional y deportivamente. «A nivel de baloncesto va a tener una repercusión enorme. El Baskonia con Pablo va a pasar a ser uno de los buenos de Europa a ser uno de los grandes», reflexiona el mítico entrenador. «Está muy preparado. Creo que al equipo le costará un poco situarse, pero se va a situar seguro. Nunca un equipo de Pablo ha dejado de mejorar. Un poco de paciencia, porque las cosas no se fabrican de la noche a la mañana, pero las va a fabricar. Porque él también se ha fabricado a sí mismo», remata.
Ramón Rivas Exjugador
Ramón Rivas, uno de los mitos de la historia baskonista, reconoce que ahora sigue el baloncesto «desde fuera, por televisión y no mucho». Porque «ha cambiado desde que nosotros jugábamos». Entonces, en el Taugrés de final de los 80 y principios de los 90, ya veía en Pablo Laso a un potencial entrenador. «Siempre buscaba cinco pies al gato. Le daba muchas vueltas, siempre intentaba ver más allí. No me extraña para nada todo lo que ha logrado», evoca el portorriqueño. Muy contento por el retorno al Buesa Arena del entrenador vitoriano. «Me hace tal ilusión que igual me animo a ver un partido en Vitoria para estar con él», avisa.
«Qué mejor que en casa, en el equipo de su ciudad, donde puede aportar mucho y ayudar a que el Baskonia vuelva a ser lo que fue. Ha demostrado ser un entrenador de muchos quilates y se merecía tener esta oportunidad después del problema de corazón que tuvo en el Madrid, algo que nunca entenderemos. Me alegro de que ahora pueda lograr nuevos éxitos en su casa. Ahora hay que tener un poco de paciencia con él para que los jugadores se adapten a lo que él quiere, a ese baloncesto rápido que le gusta».
Luis Mari Sautu Presidente FVB
Luis Mari Sautu es presidente de la Federación Vasca, fue jugador del Baskonia y miembro del cuerpo técnico en los tiempos de Herb Brown. Sabe de lo que habla. «Esperaba que algún día volviera, pero no tan pronto. Y más después de haberse ido el año pasado a Alemania. Pero me ha alegrado mucho. Creo que es buen momento para reencontrarse. El club necesitaba asentarse después de los vaivenes de los últimos años».
Ilusionado: «Conoce el club y las exigencias que se va a encontrar. Eso es importante. Y si él ha dado el paso adelante es porque se ve capaz de poder tirar del equipo. Lo puede hacer bien». Pero cauto: «En el deporte hablar de que un entrenador dé estabilidad es complicado. Primero tienes que ver cómo se acoplan los jugadores».
Roberto Íñiguez Entrenador
Pablo Laso y Roberto Íñiguez de Heredia eran compañeros de pupitre en el San Viator de los 70 y 80. Hoy los dos son campeones de Europa, uno con los chicos del Real Madrid y el otro con las chicas del Ros Casares. Al técnico del Spar Girona le cuesta hablar de su amigo. «Su historial lo dice todo. Lo que diga yo se queda pequeño», apunta. «Nadie puede quedarse tantos años seguidos en el Real Madrid si no tiene un nivel top profesional, personal, de conectar con la gente... En todos los aspectos», desgrana.
A partir de ahí habla de lo que pasa en la cancha. «Tiene un concepto moderno del baloncesto. Mira cómo cambió el Madrid. Sabe adaptarse y conoce la exigencia que tiene el Baskonia». Y del momento oportuno. «Va a estar en una ciudad que ama, a encontrar la comodidad de su familia. La situación perfecta para que fuera al Baskonia y el Baskonia buscase su vuelta a casa. Es un acuerdo 'ganar-ganar', que siempre son los mejores».
Diego Álvarez de Arcaya Amigo
Los expertos en basket hablan de eso, de canastas. Diego Álvarez de Arcaya, gran amigo de Pablo Laso, acerca su lado más personal. «Vive por y para el baloncesto y su familia. Para él lo son todo». Fuera y dentro de la cancha el técnico vitoriano es «una persona muy optimista, pero mucho, y muy alegre». Leal a un carácter marcado que le ha guiado en una trayectoria plagada de títulos. «Tiene mucho temple para cuando las cosas no van bien. O para las críticas, eso lo ha aprendido a llevar fenomenal. Él va a lo suyo, es fiel a sus pensamientos, es muy difícil de influenciar porque tiene las cosas muy claras», concluye.
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