Obradoiro 108 - 95 Baskonia
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Obradoiro 108 - 95 Baskonia
El 'otro' Howard complica la Copa al BaskoniaAlas entradas del partido en el Fontes do Sar deberían de haberles puesto un IVA superaumentado. Porque para desgracia del Baskonia ocurrió de todo en una cita que empezó a la hora del vermú y casi concluye con la merienda de la tarde. Un compromiso ... en el que el equipo vitoriano viajó a rebufo la inmensa parte de su dilatadísima duración. Sólo en el 4-7 del inicio y mediante dos tiros libres de Howard ya en la primera prórroga (81-82) pasó de la popa a la proa para dejarla a partir del 87-90, metido ya en la segunda propina, hasta caer en un desenlace propio de un naufragio.
Obradoiro
Zurbriggen (7), Badzim (15), T. Scrubb (19), Tinkle (13) y Blazevic (2) -cinco inicial-, Jordan Howard (22), Figueras (1), Álvaro Muñoz (9), Álex Suárez (-) y Pustovyi (20).
108
-
95
Baskonia
Miller-McIntyre (16), Howard (33), Raieste (-), Sedekerskis (13) y Costello (14) -cinco inicial-, Chiozza (-), Kotsar (2), Marinkovic (7), Dani Díez (3) y Moneke (7).
Parciales 27-16, 20-24 (47-40 al descanso), 12-16 (59-56), 20-23 (79-79), 8-8 (87-87) y 21-8.
Árbitros: Benjamín Jiménez, Alberto Baena, Iyán González. Eliminado Markus Howard (48') y Moncho Fernández.
Incidencias: Partido correspondiente a la novena jornada de la ACB y disputado en el Multiusos Fontes do Sar ante 5.403 espectadores.
No va más. Con ese lema de casino podría rotularse el desarrollo y la resolución en la matinal gallega. Acudió el Baskonia con el ánimo de sellar la compostelana y después de tanto andar regresa del camino de Santiago con ampollas en los pies y el alma hecha jirones. Porque la derrota, cuarta consecutiva dentro del torneo doméstico, complica de manera seria el acceso a la Copa de Málaga. Quedan ocho jornadas para el cierre de la primera vuelta y el conjunto alavés necesitará no menos de cinco triunfos -aún ha de enfrentarse a Real Madrid, Barça y Valencia- si pretende evitar una incomparecencia muy dolorosa.
Resumir cincuenta minutos densos a una riña entre hermanos sabe a reduccionismo injusto porque el partido albergó un sinfín de matices diversos. Pero resulta inevitable centrar buena parte de un encuentro agónico en el fraternal duelo de pistoleros. Howard contra Howard, un apellido recurrente, que ocupó tanto espacio en los títulos de crédito de la película que casi anula otras intervenciones estelares. Aunque no con el olor penetrante que deja la pólvora gastada por ellos, una humareda que se recordará en la ACB de por vida.
Una penetración de Markus con su sello de autenticidad rematada por el adicional empató la cita a 31 segundos de la presunta bocina final (79-79). El pariente de la camiseta azulgrana había entrado al útimo cuarto con ocho puntos en su casillero y alcanzó los vestuarios después de sumar otros veinticinco en los veinte minutos concluyentes. Envuelto en el manto del trance que significan sus penetraciones, triples en transición o el quiebro de tobillos rivales. Sí, pero resulta que el 'otro' Howard, Jordan, se llevó el triunfo colectivo en otro éxtasis de familia que le conducía a replicar cada frase del hermano menor desde la lejanía. Una locura de genes que deja en el diván al Baskonia por los dardos venenosos a cargo del mayor de una saga paranormal.
Desde el último advenimiento de Dusko Ivanovic, el cuadro alavés ha ganado los dos compromisos europeos por la delgadísima línea de un punto. Y ayer volvió a tomar la barra del funambilista, quizá confiado en su capacidad para acabar riendo después de padecer tanto. Pero el desanlace gallego recuerda el refrán del cántaro y la fuente.
Ojalá la tostada no bubiese caído por el lado de la mantequilla, pero habremos de reconocer que el Obradoiro se manejó con mayor soltura y solidez que su oponente. Hubo más baloncesto coral, hasta el estallido de los Howard en una calle polvorienta del Oeste, en el bando santiagués que en el visitante. Y, sobre todo, el grupo vitoriano sintió las punzadas de la jaqueca que le ocasionan los pívots de tamaño XXL. Por volumen y altura en el caso de Fall (Olympiacos) o centímetros longitudinales al hablar de Pustovyi. El 'cinco', incluso medio oculto por el fraternal duelo de pistoleros, fue determinante para la trama de la obra.
El equipo de Ivanovic se movió incómodo toda la mañana por la agobiante defensa de los bases locales, el acierto de los aleros del eterno y expulsado Moncho Fernández y la jerarquía del larguísimo pívot ucraniano, muy dominador ante Kotsar y dañando al gladiador Sedekerskis en sus minutos como poste. Frente a todos esos sumandos adversos el Baskonia recurrió al carácter que no le abandona y a empujes renales de individuos rebeldes. Las penetraciones de McIntyre a cuchillo, el tercer acto anotador de Marinkovic y el capitán lituano, la productividad de Costello y la mística anotadora de Howard. Casi, pero no. Porque el Baskonia regresa del camino de Santiago con las tiritas contadas.
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