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Iñigo Miñón
Viernes, 13 de mayo 2016, 14:40
Llegó el día. El Laboral Kutxa quiere seguir haciendo historia. Ya la ha hecho, en fondo y sobre todo en forma, pero el escuadrón de Perasovic ambiciona más. No le basta haber adelantado sin mirar atrás a los dos grandes de la ACB, Real Madrid ... y Barcelona, ni haber barrido al Panathinaikos en una eliminatoria cercenada por la vía rápida con mucho espíritu y elevadas dosis de baloncesto. Eso es pasado. Reciente y reluciente, pero pasado, al fin y al cabo. Este Baskonia quiere más. Y el reto es conquistar por primera vez en su historia el título de la Euroliga.
No es otro. Para eso ha venido a Berlín, no de turismo, como se ha encargado de recalcar el vestuario. No es un premio, es un desafío. El Laboral Kutxa no es la "cenicienta" de la Final Four, no se siente así, por mucho que en la canasta de enfrente brillen los quilates de la enorme plantilla confeccionada por el Fenerbahce, su rival. A partir de las nueve de la noche, el parqué del Mercedes Benz Arena dictará sentencia en una nueva batalla que lógicamente se puede perder, pero nunca de antemano. También ganar. "¿Por qué no?", plantea el lema oficial del club para la cita, si el equipo ya ha dado muestras sobradas de que no sabe conjugar el verbo rendirse.
A la inversa. ¿Y por qué sí? Porque este Baskonia tiene carácter para exportar, hasta Alemania para ser más exactos, y un corazón que le permite superar obstáculos que parecían imposibles. Y piernas y cabeza, que no todo es orgullo y casta en una cancha de baloncesto. Un juego físico e intenso que mezcla emoción y talento. El de sus eléctricos bases, Darius Adams y Mike James, otrora duda y hoy virtud; el del atlético Hanga, otrora apartado y ahora indiscutible. Algo de mérito tendrá Perasovic.
Roles definidos y Causeur
Y el de su "desubicado" cerebro, Ioannis Bourousis, un pívot con alma de director de orquesta que se ha erigido en la piedra angular de la explosión vitoriana. La referencia ofensiva del Laboral Kutxa, el faro interior que guía las poderosas naves exteriores. El guía espiritual de un grupo de guerreros. «Antes de pensar en la final hay que ganar este partido», apunta con la tranquilidad que le da ser el mejor pívot de toda la competición. Vesely y Udoh son muy buenos, extraordinario incluso el checo, principal amenaza del conjunto turco. Y su dinamismo y versatilidad pueden hacer daño al estilo más posicional del griego. Pero seguro que ambos piensan también en el reverso de la moneda.
Una batalla clave. Quien logre dominar el ritmo interior tendrá mucho ganado. Con la constancia de Tillie, la contagiosa ilusión de Diop y la creciente versión de Planinic como almenas baskonistas, un papel que en el Fenerbahce ejerce Pero Antic. Porque no solo de los puntos de los bases, la energía de Hanga y el dominio de Bourousis vive un Laboral Kutxa en eel que todas sus piezas encajan a la perfección en el puzle de Perasovic. Roles definidos.
Seas un tirador letal como Bertans, un defensor pegajoso como Blazic o una alternativa perimetral como Corbacho. Cada jugador, su momento. Incluido Causeur, al que esta vez, arriesgando tras una lesión, le toca hacer de factor sorpresa. De estos cuatro jugadores saldrán los apoyos en la lucha exterior contra la potencia de Datome, un alero que hace de todo, y la puntería de Bogdanovic, principales estiletes de Obradovic por fuera. A los mandos, tanto Dixon como Sloukas sufrirán, seguro, la bendita locura de los bases vitorianos.
Obradovic y Perasovic
Y a estas alturas tampoco se va a asustar el Baskonia por los galones de Obradovic, ya que en el otro bando, el vitoriano, Perasovic también ha dejado claro que sabe manejar un banquillo, incluso con bajas. Ni por la superioridad turca en las gradas. De momento, solo en número. Como su equipo, el Fenerbahce, también los seguidores otomanos deben demostrar esta noche en el Mercedes Benz Arena que los números previos sirven de algo en baloncesto. Llegó el momento, el penúltimo obstáculo. Y la sensación generalizada, en propios y también en extraños, de que este Laboral Kutxa, el de los imposibles inexistentes, puede saltar también este.
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