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juanjo brizuela
Viernes, 13 de mayo 2016, 07:31
En un lado, con la mirada perdida en la distancia donde te permite concentrarte en esa decisión, pensando en aquellos momentos tristes que has pasado meses atrás, en el fondo del banquillo, queriendo y no pudiendo participar, y visualizando al mismo tiempo el futuro que ... está por venir. Un billete de avión que te lleva más lejos de la distancia real o a uno más cercano, ambos casos desconocidos. Un sí que a la vez es otro no. Un futuro que quieres reconstruir porque sigues creyendo que puedes seguir aportando y porque en realidad en quien crees es en ti mismo. Bourousis decide un 27 de septiembre de 2015 que su próximo destino será Vitoria, y que su siguiente reto es 'recuperarse' en un equipo, Laboral Kutxa, construido entre incógnitas y con la actitud, el ritmo, cierto descaro y trabajo, mucho trabajo como fundamentos de una nueva temporada recién comenzada.
En otro lado, la versión más pesimista se centra en la incógnita sobre el rendimiento de Bourousis en este equipo, marcados por comentarios sobre su edad, el rendimiento pasado y los ruidos sobre su motivación. La versión optimista no duda de su calidad, de su experiencia en proyectos ganadores y sobre todo en su oportunidad de recuperar un espacio propio en la cada vez más pequeña terna de jugadores en el juego interior, el 5 clásico: capaz de jugar 1x1 de espaldas, con buena mano en tiro exterior y una sorprendente capacidad de pase.
8 meses después, Bourousis ha conseguido en la competición más exigente, Euroliga, estar incluido en el quinteto ideal, ser el segundo jugador mejor valorado, ser el mejor reboteador de la temporada y nominado como MVP del mes de marzo. En ACB su ranking suma y sigue, dos veces MVP del mes en la Liga ACB, 5 veces jugador de la Jornada y segundo jugador mejor valorado. Bourousis es un asiduo de los dobles-dobles (puntos y rebotes) y sobre todo, es el referente emocional, el carisma y el respeto de un equipo que se ha ganado por méritos propios un lugar entre los cuatro mejores equipos de Europa, en la Final Four que hoy comienza en Berlín.
Un puzzle con muchas piezas
Quien piense no obstante que con frenar a Bourousis es suficiente para dominar a este Baskonia, es que no le ha visto jugar en toda la temporada o que conoce bien poco los entresijos de este emocionante juego. Si bien es cierto que no recordamos un impacto igual en un equipo como la llegada de Bourousis al Baskonia rindiendo de forma extraordinaria de inmediato, lo que sí ha provocado es que otras piezas del puzzle del equipo brillen más, al amparo de la dirección de Perasovic. Bourousis ha mejorado a nuestros bases, Adams y James, en la lectura de espacios y el ritmo de juego. Ha elevado el listón de Tillie. Ha reforzado el carácter y la entrega de Planinic y Diop. Ha hecho que Hanga y Blazic arriesguen en los espacios más de la cuenta. Ha permitido brillar a Causeur y Bertans en sus decisiones exteriores. Ha mejorado el sentido del juego sin balón, del ritmo y del pase en el equipo. Quizá por eso decidir que el MVP de esta Euroliga sea De Colo y no Bourousis, nos haga pensar si con brillar es suficiente para llevarse un premio o hacer que tu equipo, individual y colectivamente mejore se convierta en mucho más merecedor de dicho premio.
A una Final Four llegan los equipos que han conseguido mantener un elevado nivel durante la temporada y también aquellos que han logrado superar la exigencia de los partidos a medida que avanzaban, mostrando no sólo juego sino también una capacidad de adaptación, de respuesta a los problemas en el campo y sobre todo de superación, algo que pocos equipos tienen. En una Final Four, todos los equipos se conocen tan bien que la capacidad de sorpresa táctica es mínima pero en cambio, mantenerse fiel a aquellos rasgos que te han hecho llegar hasta aquí y sobre todo el liderazgo en el campo y la actitud constante en el juego, sea el resultado que sea, sean las condiciones que sean, es lo que puede hacer que el resultado sea favorable a un lado o al otro. Y precisamente si algo define a este Baskonia 2015-16 es que es reconocible precisamente por estos rasgos.
Cada vez que el Laboral Kutxa sale al campo, el ritmo se convierte en el argumento principal. Sin mirar atrás, sin renunciar a correr a la mínima ocasión, pasando de rápido a muy rápido, con tomas de decisiones fulgurantes y si es posible con el balón circulando de jugador a jugador mediante el pase. Ritmo no es únicamente correr. Ritmo es intensidad, decidir rápido, ejecutar más rápido aún y que la distancia y el tiempo sean dos factores en los que no caes en cuenta porque ya ha sucedido. Adams, James, Hanga, Blazic y Tillie son los estandartes de este despliegue físico en ambas partes del campo. Para ellos es el momento perfecto para volver a mostrar que el basket moderno de hoy, depende mucho de tu capacidad atlética y de la efectividad de cada acción. Pero ritmo también es saber cuándo y dónde viene la pausa. Y aquí, de nuevo, Bourousis, el tercer base, propone y dispone. Desde el poste bajo o desde el poste bajo. Atraer la defensa, hacer del bote un arte en el 1x1 de espaldas y después ser capaz de repartir juego al lado contrario, hacer mejores a los compañeros en el juego sin balón y si no, anotar. Leer el juego está al alcance de muy pocos jugadores. Y en un equipo de mucho ritmo, esto es una gran virtud.
¿ Y el rival?
El rival, Fenerbahce, también juega. Mucho. Pero la pregunta es ¿quién se tiene que preocupar de quién? Hoy cada emparejamiento es una lucha de iguales. La clave estará en la medida que esta lucha desencadene en desventajas y que éstas sean equilibradas por el trabajo del resto del equipo. Defensa 1x1 con balón, ayudas cortas, segundas ayudas y rebote defensivo marcarán el enfrentamiento. Fenerbahce sabe que quizá la debilidad de Baskonia se encuentra en el interior si llega hasta dentro, claro. Y Fenerbahce sabe que cualquiera de los jugadores que conformen el quinteto de Baskonia en pista es capaz de anotar, cualquiera. La verticalidad en el 1x1 de fuera a dentro, la lectura del juego sin balón, jugar en ambos lados del campo y generar espacios son los previos para que el acierto en el tiro exterior se manifieste. Si el acierto aflora tendrá un problema. Si el pase se convierte en el aliado contra la intensidad que exigirá Obradovic a sus jugadores y el ritmo se impone, los turcos tendrán otro problema.
Lo mejor de esta apasionante semifinal (21 horas) es que no hay deudas pasadas sino simplemente dos extraordinarias apuestas de baloncesto donde una querrá imponerse a otra. Dos equipos exigentes y generosos en el esfuerzo y en el trabajo, puntos vitales e innegociables tanto por Obradovic como por Perasovic. Una artillería de jugadores dispuestos a mostrar lo mejor de sí mismos porque su ambición les ha llevado hasta ahí y no quiere parar.
Laboral Kutxa vuelve a tener un apasionante e histórico reto ante sí. La ilusión se ha apoderado de tanta gente que cualquiera estaría dispuesto a dar su punto de esfuerzo y sudor por ganar en cada acción. Los jugadores y el cuerpo técnico lo saben. Más allá del resultado final, el reto es ganar en cada posesión. Porque la suma de pequeñas batallas te llevan a la victoria final. Posiblemente no sea cuestión sólo del resultado sino de sentirse capaces de saltar un nuevo listón más difícil aún, donde nadie se siente favorito y casi que mejor. Creer en tu capacidad, en ti mismo lo hizo posible y en los que te acompañan, como un 27 de septiembre de 2015. Hoy como aquel día, todo el grupo, todos los aficionados jugamos a superarnos a nosotros mismos. Why Not Baskonia!
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