JUANJO BRIZUELA
Martes, 24 de noviembre 2015, 00:25
A los ojos del cuerpo técnico de cualquier equipo, la enjundia del siguiente partido comienza con el análisis y la previsión del rival. Una de las características del basket moderno es la irrupción del scouting: ese análisis minucioso del equipo contrario, la visión de ... varios partidos anteriores, los movimientos más frecuentes del equipo, las situaciones especiales, los cambios y las rotaciones, las fortalezas de un jugador y los puntos débiles del conjunto. El scouting evoluciona además con los datos estadísticos hasta convertirse casi en ciencia. Pero hay algo que hace estallar en pedazos todo ese inmenso trabajo: el basket se juega siempre en un escenario donde los jugadores toman decisiones en décimas de segundo y donde lo imprevisible muchas veces acaba de imponerse sobre la previsión inicial. Si algo hemos de ser conscientes de este nuevo Laboral Kutxa, hasta este momento, es su capacidad de destrozar las previsiones del equipo contrario, con un extraordinario resultado: a un paso del Top16 (antes de lo previsible), en los puestos de cabeza de la Liga Endesa y también en la parrilla de salida hacia las posiciones de privilegio para la próxima Copa del Rey 2016, en A Coruña.
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Lo mejor de las expectativas es que radica en tus manos la posibilidad de superarlas. Al inicio de esta temporada, la historia pasada nos situó en un estado de cierta prudencia que autodefinimos como «la realidad»: a ver qué nos da esta plantilla. Pero da la impresión que tanto en el vestuario como en la cancha de entrenamiento, la única expectativa y misión de este Baskonia es mejorar día tras día, adecuar las características de cada jugador al libreto de estilo de Perasovic y hacer de cada partido un verdadero desafío por superar el anterior. Los resultados están ahí: 6-1 en la Liga Endesa y 4-2 en Euroliga; todo está al alcance de las manos, superando las expectativas iniciales.
Hay 3 grandes razones para comprender esta situación:
Este Laboral Kutxa Baskonia rompe los tópicos clásicos de los equipos: donde las estructuras de muchos equipos actuales pasan por reforzar más el puesto del tirador, los treses y los falsos cuatros, el Baskonia cimenta su estado por la presencia de un 5 clásico y atípico al mismo tiempo: Bourousis. La estrategia en la pintura pasó del pasado juego de espaldas a las continuaciones del poste tras el pick&roll (juego de 2x2 tras bloqueo directo) y al mate tras la asistencia en una penetración. El Baskonia recupera aquel juego de espaldas, pero con un matiz. No es tanto el peligro de poder anotar desde el poste bajo sino captar la suficiente atracción de la defensa contraria para generar ventajas en el lado contrario y exprimir por tanto el juego sin balón del resto del equipo. Bourousis anota y Bourousis asiste y distribuye. Además, su juego interior también se sitúa en el poste alto: puede tirar de 3, cambiar el balón de lado y asistir interior a la ventaja de la rapidez de los 4, en especial Tillie e incluso Diop. El eje del ataque del Baskonia ha desplazado el bote por la preponderancia del pase y el juego sin balón, protagonizado en especial por su poste principal: Bourousis. Clásico y rompedor al mismo tiempo.
Sin ser un equipo con especialistas, cualquier jugador, reitero, cualquier jugador es capaz de anotar. Los bases tiran, los aleros tiran, los postes tiran. Y anotan, claro. Los bases penetran, los aleros penetran, los postes penetran. Los bases asisten, los aleros asisten, los postes asisten. Cualquiera. Con unas características así, el scouting se vuelve muy simple y desconcertante a la vez: cualquier jugador del Baskonia puede resultar muy peligroso. Si un jugador no está acertado en el tiro exterior, lo cubre provocando un 1x1 para penetrar. Si no encuentro una ventaja en un lado, se busca el lado contrario para empezar de nuevo y buscar una nueva opción de canasta. El peligro viene desde cualquier lado, desde el exterior o desde el interior. En transición o con movimientos hasta el límite de la posesión. Las preguntas son entonces: ¿Quién, cuándo y desde dónde?. Absolutamente imprevisible.
Los bases. Acostumbrados a etiquetar comportamientos para comprenderlos mejor, seguimos buscando calificativos para describir a Adams y James. ¿Bases puros? ¿Bases anotadores? ¿Bases desbocados? ¿Bases pasadores? La respuesta puede ser un «de todo un poco» pero lo que sí es cierto es que el equipo rival es consciente de que cualquiera de estos dos jugadores pueden desequilibrar en cualquier momento del partido, tomar una racha de acierto continuada y encontrarte en el marcador con una distancia no esperada. Sin ser especialmente intensos, son capaces de cambiar el ritmo de rápido a muy-rápido en cualquier momento. Sin ser especialmente defensores, su actividad tanto en piernas (James), como en brazos (Adams), hace que el base contrario proteja el balón con más cuidado de lo normal. Si tuviéramos que sintetizar a este Baskonia en un cromo, los bases serían sus protagonistas.
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Intensidad defensiva
Hay un matiz más que se torna importantísimo en este Laboral Kutxa Baskonia: su intensa capacidad defensiva. La defensa no es únicamente cuestión de actitud, sino también de conceptos defensivos. La agresividad y la movilidad de sus jugadores, especialmente los exteriores, hace que este Baskonia provoque errores en el equipo rival, liderando la estadística de recuperaciones en ACB. Este hecho no es fruto de la casualidad: agresividad, líneas de pase... pero sobre todo movilidad y rapidez de movimientos coordinados, son las claves de esta defensa, personificada especialmente en Hanga y Tillie. Dos jugadores capaces de defender en cualquier posición, anticipándose al movimiento del rival, protegiendo con rapidez los espacios centrales del equipo y ayudando al rebote defensivo del equipo. Después, con el balón en las manos, llega el momento de la velocidad del equipo: romper el balance defensivo antes de llegar al ataque, correr con 4 hombres a la vez y ocupar los espacios en busca de la mejor opción.
A punto de llegar al primer tercio de la temporada, aún es pronto para ir definiendo sorpresas y decepciones, pero quien más y quien menos ya reconoce a este Baskonia como la agradable sorpresa de la temporada. Independientemente de los resultados, que son de notable alto, lo que sí es destacable es que para un equipo, cualquiera que sea su condición y competición, el Baskonia vuelve a ser ese rival incómodo, peligroso, intenso y de ritmo alto. Y sobre todo es un rival contra quien hay que poner todos los sentidos y más para poder, al menos, equilibrarlo, siendo consciente de que aunque sepas sus fortalezas, nunca sabrás por dónde puede venirte la siguiente amenaza. Ésa es la gran virtud de este equipo, pero no la única. Si a esto se le une que hay dos piezas más por complementar este grupo, Shengelia casi recuperado, y Bertans a punto de volver a Vitoria-Gasteiz, a poco que el equipo mantenga estas señas de identidad, aprenda de cada situación del juego, por dura y comprometida que sea, y cómo no, que las victorias ayuden a acelerar esta progresión, los objetivos y las expectativas iniciales se verán superadas. Más aún.
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