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juanjo brizuela
Miércoles, 12 de noviembre 2014, 08:41
El filósofo Heráclito tenía razón: Nadie puede bañarse dos veces en el mismo río. A pesar de que sea el mismo río y el mismo lugar, jamás será la misma agua, lo que demuestra que efectivamente en esta vida todo es cambio y cada vivencia, ... única. Si algo define una temporada más a nuestro Laboral Kutxa Baskonia, es que sigue inmerso en este proceso de cambio constante.
NIngún baskonista se sorprenderá si se le dice que a estas alturas de temporada, con apenas un mes 'serio' de competición, se ha pasado ya por una plantilla de 15 jugadores; que uno de sus iniciales puntales para la temporada, Orlando Johnson, ha sido ya cortado y que siguen habiendo rumores de salidas. No se trata de una situación nueva. Aunque sorprenda, en esta constante búsqueda de la mejora continua, el Baskonia sigue como antaño, con el cambio como eje de un nuevo proyecto.
El enfoque para este nueva temporada pasaba efectivamente por un cambio que, esta vez, fuera el germen de un nuevo estilo en el equipo y también en el club. Analizada la situación pasada de los últimos tres años, el Baskonia decidió enfrentarse a un nuevo intento de recomponer su identidad como base para mantenerse en la élite del basket nacional y europeo y, en lo posible, recuperar ese privilegiado lugar perdido en ambas competiciones. Hemos vivido momentos excelentes, con grupos y entrenadores que llevaron a lo más alto a un equipo que miraba de tú a tú al de cualquier gran ciudad europea, fueran Estambul, Atenas, Moscú o Madrid. Pero el mercado ha cambiado mucho, la competencia (y las finanzas) de esos otros equipos ha aumentado para no perder su histórica hegemonía y la situación, lógicamente, ya no es la misma.
El 'toque Crespi'
Este nuevo Laboral Kutxa incide en el estilo italiano aderezado con un 'toque' americano, con Marco Crespi, un entrenador al que le avala su atractivo y valiente estilo en la Lega italiana y su anterior estancia como ojeador de varios equipos NBA, con el consiguiente conocimiento de aquel mercado. Un nuevo camino que une jugadores con contrato en vigor, nuevas incorporaciones de joven talento y fichajes venidos precisamente de ese mercado USA que vislumbran un cambio de rumbo en el estilo del equipo.
El baloncesto es un juego de equipo en el que la base de su funcionamiento se estructura en la relación entre tres jugadores. A estos se añaden dos complementos que aportan alternativas y nuevas opciones. Esta estructura condiciona el estilo de un equipo. Por eso en el Baskonia fue obligado un cambio de rumbo, más por las pérdidas de jugadores determinantes (Nocioni y Pleiss), que por la incorporación de piezas que sustituyan a las anteriores. Si la temporada pasada el eje estaba basado en Heurtel (base) Nocioni (alero alto) Pleiss (poste), en esta nueva andadura hemos comprobado que se apuesta por un estilo que modifica el tradicional base-alero-pivot frente a un juego donde primaba el juego entre exteriores basado inicialmente sobre el 2 (Johnson, ya cortado ), el 3 (Bertans) y 4 (Shengelia). El base, Heurtel, adquiere un papel más asistente (de hecho es el máximo asistente ACB, con casi ocho por partido) y la referencia interior, Iverson, es un jugador que aporta físico y transición en ambas canastas.
Esta estructura define además dos variables más del juego del equipo: dinamismo y número de posesiones. El dinamismo viene dado por el ritmo y el tempo de juego, con transiciones defensa-ataque más frecuentes y por el pase como nexo de unión entre las mejores opciones de tiro del equipo. Este ritmo hace que bien desde el pase o bien desde el extra-pass generado tras situaciones de penetración o pick&roll, el equipo obtenga diferentes situaciones de anotación. Bertans ha mostrado así su peligrosidad en ataque, San Emeterio equilibra el juego bien desde el tiro y sobre todo desde el bote, y tanto Shengelia como Tillie amenazan desde el exterior como si fueran un alero más y no tanto un jugador interior.
El problema es que para tener un alto número de posesiones se ha de exigir máxima concentración especialmente tanto las transiciones ataque-a-defensa como en la defensa y en el rebote en ambas canastas, en especial, el defensivo. Con un equipo dinámico se intenta mantener el ritmo pero el equipo se muestra a menudo más protector del espacio y no tan agresivo desde la defensa del 1x1 al hombre-balón. Esto hace que el trabajo de primeras y segundas ayudas, situaciones de cambio de jugadores y el rebote sean decisivos, donde el equipo ahora mismo se encuentra más débil.
El equipo, tras los resultados
Unas semanas de competición y unos resultados 'medianos' han mostrado varias evidencias: que el papel de Orlando Johnson no era suficientemente relevante y que, en consecuencia, se ha optado por Vujacic, un jugador con mayor capacidad de anotar no sólo por su tiro exterior sino también por ser capaz de generarse su propio tiro. Que los bases, Heurtel y Perkins, marcan el ritmo del partido pero han de sumar ese complemento peligroso que sume a la estructura inicial del equipo en el campo, tanto en defensa como en ataque. Que San Emeterio y, en menor medida, Causeur, equilibra el juego tanto en defensa como en ataque, con sus decisiones basadas en la lectura del juego, bien para tirar, bien para penetrar, bien para rebotear. Que los jugadores 'interiores', Tillie, Hamilton, Shengelia e Iverson no son únicamente generadores de espacio sino que desde su movilidad tienen que ganar ese 'segundo' para anticiparse en cualquier parte del juego. Que el rebote es cuestión colectiva más que individual. Queel juego exterior se basa en la capacidad de encontrar al compañero mejor situado para hacer tiros librados de defensor. Que el juego interior ha de equilibrar el movimiento de los jugadores en el campo, no sólo desde la pintura sino con las penetraciones desde fuera.
Cada vez que se produce un cambio se requiere al mismo tiempo una firme apuesta por esa nueva identidad y crecer cada día desde la paciencia, pero también desde la competitividad. Más allá de los resultados, relevantes al fin y al cabo, noviembre marca ese punto que deja atrás la pretemporada para ir mostrando el nivel real del equipo. Hemos vivido hasta ahora partidos con buenas sensaciones y otros que han dejado más dudas que certezas. Lo importante es que queda camino por recorrer en la construcción de este nuevo estilo que sea capaz de competir una nueva temporada.
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