Mimbres

Por un lado, que el teórico (y real) problema de Henry parece controlado. Su sustituto, Heidegger, que evidentemente no va a ser Pierriá, da muestras de ser un jugador interesante. Sin apenas tiempo de integración, es capaz de hacerlo, de manejar el juego, de moverse con velocidad y de tener puntos en sus manos. Con el tiempo todo debería de mejorar, pero puede ayudar a que el equipo no se retrase y siga progresando. Otro acierto en el apartado de fichajes en una temporada insuperable.

La constatación de lo que suponen Sedekerskis y Giedraitis. Dos aleros que rellenan estadística en muchos apartados a la vez. Capaces de defender dentro y fuera de la zona y sumar rebote. Aportan tantas cosas en tantos apartados que a veces pasan desapercibidos, pero son fundamentales en un juego colectivo como el que plantea Joan Peñarroya.

Por otro lado, la disponibilidad de un base de calidad. No hay equipo de nivel que no disponga de un jugador influyente en ese puesto. Hasta el momento, Thompson parece serlo. No necesita ser más protagonista de lo necesario. Su presencia siempre se nota. Su serenidad y control en los dos últimos minutos, cuando los zaragozanos parecían apretar, fue todo un síntoma. Y qué decir de Howard, un microondas, un jugador que solo necesita 18 minutos para anotar 30 puntos. Y no solo es lo que mete, que es mucho, sino lo que preocupa y descompone al rival en esos momentos de locura.