El llamado sonido marrón, una cascada, un chaparrón o el sonido en una cabina de un avión, se utiliza cada vez más para relajarse o concentrarse. Seguro que a muchos ese soniquete les parecerá una caca si seguimos en esas tonalidades. Sin hacerse de vientre ... tenía que jugar el Baskonia para no cagarla.
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Reparto de canastas con Kotsar y Smith poniéndose las botas aunque salieran con ellas. Howard las pasaba canutas atrás, lo que acabó por llevarle al lado de Joan Peñarroya. Los amarillos buscaban la espalda mejor que esos amigos que dicen que son sin serlo. Por sus balones sin GPS, que aprovechaba Marinkovic, nos alejamos de su compañía obligando a los visitantes a visitar Israel. Thompson iniciaba su habitual labor de cartero y Maik dominaba por dentro gustando a Hommes y mujeres. Procida y Lo, curiosamente con semejante apellido, despertaban a los berlineses con su puntería.
Los minutos sin Darius se convierten en malas horas. Empezaron a jugar a su Maodo sin que ninguno de sus defensores fuese capaz de hincarle el codo. En cuanto se pasó del cross al trote, anotar les resultaba a los baskonistas más difícil que hacer una carrera. Demasiadas segundas opciones tras rebote y excelente labor intimidatoria de un Koumadje que daba miedo. Nuestro estonio y el renacido Howard soportaban sobre sus espaldas, estoicamente, los arreones alemanes plenos de acierto. Libres agradecidos, cuatro abajo y gracias.
Primeras canastas con silbato que siempre juega aunque no se vista de corto. Sikma se 'reLamers' siempre con esa clase que se debe enseñar en las escuelas de baloncesto. Continuaba su dominio el Alba cuando ya era de noche. Por robar y rebotear en su aro conseguimos sisarles la desventaja e ir saltando su Vanja. Las faltas en su casillero con las consiguientes visitas al 4,60 nos venían de diez. La Euroliga, si quiere ser una competición seria, debe empezar a no tomarse en broma los arbitrajes. Entendimos por dónde iba el listón y fuimos listos. Tercer cuarto con más silbos que baloncesto. Logramos dar la vuelta a la tortilla con los huevos como protagonistas.
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Rokas y Costello subían nuestra temperatura; es lo que tienen los termómetros vitorianos. Wetzell con sus asuntos internos ocultaba sus deficiencias externas hasta el momento en el que retornó Olinde. Nueva vuelta de tuerca alemana respondida por 'Diosrius' al que nunca le falta un tornillo. Así llegamos arriba a la hora de la verdad reboteando lo que no está escrito, con Kotsar muy salido, un triplazo de Daulton y por ser duros como Rokas.
Victoria con menú casero que es el que mejor sienta, en Euroliga, al Baskonia. Impecables Kotsar y su extraordinaria pareja de baile Thompson, al que no deja de mirarle. Victoria sufrida e imprescindible.
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