Un zar mejor acompañado

Lo que queda claro es que Alexey Shved no se mueve del Khimki tanto por su sueldo como por los galones que le conceden. El exterior de Belgorod sigue siendo el jefe con plenos poderes sobre la cancha, el referente inamovible del conjunto moscovita desde que lo acogiera en la temporada 2015-16 tras finalizar su experiencia en la NBA. Su capacidad anotadora es indiscutible, aunque le persigue esa ese aura de baloncestista acaparador, un agujero negro que termina por absorber cualquier iniciativa de otro compañero. El mejor jugador ruso en la actualidad navega en ese difícil equilibrio entre un individualismo desmesurado y la necesidad de involucrar en el juego al resto de jugadores. No siempre sale a flote.

El Khimki sabe de la peculiar naturaleza de su estrella. La temporada pasada, Giorgios Bartzokas cayó debido a los malos resultados y volvió Rimas Kurtinaitis, un valor seguro con quien el club ruso ha logrado ganar en dos ocasiones la Eurocup. Figura histórica del baloncesto lituano, quien fuera jugador del Zalgiris, Real Madrid o Magia Huesca presume de hablar el lenguaje de los jugadores. Tras su retorno al Khimki el pasado curso, Kurtinaitis no pudo disponer de un Shevd masacrado por las lesiones, sin poder afrontar gran parte de la Euroliga ni la recta final de la Liga VTB. Tras renunciar a jugar el Mundial con Rusia, el jugador de Belgorod ha pasado un verano de recuperación y puesta a punto. El primer duelo de la semana pasada en la Euroliga ganado ante el Maccabi (89-83) le sirvió de debut en el presente curso para después continuar con su rodaje en el choque doméstico ante el Enisey (86-106). La media personal de ambos partidos reproduce al mismo Alexey Shved de siempre; 22 puntos, 7 asistencias y 19 de valoración después de gastar 23 intentos triples.

El gran anotador ruso será una de las preocupaciones del Baskonia en el duelo de mañana en el Mytishchi Arena. Sin embargo, Shved es un zar mejor acompañado esta temporada. A su alrededor, el Khimki ha logrado reconstruir una cohorte más amplia y mejor armada. La inversión estival ha sido potente en un club que maneja un presupuesto total de cerca de 33 millones de euros. Dentro el mapa de la Euroliga, semejante cifra solo es superada por el vecino CSKA (40 millones), el Barcelona, que prevé gastarse solo en sueldos 33,2 millones y el Real Madrid, que rondará los 30 millones para sufragar su plantilla deportiva.

El Khimki puede lucir músculo económico, aunque la cercanía del CSKA siempre le ha relegado a un segundo plano del que pelea por salir. Su plan de captación ha permitido atraer de vuelta al poste de Krasnodar Timofey Mozgov, al ala-pívot sueco Jonas Jerebko y al escolta letón Dairis Bertans, tres excedentes de la NBA. El exbaskonista Janis Timma ya es propiedad del club moscovita tras jugar cedido por el Olympiacos la pasada campaña. La pintura se aquilata con centrímetros y forteza muscular con Jeremy Evans, llegado desde el Darussafaka, y Devin Booker, que ateriza desde Munich junto al base serbio Stefan Jovic. Son la nueva escolta de Alexey Shved, que también mantiene lugartenientes de primer orden como Anthony Gill o Sergey Monia. Para completar una plantilla de apariencia formidable.