Baskonia

McIntyre se expone en el escaparate continental

A pesar del precipitado final, el club azulgrana tiene ya perfilados varios asuntos claves. Se cumple una semana desde que el conjunto de Dusko Ivanovic concluyera el curso sin lograr la clasificación para el play off de la ACB, pero en las oficinas del Buesa Arena se trabaja pensando ya en la siguiente campaña desde antes. Tenía la firme decisión de renovar a Markus Howard, dándole carácter oficial dos días después del último encuentro liguero. Además, despidió con agradecimientos a Marinkovic, que en los próximos días firmará su regreso al Partizan, mientras la opción de que Ivanovic siga en su banquillo gana enteros.

Una vez quede resuelta la figura del entrenador, el puesto de base pasará a ser el principal centro de atención de una configuración que debe estar preparada para afrontar otro ejercicio con una exigencia colosal. Situados en esta tesitura, lo primero que se les viene a la cabeza a los encargados de confeccionar el nuevo plantel vitoriano es la imagen de Codi Miller-McIntyre. El Baskonia tiene a su favor el hecho de tener atado por contrato al director de juego estadounidense para la próxima temporada. Se trata de un jugador seguido por varios clubes europeos, lo cual mantiene en vilo a la entidad azulgrana. La posibilidad de ingresar dinero por un posible traspaso siempre se contempla en las oficinas azulgranas, pero también se es consciente de las dificultades de hallar relevos en un puesto de base de reconstrucción siempre delicada. Mantener a McIntyre en las filas azulgrana dependerá de la ambición de los posibles pretendientes y de la disposición baskonista para dar un paso, todavía pendiente, para mejorar su contrato, tal y como sucedió en su momento con Markus Howard o Tadas Sedekerskis.

McIntyre es la joya que más brilla en el escaparate azulgrana una vez blindados el escolta de Morristown y el capitán. El conjunto azulgrana sabe que, pese a la buena predisposición del estadounidense por continuar en Vitoria, su actual contrato es un pasillo despejado para que los clubes más poderosos del continente vuelvan a arrebatarle valores preciados del interior de las paredes de cemento del Buesa

Por el momento, el Baskonia actúa con frialdad en la definición del futuro de su mejor base. La necesidad de buscar una estabilidad con su último referente en el puesto es clara. Además, la tenencia del pasaporte de Bulgaria es un valor añadido dentro del inflexible marco de contratación de la ACB. Por contra, su continuidad debe ir acompañada de la contratación de al menos un jugador que le haga competencia y le otorgue un mayor descanso al timonel nacido en Carolina del Norte.

Conjugar las consabidas limitaciones económicas con el aumento de la competitividad en la posición vuelve a convertirse en un ejercicio de malabarismo que requiere un buen análisis previo del mercado. Las salidas de Chris Chiozza y Jordan Theodore no pillan por sorpresa a ningún aficionado al baloncesto. Tampoco, que los esquemas de plantillas con al menos tres bases son el primer paso en la actualidad para poder compaginar de la mejor manera posible la Euroliga y la ACB. Esa es la forma que el Baskonia ha buscado en los últimos años, pero que tan solo ha logrado de forma exitosa en los meses que coincidió la dupla de Darius Thompson y Pierriá Henry.

El tridente que conformaron años atrás Luca Vildoza, Marcelinho Huertas y Jayson Granger escenificó la importancia de tener a varios jugadores involucrados en la rotación para que los contratiempos físicos mermen lo mínimo posible el rendimiento del equipo. La campaña anterior, con Larkin como dueño y señor del timón, se echó en falta un firme escudero a su lado. Theodore, Chiozza y Mannion no lo han sido, con lo que la dirección azulgrana saltará al mercado con ganas de redimirse.