Matteo Spagnolo | Base del Alba Berlín
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Matteo Spagnolo | Base del Alba Berlín
«Casi todo el mundo recuerda la bronca que me echó Pablo Laso, pero me hizo mejorar»Matteo Spagnolo (Brindisi, Italia, 2003) tiene el aplomo de convivir con algunas críticas desde niño. El italiano fue noticia con 12 años por anotar 78 puntos en un partido. A los 15 fichó por el Real Madrid y a los 16, se llevó una bronca ... viral de Pablo Laso que él mismo menciona en cuanto escucha el nombre del vitoriano. «Casi todo el mundo lo recuerda».
– «Si quieres seguir botando el balón, ¡te compras uno!», le dijo.
– No fue muy fácil, te quedas ahí que no sabes ni a dónde mirar. Pero sales a la cancha intentando cumplir lo que te ha dicho. Hay que coger fuerza y orgullo y saber que las broncas te hacen mejor. Y no es algo malo, es algo que hay que tomar por positivo.
– ¿Le ayudó el consejo de botar menos?
– Sí, porque antes cuando subía el balón, hacía muchos cambios de mano y pocos de ritmo. Y me hizo entender que con un solo cambio de velocidad se genera mucho más que botando de una mano a otra.
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– Una de las muchas enseñanzas que lleva desde muy joven.
– De los 3 a los 12 años jugué en un club de Brindisi y al año siguiente me fui al equipo de mi padre. Jugaba al lado, en Mesagne, en cuarta división. No era algo increíble, pero para mí era el mejor. Me enganché al ver sus partidos y jugaba con él en una cancha que había junto a mi casa y que todavía la uso para entrenar en verano. Y desde los 6 años empecé a ver mucho la NBA. La verdad que más que la Euroliga.
– ¿Resúmenes de los partidos?
– No, los partidos de las 2 o las 4 de la mañana. Lo hacía a escondidas de mi madre, que quería que durmiese toda la noche para llegar fresco al colegio. Pero mi padre lo sabía y me guardó el secreto. Luego nació mi hermana, que ahora tiene 17 años y es muy buena. La eché de menos cuando a los 13 años me fui a Stella Azzurra Roma y desde los 15 a los 18 en el Madrid.
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– ¿Cómo es vivir en el caos de Roma?
– Para mí fue más fácil que para mi madre. Sufrió mucho. Esos años no me lo decía pero ahora ya sí. Yo al final tenía muchísima ilusión de jugar a los niveles más altos. Vivía en una residencia con muchos chicos, jugábamos cinco horas al día a baloncesto y vivía en la ciudad más bonita del mundo. Hay muchísimos coches y hace mucho calor en verano porque no tiene el mar. Pero nada es perfecto.
– Luego estuvo en Cremona y Trento, en el norte. ¿Cómo es ese pique entre la gente del norte y el sur?
– Son diferentes costumbres. Hay gente que cree que los del sur somos más de cabeza libre, menos pendientes del trabajo, de estar mucho en la calle, de estar mucho de cachondeo. Y en el norte que es el sitio de trabajar y gente que se toma la vida más en serio. El sur de Italia es super bonito y la gente va en verano o vacaciones, y a trabajar al norte. Ahí tenemos que mejorar como país.
– Salta a la fama por un partido de 78 puntos.
– Ganamos 84-81. Luego hubo otro, la final de la región de Apulia, que metí 77 pero perdimos 81-84. En esos años no le daba mucha importancia a mis actuaciones hasta que salieron unas cuantas noticias y me di cuenta de que hice algo que la gente no hacía todos los días. Salió una noticia en una página de Facebook, que se llama 'La Giornata Tipo', y ponía: 'El jugador del día no es Curry, no es LeBron James, es Matteo Spagnolo'. Yo ya tenía móvil ahí y no me tomé muy bien los comentarios que había. Muchos decían que este era el problema del baloncesto formativo. Que no pasan el balón, juegan solos. Contesté a uno diciendo que solo pensaba en hacerlo lo mejor posible para que el equipo ganara. Ahora ya sé que ahora no tenía que haber contestado.
– ¿Siempre era el mejor del equipo de pequeño?
– En Roma ya había jugadores de mejor calidad pero se veía mi talento. El entrenador del primer equipo pidió un permiso porque tenía 14 años y se supone que hasta los 15 no se podía jugar como profesional. Lo hice muy bien contra el Madrid en los torneos de La Orotava (Tenerife) y Belgrado, me llamaron y al llegar fue… No sé si decir complicado. Cuando llegas a un sitio donde todo el mundo es bueno, ahí tienes que hacer algo distinto para que tú sigas siendo bueno, no ser uno más. Pese a todo creo que siempre he tenido la cabeza donde tenía que estar y no he dejado de trabajar para ser buen jugador. Me desarrollé muy bien ahí en los tres años que estuve en la cantera. En el primer entrenamiento con Laso no me enteré de mucho, pero bien (risas).
– ¿Y por qué decide irse del Madrid?
– En mi primer año de profesional buscaba jugar mucho y desarrollarme como jugador. Me fui cedido a Cremona a la Primera liga italiana, tenía 18 años y fui el base titular. Esto me ayudó muchísimo. Es difícil tener un hueco tan grande a esa edad. Al año siguiente, en Trento, ya jugué en Eurocup. Quería dar un paso adelante y la propuesta del Alba me gustó mucho desde el principio.
– ¿Por qué cuesta tanto que los jóvenes jueguen en la Euroliga?
– Probablemente un entrenador tiene más confianza en un jugador con experiencia que en un joven con mucho talento pero que se equivoca. Los veteranos hacen menos errores. Lo más complicado para nosotros es tener la oportunidad de cometer un error y seguir jugando. Tenemos que aprender de ellos. Y si no has jugado mucho en la Euroliga, haces errores que el que lleva cinco años no hace. Para jugar, hay que tener un entrenador que además de ganar quiera que tú te desarrolles como jugador.
– Pero el entrenador necesita ganar porque si no le despiden.
– Sí. De esto me entero. Pero yo no creo que el jugador que tenga más experiencia sea el que te haga ganar. En el baloncesto hay que meter el balón por el aro y hay muchos jóvenes que tienen esa capacidad y juegan muy bien. Solo hay que dar oportunidades.
– ¿Qué le diría a la Euroliga para que garantice que el Alba Berlín mantenga la plaza el año que viene?
– Es un club que se toma todo muy en serio, con buena gestión y que quiere desarrollar jugadores jóvenes para subir su nivel. Equipos así hay muy pocos.
– Los Timberwolves tienen sus derechos NBA tras el Draft de 2022. ¿Es su próximo salto?
– Siempre ha sido mi sueño pero antes estaba más obsesionado. Estoy muy contento con los pasos que he dado hasta ahora y tengo más claro que lo importante es vivir el día a día. Si trabajo bien sin pensar demasiado en el futuro, al final voy a tener una oportunidad.
– Su perfil de jugador es de los que gustan al Baskonia.
– De esto no puedo hablar mucho (risas). Baskonia es un equipo que miro desde hace mucho tiempo, le tengo mucho respeto y me gustó cuando jugó allí Darius Thompson. Cuando era pequeño le iba a ver jugar en Brindisi. Recuerdo a mucha gente que decía que no tenía personalidad porque no mostraba demasiado sus emociones sobre la cancha. Pero para mí, y lo decía mi padre también, era un jugador diferente. No mostrar emociones no tiene que ser algo negativo. Yo como jugador, tampoco muestro mucho, vaya la cosa bien o mal. Estoy siempre con la misma cara. Llevo la alegría por dentro. Darius igual hace un mate y se queda con cara de no haber pasado nada. Le conozco porque coincidimos muchas veces en Brindisi al estar casado con una italiana. Es un gran base y buena persona.
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