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Para los que somos de la casa baloncestística es una satisfacción ver cómo los destinos de este deporte están regidos por dos exjugadores. Antonio Martín, ejecutivo máximo de ACB, fue un gran jugador de recorrido corto. Duró poco en la familia y, como otros grandes jugadores, su paso por las canchas no condicionó su futuro. En cuanto se quitó la camiseta, su vida profesional acometió otros proyectos. Su vuelta fue consecuencia de su prestigio como gestor en campos ajenos al balón. El caso de Garbajosa es diferente: como jugador su carrera fue larga y, desde luego, comprometida. No dudó nunca en acudir a la llamada de la selección, a riesgo de ver peligrar su carrera profesional como consecuencia de alguna lesión grave. Tras su retirada se enroló en la tripulación de la Federación, en la que aprendió lo suficiente para llegar a la presidencia tras un oscuro pasaje de ésta, que algún día se conocerá.
En los desacuerdos que se avecinan, como mínimo tendremos la cordialidad que requiere cualquier negociación. Hasta el momento todo parecía en calma, pero la chispa la ha hecho saltar otro buen exjugador. Resulta que Querejeta, desde su posición de presidente del Baskonia, sale a la palestra y dice no a la ampliación a 20 equipos de ACB. Es curioso que los exjugadores sean los mantenedores del conflicto. Mientras, una larga lista de presidentes, gerentes y directores generales de cuello blanco se oscurecen tras la sombra del presidente baskonista. ¿Dónde están los rectores del Barcelona, Madrid y Valencia, éste como máxima esperanza de gran club, para presionar sobre un tema tan importante?
La ampliación de la ACB, además de inviable por calendario, lo es más por presupuestos. ¿Cómo puede ser una competición fuerte con más de la tercera parte de los clubes endeudados? ¿En qué cabeza cabe que cuando el virus está dejando al país sin recursos el baloncesto profesional amplíe su nómina? De pactarse la ampliación, la competición será diferente: dividida en dos grupos, eliminando los play-off o con alguna idea, siempre peor que la actual, que nuestros exjugadores pacten a regañadientes.
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