Si Joan Peñarroya monta un circo, le menguan los gigantes. El técnico debe de andar masticando el bocado más agrio desde que el «ruido», según él, sobre su inminente destitución más cobra el rango de estruendo. Si ya debe de resultar enormemente ingrato calzar sus ... zapatos, en terminología argentina, el colmo adquiere proporciones mayores por la exigua tropa que le resta después de tantos percances físicos. El mismo ejército civil reducido casi a la mínima que le tributó un homenaje anteayer por su conmovedor empeño y resiliencia desde la inferioridad en el faraónico OAKA ateniense hasta reventar sus limitadas fuerzas.
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El Baskonia de un técnico de quien ya se habla más en pretérito que en presente, según -nadie se engañe- de los movimientos del club, acude a la cita de Andorra literalmente en cuadro. Disminuido, sobre todo, en la batería interior. Aún quedaba la esperanza de que Khalifa Diop se sumara al grupo para el compromiso de Andorra, pero tampoco cabe alegrarse por esa hipotética noticia. El pívot senegalés permanece en Vitoria, aquejado de dolores en la espalda, y el exiguo equipo se enfrenta hoy al de Lezkano con el mismo arsenal deportivo que compuso el acta visitante en la capital griega.
Es decir, con sólo dos pívots puros si Chima Moneke se mantiene como espectador en el banquillo. En el mejor de los casos tal vez pueda contribuir con una parte de su habitual energía a la causa que defienden cerca de los aros Matt Costello y Maik Kotsar. Porque, además, Peñarroya tampoco dispone de dos aleros altos como Rogkavopoulos y Dani Díez, con escaso protagonismo hasta la fecha pero cuyas ausencias se notan a la hora de dosificar los esfuerzos y ayudar en el rebote.
De este modo, y con dos bases que hallan severas dificultades para generar baloncesto en media cancha, el veneno vitoriano se reduce fundamentalmente a la aportación de sus dos escoltas. Howard, capaz de unir rachas sobrenaturales a quien los rivales le atacan por su escasa estatura y debilidad defensiva. Y Marinkovic, hombre que desde el año pasado elevó su peso específico dentro del grupo alavés.
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Difícil tarea la que aguarda al Baskonia en la pista de un adversario con el viento de cola o la inercia positiva tras enlazar dos triunfos, el último en Badalona. El típico compromiso que, no sin trabajarlo desde luego, se merece el pronóstico de un '2' en la quiniela antes de la primera pelota al aire. Pero que en las circunstanciales actuales, en plena espiral derrotista, con el entrenador junto a la puerta de salida y un grupo comido por las bajas, aparece como una seria amenaza.
Se trata de eludir la quinta derrota consecutiva tras la semana aciaga en Betoño por las visitas de Bayern, Zalgiris y Unicaja más la lógica caída de un equipo repleto el viernes de orgullo, dignidad y carácter ante el caro plantel del remozado Panathinaikos. El proposito es el de no perder cuerda en la ACB que se sume al deficiente inicio europeo.
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