
Vuelve la exigencia
Euroliga ·
El Partizan solo necesitaba ese bien escaso que se llama 'tiempo'Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Euroliga ·
El Partizan solo necesitaba ese bien escaso que se llama 'tiempo'De todo lo que echamos de menos no sabemos si es lo que vivimos o lo que deseamos que vuelva a suceder una vez más. ... Se antojan demasiadas estas dos semanas sin competición europea –de nivel– para ratificar que la Euroliga tiene un 'algo especial' que la fortalece jornada a jornada. Tan cierto como que en estos días pasados algo de baloncesto FIBA se ha visto, ha sido cuando nos hemos dado cuenta de que sigue habiendo evidentes diferencias sobre todo en cuanto a intensidad, ritmo y vertiginosidad se refiere.
De Partizan en concreto, intuíamos al inicio de la temporada que le costaría tener hechuras de equipo sólido y más cuando cambiaron todos los vinilos con los nombres de sus jugadores en el vestuario. Todos. Plantilla renove, tal cual, con la seguridad de tener perfiles dibujados en el patrón de un traje que tenía que encajar sí o sí en las maneras de pensar y actuar de Zeljko Obradovic. Solo necesitaba ese bien escaso que demandamos cada día que se llama 'tiempo'. Tiempo en cancha, en entrenamientos, hacer y corregir, exigir, volver a hacer y volver a corregir, competir, exigir más, mejorar, mirar a los ojos, aprobar y exigir más, volver a competir. Ese es el estilo Obradovic, que va siempre más allá del resultado.
Desde fuera da la sensación de tener pocas dudas porque si algo hemos aprendido quienes seguimos la trayectoria de Zeljko – permítame tutearle como si fuera ya de la casa– es que fija una huella clara en sus equipos. Son reconocibles y logran algo bastante complicado: saber qué te vas a encontrar cuando te vas a enfrentar a su equipo. Para bien o para mal, Zeljko está consiguiendo en estas semanas sobre todo, que su Partizan funcione como entiende él que debe ser el baloncesto actual: agresivo, veloz, físico y con la capacidad de detectar la debilidad del rival para atacarle sin pedir permiso, castigarle una y otra vez hasta que vuelva a aparecer otra debilidad y capturar sin soltar la pieza del rival para dejarle sin escapatoria alguna.
Pienso en alguno de esos mensajes que los entrenadores colocan en la pizarra de sus vestuarios y me imagino una frase que está rodeada con rotulador de punta gorda de color rojo que grita desde dentro: 'Ni un solo respiro'. Y me imagino a los dos Jones; Carlik y Tyrique, mirándose fijamente a los ojos conciliando una estrategia común frente a sus rivales, a Marinkovic afilando sus dedos para tirar en cuanto tenga la menor ocasión, a Lundberg abrochándose con suavidad sus zapatillas para después romper el ritmo cuando menos te lo esperas, a Davies atándose la cinta del pelo imaginándose el aro como una diana, y a Washington, Lakic, Brown, Ntilikina, Mike y Pokusevski esperando su oportunidad para salir a la cancha como si fuera la última posesión ganadora del partido.
Esta jornada tiene aspecto de incógnita para todos los equipos sin excepción. Pero sí que en Belgrado se volverá a encender la pista con esa sensación de bienvenida a un juego donde se quiere que vuelva a ser vibrante, intenso y esforzado. A ser posible, que el marcador no moleste demasiado para pensar únicamente en que cada una de las posesiones sea vivida al 110%, sin excepción. Obradovic exige ir una a una, cada fase en ataque es tan importante como la siguiente en defensa. Así, hasta lograr el mayor número de posesiones positivas. Desde fuera es exigente. Desde dentro lo es mucho más. Seguro.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
El ciclista vasco atropellado en Alicante murió tras caer varios metros al vacío
Alejandro Hernández y Miguel Villameriel
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.