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Para obtener brillantes respuestas hay que ser también muy brillante en hacer las preguntas correctas. Hay además interrogantes que te paralizan, otros que directamente te empujan a actuar sin dilación. Todas las cuestiones sirven, hasta las más obvias que nos las deberíamos hacer más, pero ... aquellas que realmente apuntan al centro, centro de la diana, son las que nos obligan a reaccionar de verdad.
En este momento a mí se me ocurre: ¿Y ahora qué?. Puedo pecar de ser poco original e incluso excesivamente obvio, pero en esta última jornada de esta fantástica Euroliga, que en este último encuentro de la liga regular, nos preguntemos ¿Y ahora qué? nos puede ayudar a entender la naturaleza misma de la situación.
Después de 33 jornadas pensando exclusivamente en qué y cómo hacer para vencer al equipo contrario, resulta que en este último partido esta cuestión tiene todavía mayores hechuras de importancia. Lo es para ambos equipos porque ocuparían tras el triunfo la octava plaza, en el Virtus porque viene de una inoportuna serie de seis derrotas consecutivas y en el Baskonia porque certificaría una temporada notable con un premio que le viene de perlas en su proyecto.
El Virtus se hizo esta pregunta cuando tuvo que poner un nuevo entrenador, Luca Banchi, al inicio de la temporada. La respuesta ha sido que tras aquellos grises augurios del comienzo su equipo ha estado entre los puestos de privilegio de la Euroliga. Tanto es así que ahora sorprende que esté en este límite entre una sonrisa esbozada con cierta amargura por lo no obtenido como parecía ser. Su actual ¿Y ahora qué? resuena al último esfuerzo a realizar por lograr esta oportunidad que le brinda este nuevo formato de la Euroliga. Obliga además a retomar ese juego que está a caballo entre lo disciplinado y lo liberado de normas que ha mostrado en estos meses de competición. Banchi ha dejado hacer a sus jugadores repletos de talento hasta el punto que vistos los resultados obtenidos optaron incluso por reforzar aún más el equipo. Zizic y Lomazs han apuntalado la plantilla precisamente para seguir en estos puestos de privilegio.
Cualquier vistazo a la plantilla a estas alturas no tiene mucho sentido sino más bien comprobar quiénes son los puntales sobre los que se erigirá el partido de esta noche. Está muy claro. Shengelia, Hackett y Belinelli levantan la mano de la jerarquía y el equipo les busca, les necesita y ellos asumen su rol. Belinelli renueva su talento, por poco espacio de tiempo porque la edad no ayuda, pero sigue comandando los partidos cuando se tiene que estar, en el momento en el que las estrellas deben aparecer. Hackett pone la energía, mucha, y lidera una manera de comportarse en defensa que cunde en el rendimiento del resto. Shengelia está en ese momento de madurez donde por fin reconoce cuándo y dónde es importante y cada vez lo es más, insisto, por fin.
A partir de aquí, Banchi moldea la estructura. Si necesita más talento exterior con Lundberg en el campo, el equipo encuentra una manera de atacar equilibrada desde el tiro exterior hasta el 1x1 vertical, Dunston y Mickey ponen el músculo en el campo, mucho físico y la veteranía suficiente para estar en el momento justo para impedir la acción del rival. Y Polonara, Dobric y Abass, junto a Pajola en el base, aportan frescura en el exterior cada uno a su manera, generando los espacios para el tiro exterior o para la verticalidad hacia el aro. Cualquier decisión será importante y cada una de ellas encontrará la respuesta idónea a ese ¿y ahora qué? de cada posesión de este partido final.
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