Paso firme a lo colectivo

Dificultad que viene además empañada por una trayectoria pasada que no cumplió precisamente con las expectativas inicialmente planteadas, de la misma manera que había ciertas distorsiones en cuál era ese objetivo común. El Barcelona tuvo claro, y eso que no fueron los mejores momentos para tomar decisiones importantes, que el reto seguía siendo mantener su objetivo común: llegar como mínimo al Top8 de la Euroliga y a su Final Four, y la final ACB, y levantar alguno de los trofeos.

Tan claro, recalco, que apuesta por renovar su equipo desde el banquillo, con Joan Peñarroya, y con un quinteto de jugadores que se complementa perfectamente con aquellos que continúan de la temporada anterior, que conforman sin duda una de las plantillas más completas de toda la Euroliga.

Probablemente el verdadero interrogante se sitúa en el interior del propio proyecto. Esta plantilla tiene prácticamente todos los componentes que debe tener un equipo que debiera aspirar a todo: liderazgo en cancha, jerarquías para los momentos importantes, capacidad física y atlética, talento y desparpajo, veteranía y experiencia junto a juventud y ambición, versatilidad y equilibrio en ataque y en defensa. De todo.

Estoy convencido de que muchos de los entrenadores de esta competición desearían un equipo así, a priori al menos, de la misma manera que cualquier entrenador sería consciente de que tiene piezas y estructuras más que suficientes para garantizar un alto nivel competitivo en todo lo que dura un partido.

Si es así, este Barça debería ser más sólido que el año pasado, más agresivo, más intenso y sobre todo más importante en los momentos donde debe ser muy importante. De momento saber que cuentas con jugadores como Punter, Parker, Vesely, Satoransky, Willy, Abrines, Núñez y Darío te da solvencia ofensiva de diferentes características: verticalidad, tiro exterior, versatilidad, juego de espaldas y de cara. Si le añades a Anderson y Metu, tu capacidad física aumenta considerablemente además de tener talento para solventar sus decisiones, si cuentas con Fall e incluso Sarr, tienes a doce jugadores listos en cualquier momento para rendir con suficientes garantías individuales en cada encuentro. Este es el reto, traspasar esa línea delgada que traza la frontera entre lo individual y el colectivo, que es el principal objetivo de Peñarroya desde su llegada: lograr que una plantilla así se convierta en un Equipo.

De entrada está entre las primeras posiciones, con un juego que respira tips que Peñarroya coloca entre sus ideales: generemos buenas situaciones de tiro, con movimientos bien estudiados, a cambio de un esfuerzo físico y defensivo mayor. De entrada en ataque, las soluciones están llegando con más facilidad, en defensa es donde el equipo aún tiene un mayor margen de mejora.

La baja de Laprovittola lastra eso que en el deporte valoramos como lo imprevisible, pero permite que otros jugadores asuman mejores roles y quizá mayor sentido colectivo, ese que se necesita para dar sentido a eso que se llama un Equipo, con mayúscula.