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El Barcelona de baloncesto se asemeja a un proyecto efervescente, permítame decirlo, en una nueva etapa comandada por el staff técnico que dirige Roger Grimau tras la salida de Saras Jasikevicius. En aquellos tiempos, el Barça era un equipo que acumulaba tanto talento como sujeción ... a un modelo estructurado, abonado a la máxima disciplina y al estricto cumplimento de las decisiones desde el banco. Desde fuera, claro, daba la sensación de que rendía por un conjunto de individualidades que eran recursos sumados a la causa del máximo e inmediato rendimiento, aun a costa de minar ese propio talento individual que en muchos casos llegaba a decidir partidos, o no.
Parece que este Barça de Grimau ha liberado esta ebullición y está encontrando un camino donde sigue su firme apuesta por el talento a cambio de pedir el esfuerzo y el compromiso de ser un equipo más sólido en defensa y en responsabilidad individual, que abre más la pista, siempre en beneficio del colectivo. Es más una especie de acuerdo expreso entre lo que cada jugador puede aportar al grupo y una manera de guiar ese acuerdo por unas líneas comandadas por el ritmo, la velocidad, las tomas de decisiones individuales y sacar lo mejor de cada uno.
Cada jugador está puesto en el sitio que corresponde a sus características, o no. Me explico: Satoransky y Jokubaitis marcan el ritmo y la velocidad del equipo para llegar cuanto antes al campo contrario. Laprovittola, Darío y Abrines tienen la orden de generar juego, desde su 1x1 y su capacidad para el tiro exterior. Kalinic y Parra son, depende, el equilibrio del juego tanto exterior o como refuerzo al interior. En el caso de Da Silva y Parker ejercen la función del '4' moderno, capaces de abrir el campo pero con fortaleza física para jugar por encima del aro. Y Willy Hernangómez y Vesely son el referente interior de la zona con mucho peligro en su 1x1. Todos juntos, en diferentes estructuras, generan tantas variantes como posibilidades dan sus propias características. Así puedes encontrarte a Vesely tirando desde el tiro libre o asistiendo cual base, a Willy tirando de tres, Satoransky al poste bajo si su base defensor es más pequeño que él y Kalinic o Parra escogen cómo jugar según quién sea su defensor, Laprovittola y Darío pueden hacer de bases si se requiere y Abrines siendo más vertical en el 1x1.
Todo esto muestra un Barça más versátil, veloz, impredecible porque cualquier jugador puede tomar una decisión tras haber generado una ventaja por sí mismo o buscada por sus compañeros. Grimau simplemente pone las condiciones para que sucedan, eso sí, siempre y cuando el equipo sea consciente de que en defensa, en solidez y en los pequeños matices del juego es donde se dan los triunfos de verdad.
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