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Desearía que no se produjera el debate que confronta estilo y calidad de juego con resultados. Lo sé, déjenme ser un iluso, prefiero tomar cierta distancia entre la preferencia por un equipo y observar el juego en el campo para reconocerme entre las identidades de ... los equipos y comprender mejor lo que sucede en la pista. El resultado, y más en el deporte profesional, sigue siendo la vara que mide el desarrollo y rendimiento de un conjunto, y sin entrar a juzgar si es justo o no, hemos de aceptarlo así.
Encontramos casos que relacionan juego con resultados, otros donde los resultados superan al juego y algunos donde el juego no acaba de abrazar con la suficiente fuerza al resultado. El Alba Berlín es uno de estos casos. Su juego nos ofrece un aspecto reparador para quienes entendemos el baloncesto como un continuo en el campo, con mucho ritmo e intensidad en defensa y ataque, donde el balón es protagonista por ser compartido en toda la cancha, donde el cinco contra cinco se convierte en un constante movimiento de jugadores, balón y espacios para encontrar la mejor ventaja posible y donde compruebas conforme pasa la temporada que los jugadores evidencian una evolución. Definitivamente, el Alba Berlín juega, y muy bien, a pesar de que el resultado pueda indicarnos que no es así.
No despreciaría en absoluto sus actuales nueve victorias, ya que a pesar de caminar entre rachas de derrotas, el club y el cuerpo técnico han mantenido y mantienen la creencia en su manera de interpretar el juego y cada partido es tomado con las mismas dosis de exigencia, talento individual y asociaciones colectivas e intensidad que cualquier otro. En otros casos, los equipos caen en la apatía colectiva y se dejan llevar; en el Alba, no. Siguen jugando los mismos movimientos, siguen su tendencia a llegar al campo contrario cuanto antes desde el momento en que recuperan el balón, continúan atacando con el mismo criterio tanto con como sin pelota y anticipan en defensa cada vez que les es posible. A veces, el marcador les premia con su puesta en escena, en otros momentos no sucede igual, y a pesar de ello siguen intentándolo, como si la temporada no tuviera punto final, viven el presente de cada partido sin pensar en el pasado y no más allá del futuro salvo para pensar que deben seguir mejorando su propuesta.
Sikma y Lo son los ejes sobre los que se construye el juego. Donde Sikma este año no está quizá al nivel excelso de otros y Lo emerge de una manera decisiva en ritmo, intensidad, porcentaje de tiro y tomas de decisiones. Ambos se buscan, se encuentran y son capaces de compartir protagonismo con sus compañeros para hacerles partícipes sin que nadie se sienta aislado. Sikma es el primer 'grande' en asistencias y está entre los pasadores de la Euroliga junto a los mejores bases. Lo ha mejorado su liderazgo en el base, tanto en decisiones individuales como colectivas, ha mejorado su tiro, es más vertical y su capacidad física le permite llevar un ritmo que se acerca al de los mejores bases de la Euroliga. Junto a ellos, la descripción se llama versatilidad, tanto exterior con Smith, Blatt, Olinde y la promesa real Procida como la interior con Lammers, el grande Koumadje y Thiemann. Individualidades que suman al equipo Y un equipo que hace mejorar a cada jugador. Así es el Alba.
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