José Manuel Calderón | Consejero de los Cleveland Cavaliers

«Seguimos apoyando a Khalifa Diop, físicamente es un jugadorazo»

– Dice Laso que jugar contra usted le hizo ver que se tenía que retirar.

– Lo hemos comentado varias veces y creo que hay más cosas que coinciden en ese momento (risas). Lo suyo ha sido cerrar un círculo. Cuando yo llegué fue cuando se fue de Vitoria y tengo ganas de ver al Baskonia compitiendo por todo.

– Se motivaría jugando contra él.

– Sí pero yo necesitaba poca motivación. Estar en la ACB de por sí ya era para mí una motivación. Fue un jugador especial por la forma de ver el juego y pasar. Siempre alguien en el que mirarse.

– ¿Mantiene aún la casa que compró en Bitoriano?

– Sí. En aquel momento me gustó mucho la zona, y era grande pero la tengo alquilada desde hace mucho. No me ha hecho falta, pero estoy contento de seguir teniendo un poquito de mí allí, porque al final fue donde me he criado.

– ¿Cómo fue su primer año en Vitoria sin familia y con 13 años?

– Ahora que lo ves desde lejos, bien. Pero fue complicado. Era una apuesta y maduras mucho antes de tiempo. Mis padres venían bastante desde Extremadura a verme los partidos, pero el día a día era ir a Coras, a Mendi a entrenar y a casa.

– ¿Algún día tuvo ganas de volverse a casa?

– Realmente no. Las primeras navidades fueron durillas porque volví a ver a todos mis amigos, estaba a gusto y me tenía que ir. Pero me metí al coche y para delante. Encantado.

– Cuentan que al final se acabó soltando.

– Hice piña con David Doblas, Paco Santana y Miguel Ángel Pichardo, que eramos los que vivíamos juntos. Y nos hicimos un tatuaje de un balón de baloncesto los cuatro para que quedar para siempre y luego cada uno un animal. Yo una pantera negra en el tobillo.

– ¿Cómo era un piso de cuatro chavales de 15 años?

– Una gozada. Vivíamos en el Hotel Achuri, en la calle Rioja y teníamos un tutor encima para que estuviera todo más o menos decente. Fueron años muy muy buenos porque teníamos que ir al colegio por un lado, a entrenar a otro y así. Nos movíamos y nos hacía estar vivos.

– Salió cedido varios años hasta que tuvo la oportunidad en el primer equipo y al final del curso 2002-2003, eliminados por el Unicaja, Dusko Ivanovic le reprocha públicamente un «movimiento defensivo totalmente erróneo» en uno de los triples de Bullock. ¿Cómo lo llevó?

– Bien porque son gajes del oficio y probablemente de esas pues habré fallado muchísimas, habré acertado en otras y me habré quedado a la mitad en otras. Así es la vida. La verdad es que no recuerdo exactamente la jugada, pero sí que es verdad que fue un año regular, con muchos cambios, venían del doblete y creo que al final tuvimos 20 jugadores. Pero cosas que pasan.

– Luego Ivanovic se le quiso llevar con él al Barcelona.

– Él estaba interesado, también el Madrid y otros equipos europeos, pero decidí irme a la NBA.

– Antes, estuvo a punto de perderse la dramática final del 2005.

– Me pasó el apendicitis contra Gran Canaria en los cuartos y al menos pude estar ahí y echar una mano como pude. Nos quedamos ahí cerquita, que me cayó la jugada final. No sé si lo podemos llamar jugada, tiré para adelante corriendo, corriendo, a intentar tirar en el último segundo. Ojalá hubiera tenido un poquito más de tiempo y hubiera hecho un buen tiro, pero bueno la verdad es que el partido lo perdimos en otras situaciones anteriores.

– ¿Cómo recuerda su salida a la NBA? ¿Dura como la de Nocioni?

– No, mi cláusula era mucho más baja. No había mucho que negociar. Era una experiencia que había que coger.Confiaba en mí mismo y si no siempre podría volver. Al final, estuve 14 años.

– ¿Echa en falta un último año jugando en Europa antes de retirarse?

– Para nada, lo tenía muy claro. Tampoco ganaba o mejoraba mi carrera. Después de un carrera tan larga, dejé la NBA porque me apetecía estar mucho más tiempo con mi familia y mis hijos y teníamos muy claro que nos queríamos quedar aquí por un tema educativo. No se me pasó por la cabeza volver en ningún momento la verdad y eso que sabía que el Baskonia y otros equipos sondeaban mi situación varios veranos.

– ¿Piensa en a menudo en aquel episodio de 2017 cuando fichó por los Warriors que luego serían campeones y al poco tiempo dieron marcha atrás?

– No le doy tantas vueltas. Yo firmé el contrato, tenía que ir a Chicago a unirme al equipo y estaba en Los Ángeles viendo el partido justo cuando se lesionó Kevin Durant y tuvieron que fichar un alero. Como yo tenía que jugar con ellos a los dos días, pues ya tenían hechas mis camisetas y luego me las mandaron por si las quería tener. Creo que ellos no sabían qué iban a hacer con ellas (risas). Las tengo por ahí, algunas se las di a la gente cercana. Había de todos los colores. Esto me hace firmar en Atlanta, juegas bien, te firman los Cleveland y juegas unas finales de la NBA y juegas con LeBron James. Al final nunca sabes. Lo bueno del deporte es que el que te gana es porque ha hecho lo mismo que tú, no hay trucos ni nada, solo que en ese momento está mejor. Luego ese miemo campeón puede pasar por otra situación.

– Cuando LeBron se haya retirado ya, ¿se le discutirá como posible mejor jugador de la historia por delante de Michael Jordan?

– Para mí ya está en esa conversación. Todavía seguimos buscando las cosas que no hace tan bien LeBron en vez de ver las cosas positivas. Es increíble que siga jugando así con la edad, al nivel que ha demostrado en los Juegos Olímpicos. Muchas veces con estos jugadores leyendas pasa en esos momentos que cuando deje de jugar nos daremos cuenta de la grandeza que tenía. Que tiene.

– ¿Es posible que acabe bien la historia de jugar con su hijo?

– Veremos, es difícil, pero creo que en esa casa lo llevan bien. LeBron a los 15 o 16 años dijo que iba a ser el mejor jugador y ya ha tenido más presión que nadie. Que el hijo esté ya en la NBA tan rápido ya es alucinante porque lo lógico o lo más normal hubiera sido que no hubiera llegado hasta donde ha llegado. Dice mucho de él. Lo seguiremos y a ver qué tal va todo. LeBron era el elegido y es algo que lo saben llevar y con lo que convive cada uno en su casa. Él pues va a tener más presión, pero ha hecho una parte muy complicada que es llegar donde está ahora mismo.

– ¿Se tiene presente al Baskonia en la NBA como referente europeo para exportar jugadores?

– No es solo Baskonia en sí, yo creo que hay muchos equipos que están consiguiendo tener jugadores jóvenes, que luego son capaces de jugar en el primer equipo y que luego hay muchos de ellos que son capaces de dar el salto, pero yo creo que eso es una de las cosas que ha hecho Baskonia siempre. El intentar acertar con esos jóvenes que eres capaz de formar y que luego hay algunos que juegan dos, cuatro años, otros que se quedan toda la vida allí, pero que son capaces de ser parte de tu equipo que es donde al final es lo que quieres.

– En los Cavaliers poseen los derechos de Khalifa Diop. ¿Confían en que acabe en la NBA?

– Nuestros scouts y mis jefes han estado visitándolo. El año pasado fue el único que no ha crecido por la lesión. Pero seguimos ahí apoyando y a ver si este año tiene con Laso sigue su desarrollo. Físicamente es un jugadorazo y poco a poco va haciendo más cosas sobre la pista y sintíendose más cómodo. Que pueda seguir creciendo y cuando llegue el momento veremos qué es lo que pasa.

– ¿Y a Trent Forest le conoce de estos años en la NBA?

– Hizo buenos partidos aquí. A ver cómo se adapta. Con estos jugadores, y más con los bases, nunca sabes. Pero tiene suficientes cosas como para poder ser un muy buen jugador. No sé si de 30 puntos o de 8 y 7. Es un buen jugador y seguro que Pablo es capaz de transmitirle lo que necesita el equipo y que sea un buen complemento para Howard y el resto. Creo que esa es un poco la clave.

– Este curso solo va a haber un español en la NBA, el peor dato desde 2002.

– Hay que estudiar el porqué. A ver si es algo pasajero. Aunque yo creo que lo raro es que hubiera tantos. Yo animo a todos a seguir trabajando, porque hay talento y a veces simplemente es cuestión de rachas. Los chavales de la siguiente generación están a muy buen nivel. Tienen muy buena pinta, como la teníamos nosotros así que igual no es una crisis sino cuestión de tiempo.

– Ahora la novedad es que hasta la Liga Universitaria puede llevarse a los mejores jóvenes europeos. ¿Qué pueden hacer los clubes ante este expolio?

– Apostar también por que los jóvenes jueguen más. Habrá igual que elegir antes y apostar más por algunos que por otros.Esa es una conversación que seguro que muchos clubes están teniendo, pero lo que está claro es que habrá que adaptarse. Es el nuevo método que hay en el mercado de fichajes y no queda otra.

– ¿Descarta por completo ser entrenador?

– Sí. Lo tengo claro. Es mucho tiempo y me apetece otro punto de vista. Y por mucho que quisiera, ya sería tarde. Me gusta lo que hago ahora, más en la parte de dirección y propiedad. Tomé la decisión en su día y solo me veo ayudando a algún jugador joven o al equipo de mi hijo.

– ¿Cómo se lleva que el reconocimiento de su carrera le llegue no solo por sus virtudes cómo jugador si no cómo persona?

– Siempre he dicho que para mí lo importante es que el día que lo dejé, no dejaba ningún enemigo. Había disfrutado de todo el mundo, había colaborado, tenía unas experiencias únicas y ese era un poco el objetivo. Al final en el baloncesto a uno le vas a gustar más, a otros menos, vas a ganar más, vas a ganar menos, pero eso es el deporte y es lo que tiene y al final lo bueno es quedarte tranquilo contigo mismo de que has hecho lo que has podido. Puedes haber fallado en algunas cosas o acertado en otras, pero yo creo que la otra parte es lo que para mí era inamovible. El hecho de poner siempre a mi equipo por delante, eso es mi persona, es cómo me han educado y eso es lo que realmente me queda de todo esto.