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Las aspiraciones deportivas del Mónaco, amparadas en su crecimiento presupuestario, suben al ritmo del suflé. En el Montecarlo del célebre casino deben de referirse a redoblar la apuesta. Mucho dinero, una plantilla de alto nivel que encabeza el exbaskonista Mike James y los resultados que, ... de momento, convalidan su aire de grandeza. Tanta que no cabe en las reducidas dimensiones de su pequeño pabellón. «Es un rival clarísimo de 'Final Four', no sólo de entrar en los 'play off'», comentó ayer Joan Peñarroya antes del último entrenamiento previo al vuelo. Y lejos de ceñirse a ese pronóstico, el técnico catalán avanzó un paso más: «Un aspirante a ganar la Euroliga».
Y el Baskonia viaja para enfrentarse a semejante hueso con la batería interior mermada, cuyos efectos padece desde el duelo doméstico con el Betis. Al avión que desplazó al conjunto azulgrana no subieron Hommes ni Enoch, descartados asimismo para el compromiso de la ACB el domingo en el Nou Congost. El preparador azulgrana confía en que ambos se reincorporen al grupo la próxima semana. «Steven ya se está entrenando a buen nivel en 'uno por cero'. Y sobre Daulton, sin muchas noticias más sobre sus molestias en la rodilla».
Sin embargo, Peñarroya opta por rehusar la venda antes de una hipotética herida. «Es lo que hay. Durante la temporada pasarán diferentes problemas y debemos de afrontarlos. No es la situación perfecta, pero tenemos jugadores polivalentes para poder competir». Un desafío que se complica a las puertas de la segunda semana con tres compromisos oficiales. Después de los encuentros contra el Mónaco y Manresa se asoman las citas continentales ante el Zalgiris y Barça y la visita del Girona (ACB) al Fernando Buesa Arena.
El Baskonia acude al Principado con el ánimo de revertir la débil imagen enseñada en Villeurbanne y Atenas, los dos desplazamientos de los que regresó con la derrota en el equipaje de vuelta tras aquel triunfo inaugural, que el técnico de Terrassa reivindicó ayer, en Valencia. Sendas citas en las que el descenso anotador del cuadro vitoriano desembocó en una caída de tensión atrás. Cuando el baloncesto dinámico y estético se atasca surgen los poblemas de adaptación al elevadísimo listón físico de Europa, acentuados por las ausencias de los dos lesionados.
Así lo entiende también Peñarroya, que recurrió a un ejemplo muy aclaratorio sobre el descenso del juego a la tierra. «Sabemos la teoría. Ahora hay que dar un paso adelante. Ser más sólidos en fases defensivas, en responsabilidades individuales en el 'uno por uno' cuando nos anotan fácilmente. Son debilidades que el rival aprovecha. Que se entienda esto bien. No significa que no podamos hacer tácticamente mejor las cosas en defensa».
Y aquí entra la metáfora que emplea el entrenador del bloque alavés para explicar esos lunares dentro de una campaña notable hasta la fecha. «La Euroliga es una competición muy física, muy atlética. Nuestro equipo es alegre, pero cuando el partido se va al barro, no es tan bueno como otros». Para compensar esa tara, el responsable del banco azulgrana pide «un nivel de madurez» que el cuadro vitoriano extravió en Francia y Grecia. «Ganar en esta competición fuera de casa es difícil, cuesta», recuerda a modo de advertencia.
El Mónaco sólo ha disputado dos de sus siete encuentros en la sala Gaston Médicin, ambos resueltos a su favor con el Anadolu Efes y Estrella Roja de oponentes. Que se postula en serio a retos mayores lo demuestran sus triunfos en las dos canchas griegas y Bolonia. Sergio Scariolo, técnico del Virtus, ya confesó a quien esto escribe que el bloque de Sasha Obradovic es un señor equipo. Un bloque de reluciente carrocería exterior con el máximo anotador del campeonato, James, y contundencia cerca de los tableros. Cuarto contra sexto hoy, batida de caza mayor.
Peñarroya se refirió al extimonel baskonista (temporadas 2014 a 2016 aquí de Mike) y fértil anotador como «uno de los jugadores estrella de la competición, un referente. Pero es que el Mónaco tiene muchos, así que no vamos a centrarnos en él». En este sentido hay expectación por la réplica de otro terremoto, el azulgrana Markus Howard. ¿Y Henry?, se le cuestionó al preparador catalán. «Cada día está mejor, más asentado. Aunque tampoco el partido de Atenas fue su mejor día», admite el jefe de recursos humanos de Zurbano.
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