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Carlos Pérez de Arrilucea
Jueves, 2 de mayo 2024, 12:06
El Baskonia pone ya las tapas de su vigesimocuarta Euroliga consecutiva después de un recorrido extenuante que arrancó el 6 de octubre con el duelo inaugural en el Buesa Arena ante el Real Madrid y terminó en el mismo escenario y con el mismo ... rival el Primero de Mayo. En el primer choque, con Joan Peñarroya al frente del equipo y en el último, con Dusko Ivanovic como comandante de una plantilla combativa, pero que chocó contra la realidad de un oponente gigantesco. Entre medias, meses de una larga travesía, un cambio sustancial de entrenador y varios movimientos de plantilla que no terminaron de resolver problemas apuntados desde el arranque de temporada.
A pesar de los contratiempos, el sello de marca del Baskonia queda fortalecido en su mercado favorito, el internacional. Después de cinco años de ausencia en los 'play off', vuelve a ser el incordio de Europa. Es el equipo que nunca aparece en los sesudos pronósticos de inicio de campaña para acceder al Top8, pero que ha terminado colándose entre los mejores, con un gasto en plantilla y un presupuesto terrenales. Eso sí, el acceso a una Final Four sigue siendo terreno poco menos que prohibido para un equipo de las hechuras del Baskonia. Pero no deja de ser un gustoso pellizco al orgullo ver caer con honores al plantel azulgrana en un campo de batalla que no han logrado alcanzar clubes de gran talonario como el Anadolu Efes, Armani Milán, Valencia Basket o el dúo belgradense formado por el Partizan y el Estrella Roja.
El cruce de cuartos ha sido cruento y un pleno de 3-0 en contra que deja claras las diferencias respecto a un Madrid de plantilla interminable y que ha encontrado su punto adecuado de forma en el momento en el que se comienzan a dilucidar los grandes títulos. Mientras, el Baskonia bastante ha tenido con exprimirse al máximo para alcanzar unos 'play off' en los que ha tratado de sobrevivir sin la participación de Chima Moneke. Y todo, con el correspondiente peaje del desgaste que tiene que abonar en la competición doméstica.
El Baskonia cierra la Euroliga con un balance total de 19 victorias y 20 derrotas. Su octavo puesto al cierre de la fase regular mejora el noveno cosechado la pasada campaña en el mismo tramo competitivo. En el sistema tradicional sería un escalón que le hubiera mandado a disputar los cruces de cuartos de manera directa. Sin embargo, la novedosa criba del 'play in' le llevó a sumar dos encuentros más de reválida ante Maccabi y Virtus Bolonia. En el primero, perdió la posibilidad de un cruce más asequible ante el Panathinaikos y a Chima Moneke. Frente a los boloñeses, golpeó a tiempo y con contundencia para ganarse un puesto en el Top 8. Para un ejercicio de 'basket-ficción' queda pensar qué hubiera sucedido en un hipotético enfrentamiento con el conjunto griego.
La meritoria Euroliga que acaba de cerrar el Baskonia revaloriza también a una plantilla cuya estructura va a contraestilo de la tendencia imperante en la Euroliga. Donde la gran mayoría de equipos apuestan por plantillas ultralargas con las que poder compatibilizar varias competiciones y mitigar lesiones, el club azulgrana sigue decantándose por un núcleo duro de ocho o nueve efectivos. En este punto, el brillo deslumbrante de algunos jugadores azulgranas va de la mano con la sobrecarga de protagonismo y un reparto de responsabilidades que caen sobre los hombros de unos pocos.
Codi Miller-McIntyre ha sido uno de los grandes hallazgos de la presente Euroliga, pero sigue sin contar con un compañero en el puesto de base que le dé la réplica o, al menos, cierto descanso. No lo fue Nico Mannion durante el tramo inicial de la campaña continental y tampoco han terminado de cuajar alternativas como Chris Chiozza o Jordan Theodore. Al menos, a ojos de Dusko Ivanovic, encargado de dar y quitar minutos desde que tomó las riendas del equipo a primeros de noviembre.
El curso continental ha servido para la confirmación de Markus Howard como arma ofensiva de destrucción masiva o la de Chima Moneke como jugador perfectamente válido para una élite europea que lo desdeñó la pasada temporada en Mónaco. Pero ha sido en el puesto de 'cinco' donde más se ha echado en falta una pieza más para apuntalar el gran trabajo de Matt Costello y la aportación de un Maik Kotsar más irregular en las últimas semanas. Tuvo que haber sido Khalifa Diop, pero su lesión en la mano lo dejó fuera de circulación desde primeros de febrero. Desde entonces, el Baskonia ha tirado con lo puesto, sin encontrar relevo en el mercado. Y así seguirá hasta el cierre de una temporada a la que le queda todavía una compleja y corta carrera por alcanzar los 'play off' de la Liga ACB.
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