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Josean Querejeta y Joan Peñarroya, durante la Copa del Rey de Badalona. Rafa Gutiérrez

El imprescindible círculo de confianza en el Baskonia

Banquillo ·

Josean Querejeta necesita sentir la sintonía con los entrenadores para encomendarles los proyectos

Ángel Resa

Viernes, 9 de junio 2023, 13:25

El Baskonia es un club con un talante especial, como cantan Los del Río sobre el color de Sevilla. El edificio azulgrana suma plantas superpuestas desde los cimientos hasta lo alto, dispone de una estructura profesional que deja con los ojos cuadrados a tantas entidades, ... diversifica el modo de obtener recursos, ha creado una red de complicidad con las instituciones, abre cada mañana una tienda céntrica de dos pisos y en su inventario cuenta con una ciudad deportiva y hasta una universidad.

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Josean Querejeta accedió al cargo mayor hace casi treinta y cinco años y confía en un núcleo duro para macerar las decisiones, desde las económicas hasta las baloncestísticas. Una guardia pretoriana que cree sin fisuras en la cabeza pensante del proyecto y conoce –no hay margen de error– quién toma las decisiones. Después de escuchar a su consejo de expertos, el presidente toma una determinación u otra. Nadie duda de quién manda en las oficinas del Fernando Buesa Arena.

Durante fases muy extensas de su gobierno, Querejeta ha partido de una base incuestionable desde su manera de entender la ambición deportiva. El dirigente considera que la pirámide nace en la figura del entrenador, la pieza sobre la que debe de girar el acercamiento a los títulos o, al menos, la perseverancia en el tiempo con el fin de incordiar a los clubes garantes del orden establecido. Y de permanecer en la elite de modo continuo, sin dientes de sierra que han conducido en otros lugares a levantar algún trofeo aislado para caer luego cuesta abajo en sus propias rodadas. De ahí el firme empeño de conservar un asiento en el consejo de ministros de la Euroliga desde que contribuyó poderosamente a fundarla en el año 2000.

¿Adiós a Peñarroya?

Se intuye que al presidente el cuerpo, y sobre todo la mente, le piden un cambio en la banda del Buesa Arena

Viene todo esto a cuento según el paréntesis en torno a la continuidad o no de Joan Peñarroya en el banquillo de Betoño. Y flota la sensación de que en cada pétalo de la margarita por deshojar encuentra Josean motivos para concluir la corta, pero intensa, estancia del técnico catalán o, quizá, extender su ciclo. A favor del entrenador egarense juegan las formidables veladas de este curso a través de una lúdica trituradora ofensiva que se ha llevado por delante a emblemas mayores del continente, básicamente junto a la lumbre del hogar. Y también el acceso a un mercado donde los triunfadores tienen un precio. En contra, una defensa que la planta noble de Zurbano pretendía más rocosa y no asistir a las acusadas caídas de tensión competitiva en las citas capitulares de la temporada. Equilibra el platillo de las sensaciones placenteras una densa cuenta de resultados muy difícil de digerir en un ecosistema tan exigente como el del Baskonia.

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Otros preparadores

El mandatario necesita confiar en el jefe de personal que entra cada día al vestuario azulgrana. Torres más altas han caído en caso de no hallar esa sintonía que encarnó como nadie Dusko Ivanovic durante su primer y muy fructífero quinquenio. Cabe recordar que no renovó a Neven Spahija después del título liguero de 2008 –tampoco hace un año cuando el croata acudió como bombero y ninguna de las dos partes quería matrimonio– o que mantuvo en el puesto a Velimir Perasovic en 2019 tras caer el equipo vitoriano en cuartos de final ante el Zaragoza. En este sentido, la moneda de cara extrañaría casi tan poco como mostrando la cruz. Por cierto, en este párrafo figuran tres preparadores de idas y vueltas. Quienes, junto a Pedro Martínez y Sergio Scariolo, han protagonizado escenas de reposición en una imagen circular o con forma de bucle.

Se intuye que a Querejeta el cuerpo, y sobre todo la mente, le piden un cambio en la banda del Buesa Arena. Aunque hay opiniones diversas sobre el rendimiento de Peñarroya al mando del grupo, aficionados que han expuesto su voz en público –pero sin voto– parecen respaldar al de Terrassa. Es evidente que el 'resultadismo' le condena como también que Joan ha dotado al conjunto alavés de una identidad reconocible, creído de verdad en las rotaciones y devuelto el ánimo a una parroquia alicaída. Y hasta coherencia entre un plantel construido para correr y tirar y la forma de interpretar el baloncesto.

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Pero parece que el palco ha ido perdiendo ese hilo de complicidad con el banquillo. Todo puede caber a estas alturas –también el técnico se ve libre para seguir su carrera en otro sitio–, pero sí suena a conveniente dotar de cierta estabilidad a un puesto móvil los últimos años e inyectar confianza a quien lo ocupe.

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