Play off ACB

Howard es la solución y el problema del Baskonia

Apenas admite debate el hecho de que Howard ha resuelto a favor del Baskonia un número significativo de duelos que permanecerán por siempre en la memoria de los aficionados mediante decisiones individuales maravillosas. Sus dardos envenenados al filo de la navaja, el hipnótico cruce de velocísimos botes ante el defensor al margen de su envergadura o la valentía para confrontar un chasis de 1,78 metros en penetraciones de arabescos y escorzos.

Como tampoco conviene ocultar, y aún bulle en las mentes la cercanía del sábado, que encomendarse casi en régimen de monopolio al redentor toca el fluido colectivo. Ante el Joventut, su modo de amasar la pelota para irse hasta los 28 puntazos redujo las alternativas en ataque del conjunto vitoriano, en el que cuatro compañeros miraban atentamente las evoluciones del 'evangelista'. Sin olvidar las buenas contribuciones de los lituanos Giedraitis y Sedekerskis contra la Penya.

Escrito todo lo anterior, el Baskonia trasciende por mucho la figura de su magnífico tirador y ha vencido compromisos de primerísimo nivel sin Markus en la convocatoria o durante sus fases de valle.

La geografía de la canasta conoce el alto peso específico de la batería interior verdinegra. El cuadro de Carles Durán lo ha demostrado en los cuatro enfrentamientos con el Baskonia hasta la fecha y también otros adversarios han padecido ese don catalán. Virtudes que le permiten anotar dentro de la zona y rebotear –aunque en coger rechaces ayuda enormemente su alero fuerte Parra–, pero también generar juego desde el poste alto o combinar entre pívots en el alto. Asignatura en la que imparte su magisterio Tomic, que con sus distribuciones y asistencias desde la cabecera pronto sentó en el banquillo a Enoch.

El croata larguirucho no necesita anotar demasiado para constituirse en faro referente de su grupo. Así lo hizo anteayer en Betoño, donde Brodziansky asumió el gran protagonismo de los interiores visitantes con su versatilidad para dañar el aro alavés. Algo por dentro y, sobre todo, sacando a sus pares por su buena mano –pese a la extraña estética de su lanzamiento– desde la lejanía.

En la comparecencia de Peñarroya ante los medios informáticos tras la derrota en el duelo inaugural del play off, el entrenador egarense reconoció que temía la importancia del Joventut por dentro «y haber descuidado a Guy, que fue una fuga de agua». Más que un chaparrón, una tormenta con sus 36 puntos y nueve aciertos en dieciséis intentos desde el arco. Cierto que los pívots de la Penya, contabilizados los cuatro duelos directos de este curso, suman 40 de los 88 puntos verdinegros ante el bloque azulgrana. Y el póker interior de Zurbano sólo metió trece anteayer. Pero en este cruce de intereses entre Vitoria y Badalona existen otros dos factores.

Uno es Parra, el potente alero que se proclamó campeón de Europa con la selección española el último septiembre. El canterano ejerce de termómetro con sus medias de once puntos y ocho rebotes ante el Baskonia. Pero el otro, y no causa sorpresa por los precedentes, responde al apellido Guy. El tirador de Indiana, donde el baloncesto adquiere el rango de religión, sólo tuvo un papel discreto en el triunfo catalán más contundente. A la Copa me refiero, naturalmente, donde sólo contribuyó con diez tantos a la victoria local. Pero en la fase liguera regular ya había metido 16 y 14, antes de su traca del sábado que dejó olor a pólvora en pleno estado de trance.